Este martes más de 330 millones de habitantes de los 50 estados que componen Estado Unidos decidirán quién ocupará el Despacho Oval los próximo cuatro años. La carrera electoral llega a su fin tras una campaña histórica en la que se ha producido desde un cambio de candidato hasta el intento de asesinato de otro. El objetivo tanto de la demócrata Kamala Harris como del republicano Donald Trump es alcanzar los 270 votos electorales necesarios; en un sistema, el estadounidense, que es proporcional y donde el ganador se lleva todos los votos que reparte el estado. Además, para dar más emoción a una noche ya de por si igualada, de todo el territorio de EEUU hay 7 estados que tendrán la llave de estas elecciones y en los que los candidatos han centrado buena parte de su campaña, conscientes de que sin conseguir la mayoría de ellos sus aspiraciones a la Casa Blanca se esfumarán.
Los swing states o estados bisagra se llaman así al no tener una tendencia clara de voto. Estos estados clave pueden cambiar en cada elección, ya que hay algunos que en el pasado han sido demócratas o republicanos pero que en las últimos comicios han ido cambiando y se suman a aquellos que pueden virar tanto para un candidato como para otro. En estas elecciones serán siete: Pensilvania (reparte 19 votos), Georgia (16 votos), Carolina del Norte (16 votos), Míchigan (15 votos), Arizona (11 votos), Wisconsin (10 votos)y Nevada (6 votos).
En este momento las encuestas apuntan a un empate técnico, por lo que cualquier bolsa de votos que en otro momento hubiera sido irrelevante en términos electorales puede ser esencial. Así como cualquier tema puede influir en que una comunidad decidir votar o no a un candidato. Desde atraer a los árabes de Michigan hasta movilizar a los afroamericanos de Georgia o los latinos de Arizona, Nevada o Pensilvania. "Para el Partido Demócrata su camino más lógico para una victoria es hacerse con el 'muro azul' que es Pensilvania, Wisconsin y Michigan. Si no consigue esos estados no creo que puedan ganar", asegura a 20minutos Jason Xidias, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, que añade que los Republicanos deben mantener Carolina del Norte e intentar arrebatar otros como Pensilvania, la piedra angular de estas elecciones.
Pensilvania, 'the keystone State'
Que en las últimas semanas tanto Harris como Trump hayan pisado este estado en varias ocasiones no es casualidad. El candidato republicano sabe desde su primera campaña en 2016 que este estado es la llave a la Casa Blanca. Y los demócratas han aprendido de los errores del pasado, cuando dieron por hecho que con la población de las grandes ciudades como Filadelfia y Pittsburgh era suficiente para garantizarles la victoria en el llamado 'Keystone State' (El estado de la piedra angular, en español).
El 10% de la población de este estado es negra y los latinos también se acercan a ese porcentaje. La vicepresidenta Harris ha recurrido precisamente en uno de sus último mítines en Filadelfia a la Iglesia de la Compasión Cristiana, de mayoría afroamericana, desde donde pidió el voto para "decidir el futuro de la nación". Además, estuvo en la barbería Philly Cuts, donde escuchó varios jóvenes afroamericanos sobre el rumbo que debe tomar el país. Harris es consciente de que le está costando llegar a los varones de esta comunidad, por lo que está también apoyándose en los Obama para hacer campaña en un sector de la población históricamente demócrata, pero a los que Trump cada vez recorta más distancia. Sobre todo teniendo en cuenta que Joe Biden ganó hace cuatro años únicamente por 90.000 votos de diferencia en este estado.
Para José Antonio Gurpegui, director del Instituto Franklin-UAH, Pensilvania es el estado más típico de todos, con un votante de hombre blanco, que vota republicano y mujeres que votan demócrata, que además cuenta con las minorías étnicas donde la diferencia entre ambos partidos se ha ido reduciendo. "Estas minorías van a seguir votando mayoritariamente demócrata, pero la diferencia se ha reducido 19 puntos del 40 y tantos porciento de apoyo que llegaron a tener en la primera o segunda elección de Obama", afirma.
"Si un candidato logra ganar Pensilvania y Georgia, estoy convencido de que ganará las elecciones, porque seguro que caerá alguno de los otros", explica Gurpegui, que como Xidias asegura que con 19 votos electorales que reparte "no concibe que alguien llegue a los 270 necesarios para vencer en las elecciones sin ganar Pensilvania". Aunque en los últimos meses las encuestas apuntaba a una escasa diferencia en favor a Kamala Harris en Pensilvania, en los últimos esa dinámica ha cambiado en favor de Trump, que a un día de las elecciones está ligeramente por encima.
Carolina del Norte, el feudo de Trump
Pensilvanas es fundamental para ganar las elecciones, pero solo con ese estado no es suficiente. A este estado bisagra le tiene que acompañar otros y es aquí donde demócratas y republicanos intentan hacerse con los que históricamente más les ha beneficiado. En el caso republicano la apuesta es clara: Carolina del Norte. En cincuenta años los demócratas solo han ganado este estado en 1976 con Jimmy Carter y en 2008 con Barack Obama, aunque el número de votos por el que han ganado por último los republicanos en muy pequeña, lo que ha llevado a que se le considera uno más de los swing states.
En este estado los demócratas necesitan una alta participación del 23% de población afroamericana para tener opciones. Además, Carolina del Norte también cuentan con una bolsa importante de votantes con estudios superiores, que las encuestas afirman que en estos comicios podrían decantarse más por los demócratas que por los republicanos. Pese a ello, Jason Xidias reconoce que ve "muy difícil para Kamala Harris ganar Carolina del Norte" pese a que "los cambios demográficos le sitúan cada vez más como un estado a disputar".
