El inicio de un nuevo año nos lleva casi de forma inevitable una y otra vez a cargarnos de los mejores deseos y de buenos propósitos. Este 2025 conlleva además mirar al futuro para abordar el presente, con la perspectiva de una gran mayoría de población adulta que hemos crecido y nos hemos educado en libertad y en democracia.
Este 2025 debemos reivindicar los valores democráticos intrínsecos a la libertad: libertad de expresión, libertad de información, libertad para defender las ideas de unos y otros desde el respeto al diferente, libertad para vivir, para amar, para querer. Libertad para soñar en un mundo mejor para todas y todos.
Recuerdo estos días la letra de la canción Libertad sin ira que acompañaba aquella España que salía a las calles y plazas para defender la democracia y devolver a la ciudadanía lo que nunca se le tenía que haber arrebatado: la libertad en las urnas para elegir a nuestros gobernantes, la igualdad entre españoles, la justicia social. Esa democracia que se consolidó con la libertad de aprobar por una inmensa mayoría la propia Constitución.
Debemos recordar para aprender de nuestra propia historia, estos 50 años de convivencia en libertad. Por ello, este 2025 vamos a compartir los motivos para felicitarnos por lo que hemos construido juntos mirando hacia el horizonte. Consolidar nuestros derechos y libertades es la tarea que debemos defender con las generaciones que llegan porque la libertad sin ira es la verdadera libertad.
