¿Y si la princesa de Asturias fuese lesbiana?

Vaya por delante que ignoro absolutamente la orientación sexual de la futura reina de España, como tampoco tengo ninguna sospecha, así que no presupongo ni su heterosexualidad, ni su bixexualidad ni su homosexualidad. Pero quiero reflexionar sobre la circunstancia, posible, que ya se sienta atraída afectiva y sexualmente, de forma exclusiva, hacia mujeres.

En este caso, ¿aceptaría la sociedad española que se casara por amor (con una mujer, obviamente) o se le presionaría para que se casara por conveniencia, con un varón con el que no desearía ni convivir ni concebir? La tesitura sería realmente interesante, dado que, desde hace décadas, la Casa del Rey ha defendido que sus miembros se casen por amor. Y tal vez el mayor problema no vendría del seno de la familia coronada (no imagino a la reina Letizia en plan homófoba “tú te casas con un pene y no se habla más”) sino de los “V.E.R.D.E.” (Viva El Rey De España), ese monarquismo patrio tan casposo hoy como ya lo era en el siglo XIX.

La sociedad española tendría que posicionarse, si prefiere la infelicidad de una persona obligada a la soltería perpetua o a estar casada con una persona por la que no va a sentir ninguna atracción sexual y afectiva, o la felicidad de la jefa del Estado amando y teniendo sexo con una mujer, aceptando que la boda no se celebraría en la catedral de la Almudena sino en la “catedral” de Cibeles (con lo que ganaríamos no tener que ver por televisión esos espantosos frescos de Kiko Arguelles), en un matrimonio civil.

Por lo que sé (no soy especialista en la materia) no habría ningún reproche constitucional si la heredera del rey Felipe decidiera contraer matrimonio con una mujer. Pero dado que una de las pocas obligaciones constitucionales de quien ostenta la jefatura del Estado es procrear, sí se plantearía una curiosa cuestión constitucional.

Dice la Constitución en vigor, que “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.M. Don Juan Carlos I de Borbón”, así que el único requisito sería que el óvulo de la técnica de fecundación in vitro tendría que ser de la propia princesa, pudiendo ser el espermatozoide de cualquier varón, y que de acuerdo con la actual ley de reproducción asistida, tendría que ser anónimo.

Históricamente, en España no ha habido problema de un rey con padre desconocido, como es el caso de Alfonso XII, que ya se sabe que su progenitor no era el marido de su madre, la reina Isabel II. Y digo desconocido para la sociedad, imagino que para Su Majestad católica sí sería conocido (o no, quien sabe).

Más complicado sería si la actual princesa (y futura reina) decidiera utilizar el método ROPA, que según la Fundación Jiménez Díaz es la técnica que permite compartir la maternidad entre dos mujeres, haciendo un ciclo de fecundación in vitro a una mujer de la pareja para conseguir embriones (madre genética) y posteriormente transferir estos embriones en el útero de la otra mujer de la pareja (madre gestante).

Por mi interpretación del mandato constitucional, sería imprescindible que Leonor fuese madre genética del futuro (o futuros) bebé(s), ya que lo importante es la aportación genética borbónica al futuro sucesor (o sucesora), pudiendo ser o no la madre gestante.

No sé si en la Zarzuela se han realizado algunos trabajos previos ante esta eventualidad, o han preferido la técnica científica de poner velas a San Judas Tadeo, pero como a la niña le dé por decir que le gustan las niñas, más de uno, y de una, va a tener un síncope la mar de divertido.

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.