Carolina del Norte reparte 16 compromisarios y actualmente Trump está por delante en las encuestas por 1 puntos aproximadamente. El magnate sabe que en este estado (que ganó en 2020 por menos de 75.000 votos) están puestas sus opciones de ganar y tras los discursos del viernes en Míchigan y Wisconsin, partió el sábado hacia Gastonia y Greensboro, en Carolina del Norte, donde participó en los penúltimos mítines antes de terminar la campaña.
Harris también participó el sábado en mítines en Georgia y la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte. Y es que, como recuerda Gurpegui, en este estado también se elige en estas elecciones al gobernador, otro aspecto importante en esas elecciones para el control de las cámaras legislativas y en el que "resultaba muy significativo que mientras Trump aventaja a Kamala en la carrera presidencial, parece parece que se va a votar a un gobernador demócrata".
Del 'muro azul' al peso de las minorías
Dentro del resto de estados calve hay algunos cuyas particularidades demográficas han hecho que ambos candidatos hayan tenido que hacer el máximo esfuerzo para no perder ni una sola papeleta. Junto a Pensilvania y Wisconsin, otro de los estados que conforman ese 'muro azul' es Míchigan, que tras Pensilvania ha sido el swing states en esta campaña electoral con más mítines de Harris y Trump. Michigan es el estado con mayor proporción de árabes estadounidenses de todo el país, prácticamente doblando al segundo. Aquí hay temas como el de la ofensiva israelí en Gaza y el apoyo de EEUU a Netanyahu han tenido una amplia importancia.
"El tema de Gaza podría resultar definitivo en la carrera presidencial", asegura Gurpegui, que añade en unas elecciones tan ajustadas como esta comunidades pequeñas podrían tener la llave. Aunque históricamente han sido demócratas, algunos acusan al Ejecutivo de Biden (del que Harris es parte como vicepresidenta) de no haber sido suficientemente duro con Netanyahu. "Esto no significa que ahora vayan a votar todos al Partido Republicano, pero sí pueden quedarse en casa; pese a que Kamala Harris se parapeta en las decisiones de Biden no ha querido mojarse", dice Gurpegui. Algo parecido con esta cuestión ocurre con estudiantes universitarios que en los primeros compases del conflicto en Oriente Próximo realizaron unas acampadas históricas en contra de las decisiones de su Gobierno.
Por otro lado, otro de los feudos republicanos que Biden consiguió arrebatar por sorpresa y que será importante en estas elecciones en Georgia. Tras Washington DC y Misisipi, Georgia es el lugar con mayor porcentaje de afroamericanos de todo EEUU. Pese a esto, ni las históricas elecciones de Obama pudieron quitar a los republicanos este estado, ya que los expertos consultados coinciden en que la comunidad afroamericana de este estado no suele tener una fuerte participación electoral. "A parte de la cuestión de ser una mujer (que está influyendo en los varones afroamericanos) otro motivo importante por el que muchos afroamericanos no apoyan a Kamala es porque se sienten desilusionados con las políticas económicas del partido demócrata y piensan que Trump podría gestionarlo mejor", expresa Jason Xidias.
Con todo, el profesor de Comillas apunta a que a diferencia de otros lugares es un estado que los demócratas podrían arrebatar, ya que "Atlanta es una ciudad bastante progresista" que si consiguen unirlo a una alta participación afroamericana podrían cambiar la tendencia actual de las encuestas que dan a Trump como ganador.
Además de los afroamericanos, otro grupo importante que tendrá importancia en los estados claves son los latinos. El voto latino tiene históricamente mucho peso en los estados del sur como Florida y Texas, aunque hay dos swing states que también lo tendrán: Nevada y Arizona. En la última semana de campaña Harris ha visitado estos dos lugares y se ha apoyado en artistas como el grupo mexicano Los Tigres del Norte, Maná, o la cantante de origen puertorriqueño Jennifer López para atraer a esta amplia comunidad que tiene cada vez menos definido su voto.
"En el caso de los hispanos lo que está ocurriendo es que cada vez se consideran menos hispanos y se más clase trabajadora. Sobre todo cuando estamos hablando de segunda y tercera generación, a quienes el tema de la inmigración es como si no fuera con ellos", expone Gurpegui. "Ellos ya son estadounidense y lo que les preocupa es poder adquirir una casa o la inflación. El punto fundamental para este grupo es la economía", afirma.
Un ejemplo de ellos es Arizona, vía con más de un 30% de población latina y que ha sido un feudo del Partido Republicano. De hecho, desde 1948, los demócratas sólo han ganado aquí con Bill Clinton en 1996 y con Biden en 2020. En el otro extremo está Nevada, el quinto con mayor proporción de latinos, que en las últimas 4 elecciones ha votado demócrata, aunque en los últimos comicios los republicanos han ido reduciendo su diferencia. A escasas horas para que se produzcan las votaciones, Arizona parece claro que será republicano, con casi cuatro puntos de diferencia con respecto a los demócratas. En cuanto a Nevada (como ha ocurrido con Pensilvania), Trump se ha colocado en los últimos días ligeramente por encima de Harris pese a que esta llevaba semanas ganando por escaso margen.
El día cinco de noviembre todo el mundo mirará a estos estados como quien trata de descifrar qué ocurrirá el día de después. Las claves de lo que sucederá la tienen ellos. Siete estados que valen un asiento en la Casa Blanca.