Bruselas considera que el precio de la electricidad sigue "demasiado alto" en la UE pero rechaza desvincularlo del precio del gas

La Comisión Europea da por superada la crisis energética que en 2022 arrojó más dificultades a una Europa que, como el resto del mundo, acababa de salir de la pandemia por Covid. Desde entones, la UE ha intentado abaratar los disparados precios de la energía acelerando el despliegue renovables y reduciendo el consumo de gas y se puso a buscar proveedores alternativos de gas a Rusia para asegurar el suministro. Este miércoles, Bruselas se ha mostrado satisfecha por cómo han evolucionado en la UE estas tres líneas de acción, aunque reconoce que los precios "siguen siendo elevados", sin que tenga previsto actuar sobre el sistema de fijación de precios y el papel preponderante que tiene el gas, la tecnología más cara.

Así lo ha dejado ver este miércoles la comisaria de Energía, Kadris Simson, que en la presentación del Informe sobre el Estado de la Energía en la UE ha rechazado una de las evidencias del informe de Mario Draghi encargado por la propia Comisión, que el hecho de que el precio del gas determina el precio de toda la electricidad, aunque se produzca con tecnologías más baratas, "evita que los consumidores se beneficien plenamente" de los precios baratos gracias a la generación renovable. Simson ha apostado en su lugar por aplicar la recién aprobada reforma eléctrica en la UE, que echó por tierra la propuesta de países como España de que el precio del gas deje de mandar en el de toda la electricidad. Lo ha hecho en una comparecencia en la sede de la Comisión en Bruselas para presentar un documento que, a pesar de que el consumo de gas ha disminuido un 18% en la UE en el último año -solo un 13% en el caso de España-, deja claro que este combustible fósil seguirá teniendo un papel clave en los próximos años, aunque no proceda de Rusia.

"Los precios de la energía siguen demasiado elevados, son una carga para cara para nuestros ciudadanos y empresas y repercuten en la competencia internacional de Europa, sobre todo con respecto a China y Estado Unidos", ha advertido Simson tras la primera reunión de la Comisión Europea después del verano y una de las últimas antes de que empiece el nuevo mandato de Ursula Von der Leyen con nuevos comisarios, entre los que la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, se perfila como responsable de la poderosa cartera de Competencia en lugar de otra más relacionada con la Agenda Verde. "Hemos hecho mucho para reducir los precios desde los máximos de 2022 pero necesitamos enfrentarnos a problemas estructurales", ha señalado, Simson, que sobre el efecto perverso que tiene el sistema marginal de fijación de precios de la energía que señala Draghi en su informe ha señalado que "primero hay que aplicar lo que ya está acordado antes de rediseñar de nuevo el mercado". "Podemos acelerar el despliegue de renovables, generar ingresos más estables", ha dicho como alternativas, también los contratos de compra mayorista de larga duración, para dar estabilidad a los precios en lugar de dejar que el gas siga marcándolos.

Renovables y precios en España

La receta que maneja Bruselas para abaratar precios de la energía es mantener el despliegue de energías renovables que se redobló a raíz de la crisis energética, para que en 2030 al menos el 42,5% de la energía que consuma la UE sea de origen renovable. Su informe destaca que la generación renovable "está batiendo nuevos récords de nueva capacidad" y que en la primera mitad de 2024 "la mitad de la generación eléctrica vino de fuentes renovables".

Mientras que Francia, Irlanda y Austria se arriesgan a un procedimiento de infracción si no toman medidas para cumplir con el objetivo de 2020, España casi había superado ese 50% en 2022, cuando el 43% de la energía que utilizó para generar electricidad fue renovable. Ese año, la renovables representaron un 17% de renovables en el mix energético. Sin embargo, Simson ha urgido al gobierno español y al de los otros 14 países que todavía no lo han hecho a entregar a Bruselas la versión definitiva del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que deberían haber presentado el 30 de junio. "Quiero urgir a los Estados miembros a que completen sus Planes. Por ahora solo hemos recibido diez y hace mucho que pasí la fecha límite, son esenciales para que las propuestas se conviertan en actos y dar seguridad a los inversores", ha dicho Simson.

También según este documento y en base a datos de Eurostat, Bruselas tiene en cuenta que en 2023 el precio del gas y electricidad que pagaron tanto los hogares como industria en España estuvieron por debajo de la media de la UE. Por el contrario, recuerda que queda mucho peor parada que la media europea en los indicadores de pobreza energética, doblándola incluso por lo que respecta a los hogares que no pueden calentarse adecuadamente (20,8% en España en 2023 frente a 10,6% en la UE) o a mucha distancia en las dificultades para pagar las facturas (9,6% frente a 6,9%). Por otra parte, en 2022, España dependía en un 70% de la importación de combustibles fósiles, un porcentaje aún mayor que el 67% de antes de la crisis energética.

