Residente ofrece en Madrid emoción y espectáculo con el mejor rap latinoamericano

Residente, mitad del extinto Calle 13, ha puesto el broche final a los conciertos de España de su gira mundial en el WiZink Center en Madrid. Sobre su escenario ha repasado tanto los grandes éxitos del rap latinoamericano, como las novedades compiladas en Las Letras Ya No Importan, su último trabajo en solitario.

Después de que sonara La violetera de Sara Montiel por los altavoces, René Pérez se ha presentado solemnemente ante un atril, como si tuviera que agradecer un premio, cuando entre el griterío del público se ha escuchado nítida la voz de su madre preguntándole una lección de la escuela, lo que es signo inequívoco del inicio de René.

Con la mano temblorosa ha agarrado el micrófono y mientras una taquígrafa dejaba por escrito cada barra del artista, este se ha vaciado en una de las confesiones más emocionantes de la historia de la música –sin necesidad de la etiqueta "urbana" o "latina"– a la par que uno de los inicios de show más fulgurantes que uno que puede imaginar.

Con la voz entrecortada y al borde del llanto, el puertorriqueño se ha dejado ovacionar impávido sobre el escenario, mientras la antes taquígrafa ahora dibujaba al artista mirando al vacío desde el borde del precipicio.

La solemnidad ha quedado inmediatamente interrumpida en cuanto René se ha calzado la gorra con la R y ha encadenado con una violenta seguridad Pecador, Quiero Ser Baladista y su sesión con Bizarrap, con la que ha resonado hasta la extenuación el ya icónico "esto lo hago pa' divertirme", toda una declaración de intenciones contra la industria musical, en general, y J Balvin, en concreto.

Ya con la gorra puesta del revés, René se ha ido directamente a la década de 2010 para rememorar algunos de los temas que hicieron de Calle 13 un referente de la música urbana latina, como han sido su Baile De Los Pobres, No Hay Nadie Como Tú y Cumbia de los Aburridos.

Tras esto ha llegado Atrévete-Te-Te, lo que es ya un himno generacional que se canta con el mismo ímpetu en cualquier discoteca de pueblo, como en una gran plaza como lo ha sido el WiZink Center de Madrid, y lo serán Nueva York o Buenos Aires durante las próximas semanas.

Siguiendo con canciones ya míticas, René ha entonado El Aguante, un manifiesto a favor de los pueblos que soportan sobre sus hombros el peso de todas las injusticias del mundo, Muerte en Hawái, una de las letras mejor trabadas de todo su repertorio, y La Vuelta Al Mundo, con una inestimable colaboración de los coros de Kiani Medina.

"Esto va por el exterminio en Palestina, las masacres en el Congo, la represión violenta en Myanmar y la guerra de Ucrania", se podía entrever en la máquina de escribir que aparecía en la gran pantalla.

El rapero se propuso entonces a cantar Guerra, a la que ha seguido This is Not America y Latinoamérica, un tema que ha gozado de un largo prólogo de guitarra que ha dado paso a una punzante letra que encierra una férrea voluntad de unión entre todos los pueblos latinoamericanos.

No han faltado tampoco El Encuentro, que René ha contrapuesto a continuación con Desencuentro; Que fluya, toda una lección de rap puro o Fiesta de locos, que ha puesto a brincar a todos los asistentes que se encontraban en los palcos.

Para cerrar la velada, René ha entonado Vamo' a portarnos mal, Problema cabrón, El futuro es nuestro, con acompañamiento instrumental apoteósico, y 313, canción a la que se ha unido Silvia Pérez Cruz y su eternamente emocionante voz, con la que ha cerrado abruptamente una actuación de casi dos horas.

Tras su paso por Madrid, el rapero puertorriqueño deja España para actuar el 18 en Nueva York, el 20 en Los Ángeles y el 27 en Buenos Aires, y después de tocar por casi toda América Latina concluirá la gira mundial en su San Juan natal el 7 de diciembre

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