"¡Vergüenza de Justicia!", han gritado muchas de las personas que habían acudido a las puertas del Tribunal de Aviñón para conocer el veredicto del caso Pélicot, descontentas con las penas dictadas, muy por debajo de las que había pedido la Fiscalía, para la mayoría de los 51 condenados.
El presidente del tribunal impidió el acceso de público a la sala de audiencias, pero centenares de personas se concentraron ante el Palacio de Justicia de Aviñón para apoyar a Gisèle Pélicot, la mujer que durante diez años fue drogada por su marido para violarla y que fuera violada por otros hombres, convertida en un icono de la liberación de la mujer.
Cuando se conoció que su marido, Dominique Pélicot, fue declarado culpable y condenado a 20 años de prisión, se produjeron aplausos de entusiasmo entre los asistentes, la mayoría mujeres y muchas con pancartas de apoyo a Gisèle y con palabras muy duras contra el resto de los acusados.
Pero la alegría inicial fue tornando en cierta decepción a medida que se conocían las penas pronunciadas. Muchos de los presentes expresaron su decepción por el hecho de que el tribunal fijara la posibilidad de que Dominique salga de prisión cuando cumpla dos tercios de su pena tras una evaluación previa.
El enfado fue en aumento cuando se fue conociendo que el resto de los condenados recibieron penas por debajo de las pedidas por la Fiscalía y que seis de ellos quedarán en libertad por haber sido condenados a penas exentas de cárcel o haber cumplido parte de ellas en prisión preventiva.
"¡Vergüenza de Justicia! ¡Vergüenza de Justicia!", se coreó, entre otros gritos. Los testimonios de decepción fueron en aumento y algunas mujeres se mostraron muy enfadadas con la decisión del tribunal. Muchas consideran incomprensible que algunos de los acusados hayan sido condenados por violación pero no vayan a ingresar en prisión.