Precisamente, la pobreza energética es uno de los retos que la Comisión saliente señala a la que llegará probablemente antes de final de año, así como una necesaria "mayor ambición" para cubrir la brecha en renovables, donde Simson ha subrayado la necesidad de agilizar el procedimiento, en eficiencia energética y "el diferencial de precios de la energía comparados con otros competidores globales".

No al gas de Rusia, sí al de otros países

El importante papel que sigue jugando el gas para alimentar los hogares y, en general, la economía de la UE es uno de los principales focos de atención sobre el informe sobre energía de 2024 de la Comisión. Si bien se felicita por que los Estado miembros ahora dependen mucho menos del gas ruso, que en 2024 fue el 18% del total frente al 45% de 2021, deja también claro que la alternativa factible de momento es buscar otros proveedores más que abandonar esta fuente de energía más cara y contaminante de manera definitiva. Unido a la negativa de Bruselas de que el gas deje de determinar el precio de toda la electricidad, no parece abrirse una vía para reducir precios que todavía cree "elevados". "Seguimos importando demasiado combustible fósil. Europa tiene que basarse más en energías producidas internamente, energía limpia, importando menos también para reforzar su competitividad y asegurar el suministro", ha dicho la comisaria en un discurso y sobre un informe donde se hace evidente que el gas -cada vez menos procedente de Rusia- sigue jugando un papel esencial.

"Esperamos terminar con el gas ruso. No se trata de encontrar rutas alternativas, sino proveedores alternativos", ha afirmado Simson, que ha subrayado que Estados Unidos y Noruega son ya los primeros suministradores de gas a la UE -Argelia, Estados Unidos y Rusia, en el caso de España-, con un cuota de 43 y 18% respectivamente.

"La UE ya esta lista para vivir sin gas ruso", ha proclamado. Tanto en el caso de la UE en general, con los gasoductos con Rusia fuera de la ecuación, como en español en particular, en 2022 el gas ha pasado a llegar masivamente por barco, licuado, y el informe de la Comisión recuerda que en 2024 empezaron a operar 12 nuevas regasificadoras como las 20 que existían en 2022, seis de las cuales en España, y que hay previstos proyectos para ampliar otra docena.

La comisaria ha subrayado la búsqueda de proveedores de gas alternativos tras varias preguntas sobre las vías -a través de Turquía o incluso de Ucrania- que sigue utilizando el gas ruso para llegar al mercado europeo por medio de contratos firmados antes de la crisis de 2022 y porque, ha recordado, no existen sanciones que lo prohíban. La única medida contra el gas ruso que ha tomado la UE ha sido la de prohibir que sus puertos sean escala de barcos que se dirijan a países terceros como destino final, y no entrará en vigor hasta 2025, y que sigue sin afectar a las llegadas a la UE.

Al mismo tiempo que celebra que la UE ha reducido su consumo de gas y entre 2022 y la primera mitad de 2024 ha necesitado 138 miles de millones de metros cúbicos menos, también lo hace por que este año sus países han alcanzado el objetivo legal de tener reservas de gas al 90% de su capacidad a mitad de agosto, "mucho antes" de la fecha legal, el 1 de noviembre, para asegurar así el suministro en invierno. Por ejemplo, para hacer funcionar sistemas de calefacción que, según también el informe, de momento siguen sin reemplazar el gas por las bombas de calor, un mercado que creció por la crisis de precios de 2022 y pasó de 700.000 unidades vendidas en 2015 en toda la UE y 1,5 millones en 2020 a 2,75 millones en 2022 pero que en 2023 se estancó "por la disminución de los precios del gas y un sector inmobiliario deprimido", dice el informe.

Además del objetivo de incrementar más la generación eléctrica con energía eólica y fotovoltaica, en el horizonte energético de la UE está también el hidrógeno verde -o "limpio", como lo ha llamado Simson este miércoles, dando entrada también al de origen nuclear-. Está llamado a suplir al gas en sectores como el transporte o la industria que difícilmente pueden electrificarse pero de momento de que la UE produzca en 2030 40.000 MW queda todavía lejos. "El plan es crear varios cientos de valles de hidrógeno mediante nuestros planes de innovación", ha dicho Simson, para ampliar los 50 que existen ya. A este respecto, la ficha nacional del informe de la Comisión eleva a nueve proyectos de producción de hidrógeno que ya están operativos e España.

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