Tras años de guerra y una ofensiva relámpago iniciada hace apenas 11 días, los rebeldes sirios han tomado este domingo Damasco poniendo fin así al régimen de Bachar Al Asad, que ha acabado huyendo del país tras 24 años en el poder. La irrupción de las fuerzas rebeldes se ha producido, además, sin resistencia y se ha sumado a la del resto de ciudades que han ido tomando desde que comenzó la insurrección el pasado 27 de noviembre. "El futuro es nuestro", ha llegado a proclamar el líder de los rebeldes, Abu Mohammed Al-Jolani, tras tomar finalmente la capital.
Las fuerzas rebeldes, encabezadas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y sus facciones aliadas, han llegado así a la ciudad de Damasco durante la madrugada y rápidamente han proclamado su "victoria" en la ciudad. Desde la televisión y la radio estatales, que los insurgentes han tomado a primera hora de la mañana junto con el aeropuerto, los insurgentes han anunciado la "liberación" de la capital de Siria, así como la caída del "tirano Al Asad" y la liberación de todos los prisioneros del régimen.
"Que Siria viva libre para todos los sirios en todos sus segmentos", ha aseverado en la televisión un hombre no identificado acompañado de otros ocho hombres vestidos de civiles. Gran parte de la población siria ha reaccionado saliendo a la calle a celebrar la caída de Al Asad, cuyo Ejército ha ido perdiendo paulatinamente apoyos de Rusia y de Irán y no ha podido contener la insurrección ejercida a lo largo de los últimos días por un colectivo de fuerzas de oposición que comprende desde yihadistas, hasta milicias kurdas cargadas de reivindicaciones históricas o grupos armados rebeldes asistidos por Turquía.
El ya expresidente sirio ha tenido además que abandonar el país en avión tras intentar mantener negociaciones sin éxito según han confirmado las autoridades rusas. Tal y como han detallado fuentes del Kremlin a varias agencias rusas, el derrocado mandatario ha llegado junto a su familia a Moscú, donde han recibido asilo "por motivos humanitarios". Con su salida, se pone fin, así, a 53 años del régimen instaurado por el propio padre de Al Asad en 1971, de quién heredó el poder en el año 2000.
"Una victoria para toda la región"
"Mis hermanos revolucionarios rezad a Dios para agradecerle por la victoria que nos ha dado a través de vuestros brazos", ha asegurado por su parte el líder islamista Al-Jolani tras tomar Damasco en un comunicado, donde también ha indicado que "no hay lugar" para volver atrás. "Esta victoria es una nueva historia para toda la nación islámica y para toda la región. Al Asad ha dejado a Siria como una finca para las ambiciones iraníes y ha propagado el sectarismo y la corrupción", ha sostenido asimismo este domingo: "Hoy se ha limpiado Siria, gracias a Dios y a los combatientes".
La llegada de los rebeldes ha hecho que se produzcan en la ciudad saqueos y botines, tanto de comercios, como de edificios públicos. Entre ellos, las fuerzas sublevadas han llegado a asaltar el Palacio Residencial de Al Asad, donde han destruido todos los retratos e imágenes con su cara. También han irrumpido con fuerza en la Embajada de Irán en Damasco, donde se han llevado todos los bienes que había en su interior.
A la espera de conocer qué escenario se producirá ahora en Siria, las fuerzas rebeldes han anunciado que por el momento las instituciones públicas del país seguirán bajo la supervisión del primer ministro sirio, Mohamed Ghazi Al Jalali, hasta que sean "entregadas oficialmente". Al Jalali, que ha confirmado que permanece todavía en Damasco, se ha limitado a indicar que está dispuesto a colaborar con "todo sirio que se interese por Siria para preservar sus instituciones". Por otro lado, las fuerzas rebeldes también han declarado un toque de queda desde las 16 de la tarde de este domingo hasta las 5 de la madrugada del lunes, aunque no han dado más información sobre cuántos días más estará vigente.
Oleada de reacciones internacionales
Las reacciones al triunfo de los rebeldes sirios no se han hecho esperar y la comunidad siria ha llevado a cabo destacadas concentraciones en el resto de países. Desde Estocolmo a Berlín, miles de personas se han reunido y han salido a las calles para celebrar también la caída de Al Asad. También lo han hecho en Madrid, donde doscientas personas se han reunido en la Embajada de Siria y han izado la bandera rebelde utilizada por todos aquellos sirios que viven en el exilio.
En el plano político, tanto desde la ONU como desde la Unión Europea se ha celebrado la caída de Al Asad. La ONU, que desde 2011 investiga las violaciones de derechos humanos que se cometen en el país, ha calificado la salida del expresidente sirio como el momento de un "histórico comienzo" para un pueblo que ha sufrido "14 años de atrocidades": "Es la hora de llevar al país a un futuro estable, próspero y justo que garantice los derechos humanos y la dignidad que durante tanto tiempo ha sido denegada a su pueblo".
La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, ha indicado por su parte que el fin de la dictadura de Al Asad es algo "positivo y largamente esperado", subrayando que la prioridad ahora para la UE es "garantizar la seguridad" en la región.
En el lado contrario, Rusia, principal aliado del régimen de Al Asad, ha pedido que todas las partes implicadas eviten hacer un uso de la violencia y que los problemas del país se solucionen "por vías políticas". Las autoridades de Irán, el otro gran apoyo del expresidente, se han pronunciado en la misma línea y han indicado que el futuro de Siria "lo debe decidir su pueblo" sin intervenciones externas. "El futuro de Siria es responsabilidad exclusiva del pueblo de este país. Sin intervención destructiva ni imposición externa", ha comunicado el Ministerio de Exteriores iraní en un comunicado.
La Casa Blanca, por su parte, se ha limitado a expresar que el presidente Joe Biden "sigue de cerca" lo ocurrido y que desde Estados Unidos permanecen en "contacto constante" con sus socios de la región. También se ha pronunciado el próximo presidente del país, Donald Trump, quien se ha distanciado del conflicto y ha asegurado que esta "no es una lucha" de Estados Unidos.
Además, el presidente electo ha relacionado la caída de Al Asad con la guerra en Ucrania: "Rusia e Irán están muy debilitados en este momento, uno por Ucrania y una mala economía, y el otro por Israel y sus éxitos militares". Desde Pekín, por otro lado, han expresado en un comunicado que esperan que la estabilidad "vuelva cuanto antes" al país.