Lotería de Navidad: las supersticiones, curiosidades e historias más desconocidas del sorteo más mágico del año

Este próximo domingo 22 de diciembre, los niños y niñas de San Ildefonso volverán a subirse al escenario del Teatro Real para cantar todos los números y premios que vayan sacando los bombos.

Este evento anual, aunque es conocido por celebrarse siempre en esta fecha y que sea la capital la sede que acoge el evento, no siempre fue así.

El primer sorteo de este premio tuvo lugar en Cádiz en el año 1812, nada más y nada menos que en plena Guerra de la Independencia. Dos años más tarde, en 1814, el sorteo trasladó su sede a Madrid. Por aquel entonces, el premio era de 8.000 reales.

La querida y famosa 'Doña Manolita'

En España hay más de 4.000 administraciones para comprar lotería. Una de las más importantes y señaladas en estas semanas es la madrileña Doña Manolita, también conocida por sus interminables colas, donde la gente es capaz de esperar más de 3 horas.

En este comercio, además, existe una tradición para atraer a la suerte: frotar el décimo sobre la placa que hay a la entrada. Pero esta no es la única manía utilizada.

Concha Corona, gerente de Doña Manolita, recuerda más supersticiones de los clientes que pisan el local: "Hay gente que dice: "Ay, ya lo he visto. Dame otro, que como lo he visto lo voy a gafar", u otros que dicen que siempre tienen que entrar con el pie derecho".

Víctor, un vecino de Alcalá de Henares (Madrid) es también uno de esos supersticiosos, o un hombre de costumbres, según se mire. Desde hace más de 50 años llevaba comprando el mismo número y, exceptuando algún reintegro, nunca había habido mayor suerte.

En el año 2012, decidió comprar un número distinto. Que terminara en 8 fue su única condición, el resto lo dejó a elección de la lotera: 76058.

Aquel año, mientras revisaba junto a su mujer Julia los números premiados, se quedó ojiplático al ver que su décimo coincidía con el que se había llevado El Gordo: "¡Pero muchacha si es el mismo! ¡Que nos ha tocado!", exclama mientras recrea el momento.

A pesar de los agujeros que se pueden tapar con un premio así, la probabilidad de que seamos los ganadores es muy baja (0,00001%). Por eso, el matemático Víctor Mialdea nos pone los pies en la tierra y aconseja no gastarse indecentes cantidades de dinero, ya que, como dice, la probabilidad seguirá siendo muy baja.

"Si os gastáis 20.000 euros y os compráis 1.000 décimos de diferentes números, la probabilidad sigue siendo del 1%", explica el matemático.

Un año más, los pálpitos de los ciudadanos que participan en este sorteo vuelven a aflorar con el deseo de que "este año sí". Y, nuevamente, el destino del dinero, la amplia mayoría lo destinaría a ayudar a sus hijos y nietos.

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