Dicen siempre los expertos económicos que cuando se incrementa el precio del petróleo, la gasolina sube muy rápido; mientras que cuando el crudo disminuye su coste, los conductores tardan en notar ese descenso al repostar su vehículo en las gasolineras. Es lo que se conoce como 'efecto cohete' y 'efecto pluma'.
Algo similar está pasando en la actualidad con el aceite de oliva. El 'oro líquido' empezó a disparar su precio en 2021 debido a los incrementos de los costes de producción derivados de la guerra en Ucrania y a las condiciones meteorológicas extremas de sequía y altas temperaturas que han padecido los campos españoles, provocando este último factor una reducción de la cosecha de más del 50% en la campaña 2022-2023.
En este contexto, este producto llegó a triplicar su coste en los supermercados en apenas tres años, haciendo poco efectivos los intentos del Gobierno por rebajar su precio de venta primero reduciendo su IVA del 10% al 5% y luego eliminándolo durante tres meses. Todo cambió, sin embargo, en 2024. Las lluvias favorecieron una mejora en las cosechas y, como consecuencia de una mayor producción, el precio del aceite de oliva ha ido bajando en la segunda mitad de 2024.
El problema ahora es que estos cantos de sirena por tierra, mar y aire en forma de importante rebaja que le han llegado a los consumidores no se reflejan aún en las estanterías de los supermercados pese a que el precio del aceite de oliva virgen extra, el más apreciado por los ciudadanos y de mejor calidad, se ha abaratado en origen más de un 50% en el último año.
Así, según datos del Ministerio de Agricultura, tras registrar una subida de más del 80% en 2023, en enero de 2024, el litro del virgen extra costaba en origen alrededor de los 9 euros frente a los 4,2 euros que se han pagado el mes pasado, lo que supone un descenso del 53,3%.
Por contra, en el mismo periodo, el precio medio de la botella de litro en los principales supermercados ha caído un 24%, pasando de los 12,88 euros a los 9,79 euros, según un informe de Facua-Consumidores en Acción. La subida el año anterior fue de más del 86%.
Las estadísticas del Índice de Precios al Consumo (IPC) , publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), también reflejan que el precio de venta al público del aceite de oliva -sin especificar el tipo- sufrió en 2023 una subida del 63% (al pasar de un índice base de 147,86 a 240,83) y que la bajada en 2024 no se realizó en la misma proporción, siendo finalmente del 15,8% (de 240,83 a 202,78).
Diversas fuentes del sector de la distribución consultadas por 20minutos se muestran en desacuerdo con estas cifras y aseguran que en algunos supermercados se pueden encontrar botellas de un litro de aceite de oliva virgen extra por algo más de seis euros. "Hay tanta competencia que nadie va a poner un precio que esté fuera de mercado, y menos en un producto básico porque la consecuencia es que el consumidor cruza la acere y se va a comprar a otro sitio".
No obstante, reconocen que hay ocasiones en que el precio en origen y destino tarda en situarse al mismo nivel debido a la existencia de "un decalaje en los productos envasados". De esta forma, probablemente las botellas de aceite de oliva virgen extra que están a la venta en la actualidad procedan de campañas anteriores en las que el precio estaba más alto y, por tanto, "hasta que no se realicen nuevas adquisiciones no se rebajarán aún más los precios".
Además, recuerdan que cuando el aceite de oliva alcanzó máximos históricos en 2024, los supermercados "no trasladaron todo el incremento" al consumidor en lo que supuso "un esfuerzo enorme para mejorar la eficiencia de las empresas y una inversión importante en descuentos y promociones para ayudar a los hogares a superar un contexto muy complicado".
"Somos los eslabones más débiles"
Para Cristóbal Cano, responsable de la Sectorial de Olivar y Aceite de UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) y secretario general de la organización en Andalucía, las subidas y bajadas de precio del aceite de oliva "no se producen al mismo tiempo ni en la misma proporción" porque la distribución intenta "proteger su margen".
Por ello, aboga por implementar medidas de regulación de los mercados y hacer cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria, que establece los precios deben reflejar los costes de producción de cada etapa, lo que implica que si el precio del aceite cae en origen, el precio de la botella final tiene que hacerlo en la misma proporción.
Por último, todo apunta a que el precio del aceite de oliva tenderá a bajar y estabilizarse en este 2025. Las previsiones de Agricultura para la temporada 2024-2025 indican que se espera que se superen las 1.262 toneladas, lo que supone un 48% más que la campaña anterior
En una entrevista con la CNBC, Miguel Ángel Guzmán, director de ventas de Deoleo, el mayor productor de aceite de oliva del mundo, indicó que esperaba que en 2025 el precio del 'oro líquido' se estabilizase en los cinco euros por litro. "Este sería el precio razonable que aliviaría las tensiones en el mercado y facilitaría una normalización gradual", afirmó.