Por qué deberías caminar hacia atrás y qué beneficios tiene, según varios estudios

En el verano de 1915, Patrick Harmon, un dueño de una tienda de tabacos de 50 años, se propuso un reto extraordinario: caminar hacia atrás desde San Francisco hasta Nueva York. Con un pequeño espejo de coche pegado al pecho para orientarse, Harmon recorrió los 6.300 kilómetros en 290 días. Al final del viaje, afirmaba que sus tobillos eran tan fuertes que "haría falta un golpe de maza para torcerlos". Aunque su declaración sonó exagerada en su momento, hoy en día investigaciones respaldan la idea de que caminar hacia atrás podría tener beneficios reales para la salud.

El caminar hacia atrás, también conocido como "locomoción inversa" en el ámbito académico, no es un concepto nuevo. Desde el siglo XIX, existen registros de personas que emprendían caminatas en reversa como parte de apuestas o retos excéntricos. Sin embargo, lo que alguna vez fue considerado una mera curiosidad ahora es objeto de estudios que exploran sus ventajas para el cuerpo y la mente.

Un ejemplo reciente de estas investigaciones lo protagoniza Janet Dufek, experta en biomecánica de la Universidad de Nevada, quien lleva más de dos décadas estudiando esta práctica. Según Dufek, caminar hacia atrás durante 10 o 15 minutos al día durante cuatro semanas puede aumentar la flexibilidad de los isquiotibiales y fortalecer los músculos de la espalda, clave para la estabilidad de la columna. En uno de sus estudios, atletas que sufrían dolor lumbar informaron una mejora tras incorporar esta técnica en su rutina.

El impacto positivo no se limita a los deportistas. Se ha descubierto que caminar hacia atrás puede beneficiar a personas mayores, individuos con osteoartritis, pacientes en rehabilitación tras un accidente cerebrovascular y personas con problemas de obesidad. Además, quema más calorías que caminar hacia adelante y reduce el impacto en las rodillas, lo que lo convierte en una herramienta útil en fisioterapia para aliviar dolores articulares.

La explicación está en la biomecánica. "Al caminar hacia atrás, hay una reducción en el rango de movimiento de la rodilla que puede tener algunos beneficios para las personas que se están rehabilitando de una cirugía de rodilla, por ejemplo", explica Dufek a la BBC. Esto protege las articulaciones y utiliza músculos diferentes, como los implicados en la flexión plantar. También se ha observado que esta práctica mejora el equilibrio y la coordinación, aspectos esenciales para prevenir caídas en adultos mayores.

El impacto en el cerebro también es notable y caminar hacia atrás activa la corteza prefrontal, área responsable de la toma de decisiones y la resolución de problemas. Un estudio realizado en los Países Bajos evaluó a 38 participantes resolviendo la prueba de Stroop, que mide la capacidad de concentración frente a información contradictoria. Los que caminaban hacia atrás mostraron tiempos de reacción más rápidos, lo que podría estar relacionado con el esfuerzo mental necesario para realizar una tarea no convencional.

Ya en la antigua China, caminar hacia atrás se utilizaba como ejercicio para mejorar la salud. En tiempos modernos, su aplicación ha ganado popularidad en Europa y Estados Unidos, sobre todo en el entrenamiento deportivo. Deportes de equipo y raqueta, que requieren movimientos ágiles hacia adelante y hacia atrás, han incorporado ejercicios de locomoción inversa para fortalecer músculos y prevenir lesiones.

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