Con la intención de "poner orden y claridad a un tema que muchas veces se presta a confusión", la Red de Fundaciones Universidad-Empresa (RedFUE) ha presentado este miércoles el Libro Blanco de las Prácticas, la primera guía sobre las prácticas académicas externas de formación reglada universitaria y las estancias formativas de formación profesional, una materia que "ya funciona aceptablemente en España", con legislación vigente desde 1981 y que, aunque cuenta con "margen de mejora", universidades y empresas abogar por "mantener en el ámbito educativo y no en el ámbito laboral como se pretende".
En palabras del presidente de la RedFUE, Fernando Martínez, el objetivo de esta iniciativa, en la que también han participado entidades como la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), la CEOE, el Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado (CEUNE) o la Cámara de Comercio de España, es "servir de orientación para los principales agentes implicados" en las prácticas "ante el debate social suscitado por el anteproyecto de ley coloquialmente llamado 'Estatuto del Becario', una iniciativa del Ministerio de Trabajo que busca establecer el número máximo de horas o limitar al 20% el porcentaje de becarios que puede haber en una empresa, entre otros aspectos.
En una rueda de prensa celebrada en Madrid, Martínez ha explicado que el trabajo esta guía cuenta con la participación de agentes clave del mundo académico y empresarial y que busca "poner orden y claridad a un tema que muchas veces se presta a confusión", en referencia a términos como "prácticas académicas", "formativas" y "no laborales", que se emplean de manera indistinta y se confunden con el concepto de beca. En este sentido, Martínez ha recordado que las prácticas académicas están reguladas en España desde 1981 con hasta 12 reales decretos y cinco leyes "siempre enmarcadas en el ámbito formativo y no laboral".
"En España, las prácticas académicas ya funcionan aceptablemente. Pueden mejorar, sin ningún género de duda. Y la RedFUE va a participar en esas mejoras. Consideramos que estas prácticas se tienen que mantener en el ámbito educativo y no en el ámbito laboral, como se pretende en algunas propuestas legislativas", ha expuesto Martínez.
Según los datos de RedFUE, actualmente hay más de dos millones de estudiantes en cuyos planes de estudio se incluyen prácticas académicas externas: 850.000 en grados universitarios -el 53% de los grados tiene prácticas obligatorias- y más de 1,24 millones en Formación Profesional Dual, una modalidad que abarca ya toda la FP desde este curso y que alterna la formación presencial en los centros educativos con estancias en empresas. Además, otro dato "importante" es que entre el 40 y el 60 por ciento de las prácticas universitarias se realizan en entidades públicas como hospitales, colegios o administraciones. Según el INE, los estudiantes universitarios que han realizado prácticas académicas tienen una tasa de empleabilidad, al cuarto año de su graduación, del 91,3%.
Para dar salida a toda esta necesidad de prácticas, la directora general de la Fundación Universidad-Empresa, Carmen Palomino, que ha coordinado el Libro Blanco de las Prácticas, ha propuesto incentivar a las empresas, la mayoría pequeñas y medianas, con formación sobre cómo tutorizar a un joven estudiante: "Ayudarles para que no sea una carga, sino una oportunidad, porque si no, les expulsamos de que puedan acceder al talento".
"Lo más importante es la calidad y no tanto la cantidad; hay que legislar sobre la base sólida de la legislación anterior; no debemos tener una perspectiva sesgada, porque recordemos que entre el 40 y el 60 por ciento de estas estancias o prácticas no se realizan en empresas sino en el sector público; y hay que ver toda la parte de desafíos", ha resumido Palomino, al tiempo que ha recalcado que el principal obstáculo actual es que la FP Dual ha pasado en cuestión de dos años de contar con un 4% a un 100% de prácticas obligatorias.
El Libro Blanco de las Prácticas menciona una serie de "aspectos esenciales para unas prácticas de calidad" como son que han que tener relación con el plan de estudios; que ha de haber coordinación entre las instituciones educativas y de acogida; que hay que formar a los tutores académicos y de la institución de acogida; establecer un plan de prácticas con objetivos y tareas concretas; que la duración y carga horaria esté equilibrada con los estudios; que incluyan una evaluación y seguimiento; y que exista un reconocimiento académico de las prácticas.
RedFUE ha asegurado que esta guía se ha trasladado a siete grupos parlamentarios (PSOE, PNV, Vox, Sumar, PP, EHBildu y Junts), al Ministerio de Universidades, de Eduación y al director de coordinación jurídica de la Vicepresidencia Segunda del Gobierno, que ostenta la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Según Palomino, que defiende un "diálogo no polarizado", desde Trabajo les han respondido que el Estatuto del Becario "ayudará a evitar el fraude" en contratos laborales. Algo que desde la RedFUE consideran que ya se está logrando gracias a un "buen sistema de inspecciones de trabajo", que ha reducido los fraudes de un 11% en 2018 a un 5,3% en 2022.
"No creemos que tenga que ser el Ministerio de Trabajo los que definan cómo debe ser la formación académica. Sí creemos que deben ayudar a que se evite ese fraude, como se está haciendo ahora con todo lo que son las inspecciones de trabajo. Dentro de la formación reglada, las prácticas están absolutamente controladas porque solo se pueden hacer desde el ámbito universitario o de formación profesional, y las universidades además tienen cada una de ellas un sistema de garantía interno de garantía de calidad y donde cada universidad tiene además desde el año 2014 un reglamento interno de prácticas donde dice cuántas horas se pueden hacer, quién las puede tutorizar, dónde se pueden hacer horarios, etcétera".
El documento, de 160 páginas, recalca las prácticas académicas regladas se dividen entre las externas (curriculares o extracurriculares cuando no se incluyen en los planes de estudio) y las estancias formativas de la FP. La diferencia entre prácticas y estancias formativas radica en que las primeras tienen como objetivo poner en práctica los conocimientos adquiridos, mientras que las segundas están orientadas a la adquisición de formación dentro de la empresa, que ejerce como entidad formadora.
Por otro lado, desde RedFUE recuerdan que no se consideran prácticas académicas otras ocho iniciativas que existen en España, "que son parte de las políticas activas de empleo u otras figuras" como las prácticas no laborales reguladas por el Real Decreto 1543/2011, los programas de Garantía Juvenil, los voluntariados, los programas de 'shadowing' -observar a un mentor más experimentado-, las becas de investigación, un contrato predoctoral, los contratos formativos o las antiguas Escuelas Taller y Casas de Oficio.