La covid-19 y su gravedad

Mientras el presidente de la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón, sigue sin dimitir por su negligente gestión en la DANA que asoló el sur de Valencia, la directora de Salud Pública de Castilla y León, Sonia Tamames, se ha visto obligada a presentar su renuncia tras unas declaraciones en la televisión autonómica sobre la covid-19 en las que expuso datos científicos y observaciones pertinentes en el quinto aniversario de su propagación. Literalmente, y es importante recogerlo, dijo, "aunque probablemente haya gente que se revuelva en el sofá cuando escuche esto, la pandemia por covid-19 no fue una pandemia de gran gravedad. Afectó en unas etapas muy tempranas a la población joven, pero rápidamente el virus evolucionó para convertirse en grave solo en los extremos de la vida y fundamentalmente en las personas mayores".

Cuando escuché la noticia de su dimisión, no di crédito al revuelo organizado por unas palabras en las que Tamames no quitó importancia a la pandemia ni al dolor causado, sino que la situó en el lugar que le corresponde. Una pandemia de alta patogenicidad causa una fuerte mortalidad y morbilidad tanto en niños y en adultos jóvenes como en personas mayores, y eso no ocurrió con la covid-19. El 6 junio de 2021, yo mismo escribí en 20minutos que, en términos comparativos con otras afectaciones como la gripe de 1918, "pasará a los libros de historia como leve". Ciertamente, eso no supone ningún consuelo frente a los más de 120.000 fallecidos en España, a las muchas más personas que tuvieron que ser hospitalizadas y a la disrupción general que ocasionó. Pero es irresponsable satisfacer la demagogia de la exageración, y, por tanto, renunciar a situar todos los fenómenos que nos afectan en su justa medida. Y para ello la mejor receta es pensar históricamente.

La doctora Tamames no faltó a la verdad y, sin embargo, aunque la covid ya haya quedado muy atrás, se levantó una cacería contra ella que ha forzado su cese. En Castilla y León gobierna el PP, y la oposición tergiversó esas declaraciones a las que desde algunos medios en Madrid se dio eco para organizar un escándalo. El presidente Alfonso Fernández Mañueco prefirió sacrificar a su directora de Salud Pública para ahorrarse problemas. Es probable que si gobernase el PSOE la derecha hubiera actuado de la misma forma. El problema es la manipulación política de los titulares, y que no se permite a los gestores públicos, del color que sean, decir ciertas cosas por miedo a herir sentimientos. No se trata pues a la ciudadanía de adulta. Las declaraciones de Tamames fueron consideradas desafortunadas, no porque falsearan la realidad de la pandemia, sino por decir lo que explican los científicos, que, pese al gran dolor que supuso, técnicamente no fue "de gran gravedad".

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