Los salarios siguieron creciendo en el tercer trimestre y volvieron a adelantar a la inflación. La retribución por hora trabajada que abonaron las empresas en este periodo aumentó un 4,5% en términos interanuales, mientras que el incremento en los precios del consumo en esos meses promedió un 2,2%. Así se desprende de los datos del Índice de Coste Laboral Armonizado (ICLA) que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística (INE) este martes. Ese 4,5% supone un ligero acelerón frente al 4,2% registrado en el segundo trimestre, aunque es pronto para aventurar si se trata de una nueva tendencia.
Esta estadística del INE mide los salarios desde la óptica del pagador, es decir, desde el coste que le supone a las empresas el pago de esas retribuciones. Si además de los desembolsos que las compañías afrontan por las retribuciones, se suman otros costes como las cotizaciones a la Seguridad Social, el incremento total del coste laboral por hora asciende al 4,7%. El resto de costes no salariales aumentó un 5,6%, tal y como se refleja en la estadística.
Si se analiza el panorama sectorial, los salarios por hora crecieron especialmente en las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (6,4%) y en las actividades profesionales, científicas y técnicas (6,2%). También lo hicieron notablemente en el sector inmobiliario (5,6%), la industria manufacturera y la hostelería (ambas con un 5,5%). En el otro lado del espectro, la construcción (2,4%) y los suministros energéticos (1,9%) registraron los incrementos más modestos.
Además, este mismo martes se ha publicado otra estadística salarial importante: la de los sueldos negociados en convenios colectivos firmados entre empresas y trabajadores. En este caso, la serie refleja solo las subidas pactadas colectivamente, por lo que quedan fuera las que negocia cada trabajador por su cuenta. Los datos muestran que las subidas salariales negociadas en los convenios rondan el 3% este año. Y eso sin tener en cuenta las cláusulas de garantía salarial que incorporan algunos acuerdos colectivos, cuyo efecto todavía se desconoce.
El notable tirón de los salarios y la caída de la inflación está permitiendo que, en líneas generales, los trabajadores recuperen algo del poder adquisitivo perdido estos años de gran inflación. Los analistas tienen puestas sus esperanzas en que este fenómeno, sumado a la creación de empleo, espolee el consumo y sostenga el crecimiento económico en 2025.
El aumento general de los salarios tiene al menos otras dos derivadas importantes. La primera es su relación con la inflación. El ritmo al que aumentan los precios del consumo se ha frenado considerablemente en los últimos meses. El último IPC correspondiente a noviembre registraba un incremento del 2,4%, muy lejos ya de los dobles dígitos que se llegaron a ver en 2022.
Sin embargo, en sectores como los servicios —donde la mayor parte de los costes que afrontan las empresas son salarios— la inflación resiste todavía por encima del 3,3%. La evolución de los sueldos es una de las variables a las que mira con más atención el Banco Central Europeo (BCE) a la hora de definir qué hace con los tipos de interés oficiales. Una de las condiciones que se fijaron para bajar los tipos fue, precisamente, ver que el ritmo al que aumentaban los salarios se frene.
Salario mínimo
La segunda derivada relevante de los datos salariales que se siguen conociendo tiene que ver con el salario mínimo interprofesional. El Ministerio de Trabajo ha puesto en marcha ya la maquinaria para calcular cuánto tiene que subir el SMI en 2024. Las instrucciones son que el sueldo más bajo que permite la ley no pierda poder adquisitivo y que crezca en la misma medida que el resto de los salarios.
El comité de expertos que ha designado la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, presentará en breve una serie de propuestas para elevar el salario mínimo. Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, el grupo tendrá muy en cuenta la evolución de los costes salariales para calcular cuánto debe aumentar el SMI para seguir la estela del resto de sueldos.
El motivo por el que se hace necesario ese cálculo es que las estadísticas detalladas sobre salarios se publican con muy poca frecuencia. La más completa es la Encuesta de Estructura Salarial. Su última edición recoge información del año 2022, por lo que el decalaje es muy importante. Una de las fórmulas para llenar ese vacío de información es estimar cuánto han aumentado los costes salariales, en ese periodo.