Vivir cerca de un aeropuerto y estar expuesto de manera constante al ruido de los aviones podría aumentar significativamente el riesgo de sufrir infartos, arritmias peligrosas o accidentes cerebrovasculares. Así lo indica un estudio publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, liderado por investigadores del University College London (UCL).
El análisis incluyó datos de imágenes cardíacas de 3.635 personas residentes cerca de los aeropuertos de Heathrow, Gatwick, Birmingham y Manchester, en Inglaterra. Los resultados mostraron que los habitantes de las zonas con mayor contaminación acústica presentaban músculos cardíacos más rígidos y menos eficaces al bombear sangre, especialmente aquellos expuestos a ruidos nocturnos.
Según Gaby Captur, cardióloga y autora principal del estudio, aunque no se puede afirmar con certeza que el ruido sea la causa directa de estas anomalías, los hallazgos se suman a la creciente evidencia sobre los efectos negativos del ruido ambiental en la salud del corazón.
El ruido ambiental no solo afecta al sueño, sino que también activa el sistema nervioso simpático, desencadenando respuestas de estrés que elevan la presión arterial, alteran la digestión y liberan cortisol, la hormona del estrés. Esto puede aumentar el riesgo de obesidad y empeorar la salud cardiovascular.
El estudio destacó que las personas expuestas a altos niveles de ruido de aviones tienen entre un 10% y un 20% peor función cardíaca en comparación con quienes viven en zonas más tranquilas. Además, estas anomalías cardíacas podrían multiplicar hasta por cuatro el riesgo de sufrir eventos graves como infartos o ictus.
La investigación subraya la importancia de tomar medidas para mitigar el ruido en áreas residenciales cercanas a aeropuertos, especialmente durante la noche, cuando su impacto es mayor. Si bien el estudio es observacional, los datos apuntan a la necesidad de considerar el ruido ambiental como un factor clave en la salud pública.