Cómo comprender y desarrollar la intimidad en cada relación según dos psicólogos

Hablar de intimidad en las relaciones hace referencia a una sensación especial de cercanía con la otra persona, que se circunscribe sobre todo al terreno emocional y que tiene que ver con la tranquilidad y la certeza de que, en ese 'lugar', puedo actuar como realmente soy, expresar todo aquello que no muestro habitualmente.

Es cierto que en ese 'lugar seguro' en el que desarrollamos nuestra intimidad desarrolla sus propios códigos, siempre diferentes y siempre conectados con los dos miembros de la pareja. Para entender cómo se vive este espacio de las emociones, y cómo podemos desarrollarlo de la mejor manera hemos consultado a dos psicólogos que nos explican cuáles son los mejores 'ingredientes' y la manera correcta de 'cocinarlos'.

Intimidad emocional, física o intelectual

María José Arregui, psicóloga sanitaria del consultorio profesional online Estar Contigo Terapia, comienza exponiendo que "cuando hablamos de intimidad, nos referimos en realidad a esa sensación de cercanía con otra persona, especialmente una cercanía de tipo emocional. Es una sensación fundamental y tiene que ver con sentir que puedo hablar o expresar emociones que no muestro habitualmente en otros ámbitos ni con otras personas".

Pero no sólo se limita a la intimidad emocional, que también, sino que podemos desarrollarla en otros ámbitos, "como por ejemplo en el plano físico. Las caricias, los abrazos, cuando sentimos que el cuerpo nos invita a buscar ese contacto, es una señal de intimidad. Pero es que también puede desarrollarse en un plano más intelectual, que es cuando sentimos valores o pensamientos afines, comprendemos cómo piensa la otra persona y nos sentimos entendidos por ella".

En opinión de la psicóloga, "deben existir una serie de ingredientes que son imprescindibles para ayudar a generar esa intimidad tan necesaria. Eso que 'arma' la intimidad tiene que ver con sentir que esa otra persona representa un lugar seguro y confiable para mí. En este contexto, la honestidad es un principio insoslayable. También lo es evitar el juicio ajeno, y echar mano siempre del afecto, claves a la hora de generar esa cercanía que define la intimidad en la relación, de la que después parten otras situaciones".

Cada relación tiene sus códigos

Es importante tener claro que la intimidad de cada pareja sigue sus propios códigos, sus formas de expresión particulares y únicas, y pequeños rituales a través de los cuales se expresa. El psicólogo sanitario en Marbella, y escritor de los libros 'Hasta los cojones del pensamiento positivo' y 'Te estás jodiendo la vida', Buenaventura del Charco Olea comienza mencionando a Borges para ayudarnos a comprender qué es eso de la intimidad y cómo se desarrolla.

"Decía Borges que amar a alguien es 'construir una mitología privada con esa persona', y en mi opinión es una manera muy bella de recoger cuál es la idea", comenta Olea. Y añade: "Si lo que queremos es fomentar la intimidad, debemos tratar de entender de qué códigos está hecha la de nuestra propia relación. Eso es algo que sólo pueden conocer los miembros de esa relación, puesto que se trata de algo privado y único que sólo les concierne a ellos".

Tiempo: el ingrediente básico del que hoy nadie dispone (y debería)

Ventura del Charco continúa exponiendo desde el punto de vista profesional en qué consiste la intimidad: "es algo que aparece fruto de la sensación de conexión con el otro. Para crear una intimidad saludable y real, lo primero que necesitamos aportar es tiempo. La mala noticia es que hoy en día nos cuesta demasiado disponer de tiempo, es un bien demasiado preciado y escaso".

Y cuando el psicólogo entrevistado habla de tiempo, no se refiere a pasar horas haciendo algo en concreto, ni algo grandilocuente o planes organizadísimos, sino "tiempo para poder dedicarnos a charlar, a conversar antes de acostarnos cada noche… tiempo para compartir nuestros espacio físico y practicar el contacto".

A menudo asociamos la intimidad a grandes planes como cenas románticas o viajes carísimos y remotos. "Sin embargo, se trata en realidad de algo muy importante que se construye en lo cotidiano, en el día a día, en las distancias cortas y de una manera absolutamente real y sencilla. La intimidad proviene sobre todo del interés y la dedicación hacia el otro". El dinero que pongamos por medio no tiene nada que ver.

El valor de la naturalidad y la espontaneidad en la intimidad

Querer forzar la intimidad es un gran error. No se trata de mantener las apariencias, sino de todo lo contrario, de ser de verdad y construir unos cimientos reales y auténticos. Como explica Ventura, "lo fundamental es sentir que podemos estar abierta y genuinamente con el otro, sin forzar nada y sin tener que aparentar nada. Se construye de forma espontánea y natural, y sólo desde esa base se puede llegar a las situaciones de intimidad que funcionan".

Y añade: "la idea es poder abrirnos y mostrarnos tal cual, con claridad". Para conseguirlo, "lo más importante es crear entre los dos un ambiente de empatía, sin juzgar nunca al otro. Esto es más importante de lo que parece porque, si tememos ser rechazados, criticados o juzgados, difícilmente nos vamos a atrever a mostrarnos como somos".

Además de dedicarnos tiempo, y de generar ese ambiente de empatía sin juicios, hay otros ingredientes imprescindibles para que esa intimidad sea honesta y verdadera. "El cariño, la pasión y el contacto físico también juegan un papel crucial en la intimidad, sobre todo en la de una pareja. Por ello, debemos esforzarnos por crear oportunidades que puedan dar lugar a ella sin necesidad de forzarla".

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