SpaceX ha llevado a cabo este martes el sexto vuelo de prueba de su nave Starship y el cohete Super Heavy, dos de los componentes más revolucionarios de su arsenal aeroespacial, y como siempre lo hemos podido seguir desde España a través de una retransmisión en vivo.
Después de demostrar la increíble capacidad del ‘atrapacohetes’ Mechazilla en la espectacular maniobra del mes pasado, un avance clave hacia la reutilización completa de estos gigantes tecnológicos, SpaceX ha tenido que cancelar la maniobra en esta ocasión y Super Heavy ha amerizado suavemente en el Golfo de México.
La compañía no ha dado todavía una razón específica para abortar la captura del cohete desde la plataforma de lanzamiento, pero durante la retransmisión han dicho que muchos factores debían funcionar correctamente para continuar con el intento. “No cumplimos con un criterio de compromiso”, es lo único que han aclarado desde SpaceX.
Algunos expertos —así como usuarios de X decepcionados— han apuntado que la decisión de llevar Super Heavy al Golfo de México podría ser un asunto político: el presidente electo Donald Trump estaba en la Starbase, en una muestra de sus estrechos lazos con el multimillonario fundador y CEO de la compañía, Elon Musk.
Algunos señalan que SpaceX puede haber optado por un amerizaje del cohete por “exceso de precaución”.
El mismo Trump confirmó en X su asistencia, deseando a Musk “y a los Grandes Patriotas que participan en este increíble proyecto” buena suerte, a lo que el magnate ha respondido diciendo que su presencia es “un honor”.
Un vuelo de Starship controlado
Tras el fallido intento de captura en la torre de lanzamiento, la Starship ha seguido su curso en 'modo crucero' durante unos 40 minutos mientras volaba alrededor de la Tierra.
Tras orbitar nuestro planeta, la nave Starship ha completado una reentrada atmosférica controlada, realizado una maniobra de giro y amerizado con precisión en el océano Índico, cumpliendo con este objetivo de la misión. La cápsula ha llegado intacta a pesar de haber perdido parte del material protector que la recubría durante el descenso.
En el océano, la nave espacial estaba en llamas mientras se balancea en la superficie. No obstante, SpaceX ya había dicho que no esperaba recuperarla. Recordemos que en la prueba anterior Starship explotó después del amerizaje.
SpaceX ha probado novedades en este vuelo de Starship
Como novedad, la compañía de Elon Musk ha logrado volver a encender uno de sus seis motores Raptor durante esta fase de crucero, en pleno vuelo espacial, un paso esencial para futuros encendidos de desorbitación.
Otra de las pruebas nuevas que se han llevado a cabo en este vuelo ha sido retirar miles de las placas del escudo térmico en lugares estratégicos para evaluar su resistencia. El objetivo era comprobar de dónde se pueden quitar placas para instalar hardware que sirva para atrapar la nave, que en el futuro también quieren recuperar.
Así lo explicaba SpaceX en su comunicado previo: “Se quitarán secciones enteras de placas de escudo térmico a ambos lados de la nave en lugares que se están estudiando para el hardware que permita la captura en futuros vehículos”.
Además, SpaceX ha realizado esta prueba en un horario fuera del habitual: “Ajustar la ventana de despegue del vuelo a la tarde en Starbase permitirá que la nave vuelva a ingresar sobre el océano Índico a la luz del día, lo que proporcionará mejores condiciones para las observaciones visuales”, detallan.
Finalmente, la nave ha volado intencionalmente en un ángulo de ataque más alto en la fase final del descenso, “estresando deliberadamente los límites del control de los flaps para obtener datos sobre futuros perfiles de aterrizaje”, explicaban desde la compañía.
Starship, el sueño de Musk
Esta nave es una pieza central en el sueño de Elon Musk de colonizar otros planetas, como Marte, y regresar a la Luna de manera sostenible. Cada prueba suma datos y experiencia para llegar a esos objetivos.
De hecho, la Starship quiere convertirse en el primer servicio privado que llegue a la Luna y Marte y establezca presencias permanentes y colonias en esos planetas, una visión considerada viable por Musk.
Starship está diseñado como un sistema de transporte espacial totalmente reutilizable, pensado para revolucionar los viajes espaciales y permitir la exploración interplanetaria. Consta de dos partes: un cohete propulsor llamado Super Heavy y la nave espacial propiamente dicha, conocida como Starship. Juntos, alcanzan el impresionante tamaño de 120 metros de altura.
Puede transportar hasta 150 toneladas de carga útil en órbita terrestre baja (LEO) en su versión reutilizable y más en una versión desechable.
Los motores de un cohete son esencialmente su corazón y en el caso de Starship son los Raptor. Se trata de un desarrollo propio de SpaceX y utilizan metano líquido (CH4) como combustible y oxígeno (LOX) como oxidante. Así es como ha salido la nave de la Tierra: