Diego Gagete aparece en mitad de una fábrica mastodóntica de un polígono industrial de Getafe con una bolsa llena de minúsculas bolitas que a primera vista se asemejan a pequeños perdigones blancos.
La inmensa mayoría de la sociedad no habría sido capaz de identificarlas por su nombre de no ser porque el 8 de diciembre de 2023 un total de 26 toneladas de estas esferas fueron a parar al litoral de Asturias, Cantabria, País Vasco y, sobre todo, Galicia después de que un barco liberiano las vertiese por accidente a 80 kilómetros de la costa española. Hoy todo el mundo sabe que se denominan pellets y que la palabra es llana.
Un pellet es la materia prima con la que se fabrican productos de plástico, y el vertido masivo registrado hace un año originó una lógica reacción de antipatía hacia él por parte de la sociedad. La industria trata ahora de luchar contra esa concepción negativa que se tiene del plástico y que tiene su origen más allá del accidente registrado en diciembre de 2023.
Diego Gacete es director de Producción de Contenur, empresa líder en el mercado ibérico y tercera a nivel europeo en materia de producción, instalación y mantenimiento de contenedores en las ciudades. Hoy está presente en más de 40 países, pero su embrión se encuentra en esa fábrica del Polígono Industrial Los Ángeles, en Getafe, provista de las máquinas "más grandes de España" en lo que a su sector se refiere.
Contenur inició su actividad en esa nave en el año 1984 con el objetivo de proveer de contenedores de residuos a las ciudades y "fomentar el respeto al medioambiente y el desarrollo sostenible" de las mismas, en palabras de Íñigo Querejeta, su CEO. Actualmente, el 45% de sus productos está fabricado con plástico reciclado. El objetivo es que en 2025 dicha cifra ascienda al 60%.
La impronta de la empresa se deja notar en ciudades como Barcelona, París y, por supuesto, Madrid. Su nombre está en todos los modelos de papelera doble de la Ciudad Condal, como también en los contenedores con forma de iglú y soterrados de la capital de Francia y en cualquiera con los que la población de la Comunidad de Madrid puede toparse en las ciudades que la conforman.
Ahora, Contenur acaba de firmar un acuerdo con el Departamento de Residuos de la ciudad de Nueva York para instalar en la ciudad contenedores de carga lateral en los que la población pueda depositar los deshechos. Por increíble que parezca, no hay en la icónica ciudad ningún contenedor en el que hacerlo.
Un 40% menos de desperdicios gracias al OCS
Querejeta define Contenur como "una empresa de medioambiente". Por ello, trata de aplicarse lo que proclama. En 2016, la Asociación Española de Industriales de Plásticos (Anaip), que representa a las empresas que conforman el sector, adquirió la licencia para instaurar en nuestro país el programa Operation Clean Sweep (OCS), una iniciativa originada en Estados Unidos enfocada a cualquier sector de actividad que manipule pellets para evitar las emisiones involuntarias al medioambiente que pueden darse en cualquier punto de la cadena de valor y suministro de los plásticos.
Contenur fue la primera empresa de Europa en adherirse a la iniciativa y obtener el certificado pertinente. "Desde que lo hicimos hemos reducido nuestros desperdicios un 40%. Actualmente estamos en una tonelada de las 12.000 que fabricamos al año", cuenta Gagete.
Básicamente, la iniciativa consiste en que las compañías lleven a cabo una auditoría interna para localizar sus puntos críticos y encontrar soluciones a las pérdidas de pellets que durante los respectivos procesos pueden sufrir.
Estas medidas pueden ir desde las más sencillas, como la colocación de escobas y recogedores en dichos puntos críticos, a otras más elaboradas, ya sea la utilización de tecnología para la limpieza de las plantas con robots industriales o la instalación de cámaras que registren posibles escapes y envíen señales de alerta.
"Las medidas más simples son las más eficaces"
Para obtener el certificado OCS, Contenur identificó los puntos en los que más fugas de pellets sufría a lo largo de todo el proceso de producción. El primero se sitúa prácticamente en la entrada de la fábrica de Getafe, donde tiene lugar la primera fase de la cadena de fabricación: la descarga.
"Observamos que uno de los puntos críticos era el lugar donde los camiones introducen los pellets en los silos [grandes y alargados contenedores de metal]", explica Diego Gagete mientras señala una especie de cajón instalado debajo de los conductos de entrada en los que se insertan mangueras para descargar la materia prima. En este compartimento quedan almacenados los pellets que 'se escapan' de los tubos, evitando así desperdicios contaminantes.
El viaje continúa en una alcantarilla provista de rejillas. Es tan solo una de las que se distribuyen a lo largo de la fábrica. Son estos lugares especialmente sensibles porque los pellets vertidos en ellos pueden acabar llegando al mar. Así, las rejillas evitan que caigan al fondo.
Además de maquinaria, puntos de control, puestos de manipulación y brazos robóticos, en la fábrica de Contenur destacan otros dos elementos: las escobas y los recogedores. "Las medidas más simples son muchas veces las más eficaces", dice Íñigo Querejeta. En cuanto se registra una fuga de pellets en cualquiera de las fases de producción, los trabajadores la identifican rápidamente y barren los desperdicios.
De la misma forma, durante el filtrado que una máquina hace de la materia prima el sistema automático del que dispone desecha aquella que cuenta con desperfectos. Así, la empresa utiliza aspiradores de dimensiones considerables para evitar que estas pequeñas bolas blancas se pierdan por la nave.
Son todas ellas medidas con las que la industria, a través de la Anaip, quiere reivindicar su labor "transformadora y sostenible" en relación a al plástico y revertir la visión negativa que se tiene de él. Con todo, la asociación recuerda, basándose en datos del Instituto Nacional de Estadística, que de las 115,4 millones de toneladas de residuos generados ese año, solo 953.800 corresponden al plástico, el 0,8% del total.
