Un año más, miles de personas se congregan en Stonehenge, el famoso conjunto megalítico al suroeste de Inglaterra, a unos 128 kilómetros de Londres. Druidas, turistas y hasta hippies toman el círculo de piedras para dar la bienvenida al invierno y ver el primer amanecer después del solsticio, la noche más larga del año en el hemisferio norte.
Todos ellos se asoman a ese momento en que los primeros rayos de sol atraviesan las gigantescas piedras que conforman uno de los monumentos prehistóricos más famosos del mundo. Este sábado, el sol poniente se sumerge por debajo del horizonte sobre el centro de la llamada "piedra del altar" y entre las dos piedras verticales más grandes (una de las cuales está ahora caída).
Stonehenge se construyó en las tierras llanas de la llanura de Salisbury por etapas, hace 5.000 años. El singular círculo de piedras se erigió a finales del Neolítico, hacia el 2.500 a.C., pero ¿para qué? ¿Con qué propósito se construyó? Pasan los años y esa sigue siendo la gran pregunta.
Una teoría ha sugerido que el monumento megalítico sirvió de calendario celeste, ya que los huecos de su anillo exterior de piedra están perfectamente alineados con los solsticios de verano e invierno. Otra plantea que se trató de un mausoleo; y otra habla de un lugar de curación.
English Heritage, organización benéfica que gestiona cientos de lugares históricos, entre ellos Stonehenge, recuerda otras. Desde que el círculo fuera un lugar de coronación de reyes daneses, hasta que se trate de un templo druida, pasando porque fue un ordenador astronómico para predecir eclipses y acontecimientos solares.
¿Un lugar "unificador" de los pueblos de la isla?
La última teoría "definitiva" la expone ahora un grupo de investigadores del University College de Londres y de la Universidad de Aberystwyth. En un artículo publicado en la revista Archaeology International, afirman que el yacimiento pudo tener algún propósito unificador en la antigüedad.
Se han basado en el reciente descubrimiento de que una de las piedras de Stonehenge procede de Escocia, cientos de kilómetros al norte del lugar. Expertos de las universidades de Curtin y Adelaida (de Australia) y de Aberystwyth y la UCL analizaron la llamada "piedra del altar", la única que yace plana en el centro del monumento.
Lo que encontraron es que esta piedra no procede de Gales, como se creía, sino de Escocia. Es decir, viajó más de 700 kilómetros. Pero el descubrimiento lleva a otra pregunta: ¿Cómo pudo recorrer esa distancia una roca que pesa seis toneladas?
Diversas rocas de diversos pueblos
Se sabía desde hacía tiempo que el resto de piedras de Stonehenge procedían de toda Gran Bretaña, incluidas las llamadas bluestones, las piedras más pequeñas del yacimiento que procedían de Preseli Hills, en el suroeste de Gales, a casi 240 kilómetros de distancia.
Esa variada geología tiene que significar algo. "El hecho de que todas sus piedras procedieran de regiones distantes sugiere que el círculo de piedra pudo tener una finalidad tanto política como religiosa", afirma el autor principal del nuevo estudio, Mike Parker Pearson, del Instituto de Arqueología de la UCL.
Es posible, plantea, que sirviera como "monumento de unificación para los pueblos de Gran Bretaña, celebrando sus vínculos eternos con sus antepasados y el cosmos". Según el profesor, "las similitudes en arquitectura y cultura material entre la zona de Stonehenge y el norte de Escocia tienen ahora más sentido".
Dice Parker Pearson que su investigación es como la ciencia forense. "Somos un pequeño equipo de especialistas en ciencias de la tierra, cada uno de los cuales aporta su propia especialidad; esta combinación de conocimientos nos ha permitido identificar el origen de las piedras azules y, ahora, de la 'piedra del altar'", explica.
Se cree que los antiguos agricultores de toda la tierra se reunían cerca de Stonehenge para celebrar un festín durante el solsticio de invierno, el 21 de diciembre, ese momento que marca el momento en que los días empiezan a alargarse de nuevo.