El beso que no fue

Es la historia de un beso que no fue y del que no hay ninguna constancia gráfica, lo que no impidió que la noticia revoloteara por las páginas rosas y los programas del corazón.

Leonor, princesa de Asturias, que cada día despierta mayor interés en los medios, fue esta vez protagonista a su pesar de una información que la relacionaba en actitud cariñosa con un joven en medio de las fiestas del Carnaval de Salvador de Bahía. Normal como la vida misma para una joven de 19 años y objeto de comentarios y especulaciones si se trata de la heredera al trono.

No es fácil para nadie, tampoco para una princesa, aunque fuera educada, y muy bien, por cierto, para ello, estar constantemente bajo el foco, especialmente en los momentos y situaciones que fuera de la rigidez institucional se supone que puede relajarse y bajar el nivel de exigencia. Sabe que cualquier gesto, manifestación de afecto, cariño o simpatía públicos tendrán una amplia repercusión.

Aunque está en una edad propicia para cometer errores o imprudencias hasta el momento Leonor no ha dado el más mínimo motivo de escándalo o de escasez de sensibilidad personal que pueda empañar su imagen ante el futuro que la espera.

Cumplió de forma modélica su paso por la Escuela Militar, un duro aprendizaje, y ahora lleva a cabo la segunda parte de su formación en la Armada, en el Juan Sebastián Elcano, donde tampoco la actividad cotidiana debe ser fácil.

Leonor tiene más que ganado el derecho a vivir su vida personal en el ámbito de la normalidad propio de una joven de su edad y su tiempo.

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