Anna Tarrés, mítica entrenadora de la selección española de natación sincronizada desde 1997 hasta 2012, ha hablado sobre sus exigentes métodos de entrenamiento que la llevaron al éxito y, a la vez, provocaron su despido del combinado español tras una serie de denuncias por abusos e insultos de 15 jugadoras que pertenecían, por aquel entonces, a la estructura del equipo.
"Yo creo que cómo lo hice y hasta dónde lo hice, era lo mejor que sabía hacerlo. Tengo la consciencia tranquila. El tiempo ha puesto todo en su lugar. Siento que fuimos muy exigentes, pero no entiendo otra manera de ganar el oro. Andrea Fuentes (actual entrenadora de natación artística de España) y yo nos entregamos en cuerpo y alma a un proyecto que no se sabe cómo empezó, o mejor dicho, no se sabía dónde llegaría con cero recursos al principio, solo buscándonos la vida", aseguró la propia Tarrés en una entrevista con Relevo.
La seleccionadora catalana, que fue indemnizada por la Real Federación española de Natación (RFEN) con 383.300 euros por despido improcedente, asegura que volvería a utilizar los mismos métodos porque "no había otra manera" de hacerlo: "Si me lo pedís ahora, lo haría diferente porque tengo un conocimiento... pero si tuviera que empezar como lo hice, seguro que haría lo mismo porque era cómo sabíamos hacerlo, no habría otra forma ni nadie nos enseñó. Estuvimos creando una manera que creo que, realmente, se adecuó al tema".
Por otro lado, Tarrés, que se exime de toda culpa, hizo referencia a los posibles escenarios que pudieron provocar las denuncias por parte de las nadadoras: "Si necesitas ayuda, primero tienes que saber pedirla y, entonces, puedes atacar ciertos problemas. Hay veces que si tú te pones una pared delante, pues eso es imposible. Quizá pudimos llegar a ciertas nadadoras de una forma más directa...".
Asimismo, Anna aseguró que los métodos utilizados en España son "postres" en comparación con los que realizan en China: "En China, hay que mantener una cara... pero dentro ha habido problemas como en todas partes. Yo siempre les he dicho que no se quejan, porque si yo tuviera la última palabra trabajarían incluso más. Si vienes a China, verás que lo que hicimos nosotros eran (en España) los postres, comparados con el régimen superestricto en el que están viviendo".
La actual entrenadora china desveló una conversación con su equipo previa a la final olímpica de París y desveló que a ciertas nadadoras "se le caían las lágrimas" tras comentar uno de los ejercicios en la capital gala: "Habíamos hecho un análisis del vídeo del ejercicio y les pregunté que cómo lo habían visto. Me dijeron que estaban mejorando... y yo les contesté que estaba fatal. A algunas de las se le caían las lágrimas. Tienen que estar preparadas para que les diga la verdad. No tengo ningún interés en decirles algo que no toca".
Por último, aseguró que se siente "la más vieja de la piscina" y no tiene ningún problema en corregir los fallos de los rivales: "Veo gente que ha estado todos los entrenado... sea del país que sea y me sale decirles que lo están haciendo mal, que lo arreglen. No tengo miedo de que nos copien y prefiero compartir. Tenemos un deporte que sí dependemos de los jueves, pero, sobre todo, depende del trabajo que te has hecho antes en casa".