El virus oropouche deja ya 13 casos en España y los expertos alertan del "preocupante" aumento de infecciones por insectos

El 9 de agosto, el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) dio la alarma: el virus oropouche había llegado este verano al continente. Según su informe con datos de junio y julio, se habían registrado en Europa al menos 20 casos en tres países: Italia, con cinco afectados; Alemania, con dos, y España, con 13, siendo así el país con una mayor incidencia. La mayoría se han producido en Madrid, Galicia, País Vasco y Andalucía. Canarias ha notificado el último.

Todos los afectados son viajeros que habían estado en los últimos meses en América, de donde es originario este virus y donde se han registrado varios brotes desde enero. Brasil ha contabilizado ya más de 7.000 casos, Bolivia más de 350 y Perú más de 200. Cuba ha sido otro de los territorios especialmente afectados. Este verano, sus autoridades han notificado al menos 74 infecciones en solo dos meses y, de los afectados europeos, precisamente varios habían regresado de este país; el resto lo había hecho desde Brasil.

Con este incremento, las autoridades europeas han instado a aumentar el diagnóstico y la capacidad de detección. Todavía podrían darse más casos en España, pero lo cierto es que los expertos inciden en que por el momento no hay un "elevado riesgo" de que se propague. "Estamos hablando de una enfermedad que solo ha aparecido de forma importada, de españoles que han ido de viaje a esos países y que han desarrollado los síntomas a la vuelta", asegura a 20minutos Francisco Javier Membrillo, vicepresidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.

Quienes padecen el virus llegan a sufrir fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, así como otros dolores musculares y articulares. También podrían darse síntomas más graves, pero la mortalidad es extremadamente rara, con solo unos pocos fallecimientos en todo el mundo. Como indica el especialista, el oropouche es un arbovirus, es decir, aquel que solo se transmite a través de organismos como un mosquito, con lo que no se contagia de persona a persona. El encargado de transmitirlo es exactamente un insecto conocido como jején, abundante en territorios de Sudamérica y América Central. "Este también está presente en España", asevera el doctor, pero revela que no hay constancia de que los jejenes europeos puedan transmitir el oropouche.

"Aquí tenemos jejenes establecidos, pero la principal especie que está transmitiendo esto en América, la culicoides paraensis, no está presente", expresa en el mismo sentido Rubén Bueno, doctor en Entomología y Responsable del Centro Europeo en Control Vectorial. Pese a ello, lo cierto es que la preocupación de las autoridades se sitúa ahora en otra línea, en el aumento general de las enfermedades transmitidas por mosquitos y en si las especies europeas llegarían a contagiar este virus. "La incertidumbre es si nuestros vectores locales pueden llegar a desarrollarlo", detalla el entomólogo.

"Con el oropouche estamos vigilando la necesidad de hacer intervenciones ambientales. Aquí tenemos culicoides establecidos y también otros mosquitos, como el común o el tigre. Ya se están haciendo estudios, pero todavía tenemos mucho trabajo. Lo que se ha pedido es que se notifiquen todos los casos para poder monitorizarlos y hacer control", expresa Bueno, quien valora que las autoridades europeas hayan puesto el foco en el diagnóstico: "Para encontrar, hay que buscar".

Incremento de las infecciones

En cualquier caso, ambos expertos señalan que la alerta en torno al oropouche podría llegar a situarse en la misma línea en la que ya se encuentran otras amenazas como pueden ser el dengue, desbocado en América con millones de casos, o el virus del zika, con una tendencia al alza en países como Tailandia. "El oropouche es preocupante porque es una muestra más del incremento de las infecciones transmitidas por vectores que podríamos tener el día de mañana en España", declara Membrillo.

"El dengue era una enfermedad que hasta hace poco tiempo solo veíamos como importada, pero en los últimos años estamos teniendo brotes ocasionales autóctonos en España", añade el experto. Él incide en la importancia de actuar en una prevención a nivel global: no solo a nivel médico, sino también a nivel veterinario y en el control de las poblaciones de mosquitos, de las que hay que "evitar su propagación".

Bueno, por su parte, destaca que nunca había habido un brote de estas dimensiones del virus del oropouche, pero indica que para nada se trata de un virus nuevo, puesto que fue descubierto en los años 50. "Por ahora no deberíamos estar preocupados, pero sí deberíamos tenerlo como un signo de alerta", asegura. "No es algo nuevo y la realidad es que el oropouche en Europa es un problema menor comparado con el dengue. Pero si aumentan los casos, o las investigaciones determinan que nuestros vectores podrían llegar a contagiarlo, se situaría al mismo nivel de alerta que este".

Un cambio de las condiciones

El mayor aumento de las infecciones generadas por vectores correspondería, asimismo, a un cambio en las condiciones en varias regiones, como el aumento de las temperaturas, o los grandes episodios de lluvias que pueden darse en territorios de América. "Esto hace que los mosquitos estén más activos y se reproduzcan más, por lo que hay una mayor propagación. Además, las dinámicas de los arbovirus también obedecen a situaciones cíclicas que se dan cada cierto tiempo con un mayor o menor impacto", asegura Bueno, quien revela que probablemente hayamos tenido ya más casos de oropouche en España en el pasado, pero que probablemente no se hayan notificado.

"Estamos hablando de que, sobre todo en América Latina, muchas personas viven en casas en las que en el exterior puede haber cubos, jarrones... En épocas de lluvias, esos cubos se llenan de agua y esa agua se queda estancada, lo que favorece el crecimiento de los mosquitos que luego van a atacar a las personas", añade en el mismo sentido Membrillo.

Para ambos doctores, la importancia reside, por tanto, en aumentar la investigación, en la colaboración de todas las autoridades y en que se aumente la notificación. "El oropouche es un virus que, como rara vez causa letalidad, también pasa desapercibido, pero hay que poner el foco en el diagnóstico", afirma Bueno. "Estamos hablando de enfermedades que en general no afectan al primer mundo y tienen por ello una menor inversión privada en investigación. Pero necesitamos vacunas y necesitamos antivirales", expresa por su parte Membrillo, quien reitera que la tarea "más importante" es evitar la propagación de los posibles vectores, algo que, asegura, requiere de la colaboración entre todas las administraciones y todos los países: "Necesitamos más vacunas, mejores y que nos protejan contra todos los virus".

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