El mercado laboral español cerró el año pasado una de las muchas brechas que abrió la crisis financiera de 2008. 15 años después de que la gran crisis hundiera la economía española, España ha vuelto a bajar del millón de parados de larga duración. Los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) reflejan que 977.200 se encontraban en esta situación en el último trimestre de 2024. Una cifra casi clavada a la que se registraba en el arranque de 2009, cuando la destrucción masiva de empleo que se produciría después solo acababa de empezar.
Los motivos por los que se reduce el paro de larga duración —aquellos parados que llevan más de un año desde que dejaron su último empleo— tienen mucho que ver con el ciclo económico. Cuando se crea empleo, el número de personas que se quedan sin trabajo se reduce. Al mismo, tiempo, silenciosamente, los desempleados de larga duración van saliendo poco a poco de este colectivo.
Pero no necesariamente abandonan el paro porque encuentren trabajo. Muchos, sobre todo los más envejecidos, abandonan el mercado de trabajo hacia la jubilación. "La mayoría de parados de larga duración son personas mayores. Muchos pasan a la inactividad porque tienen edad para jubilarse", explica a este periódico Florentino Felgueroso, investigador en Fedea, especialista en mercado laboral.
Pensemos en el paro como en un autobús al que los pasajeros se suben cuando se quedan sin trabajo o se lanzan a buscar su primer empleo sin éxito y del que se bajan cuando consiguen trabajo o se retiran del mercado. Durante la gran crisis, el autobús se fue llenando de personas, mientras las puertas de salida permanecieron cerradas. Los parados se fueron agolpando en el vehículo y los que acumulaban más tiempo en el autobús se fueron quedando en el fondo, lejos de las puertas de salida.
Cuando el ciclo económico cambió de signo a partir de 2014 y la economía volvió a crecer, el autobús abrió de nuevo las puertas de salida. Pero los primeros en bajarse fueron los que llevaban menos tiempo dentro, los más cualificados, los más jóvenes... el tirón de la economía también provocó que se subiera menos gente al vehículo. El número de pasajeros —es decir, de parados— se fue reduciendo. Así hasta ahora.
Lo explica mejor Felgueroso. "Entre 2007 y 2013 hubo un aumento grande y continuo del paro", recuerda el investigador. "De los que entraron entonces, empezaron a salir los que menos dificultades tienen, los menos vulnerables y más cualificados. El que lleva más tiempo suele tardar aún más en salir", resume.
El paro de larga duración es probablemente la cara más amarga del desempleo. Acumular años en paro desgasta. El trabajador entra en un bucle del que es difícil salir. Las oportunidades merman cada año que pasa sin encontrar un empleo. Como dicen los economistas, el trabajador se descapitaliza. Pierde destrezas, ritmo, conocimientos... las empresas descartan su currículum. Esto hace que cada vez sea más difícil reincorporar a estas personas a un mercado laboral en plena revolución.
Los que quedan
El número de parados de larga duración en España llegó a ser dramático en el punto álgido de la crisis. En el primer trimestre de 2014, había casi tres millones de personas desempleadas que llevaban más de un año sin trabajar. El 55% de todos los parados en España era de larga duración. Ese porcentaje se ha ido reduciendo poco a poco hasta alcanzar el 38% actual. Esta bolsa que se resiste a desaparecer es una de las razones que explican por qué a España le cuesta tanto reducir una tasa de paro que alcanza aún el doble dígito (10,6%).
El perfil de parado de larga duración actual es diferente al de antes de 2008. A finales de 2024, el 58% de estos desempleados tenían más de 45 años, frente a un 34% antes de la crisis. Solo uno de cada cuatro tiene estudios universitarios. Unas cifras que son el fiel reflejo de un envejecimiento poblacional imparable con el que tendrá que lidiar la economía del país en las próximas décadas.
El paro de larga duración varía considerablemente según la comunidad autónoma de que se trate. Canarias, donde el paro de más de un año supone un 45% de todo el desempleo del archipiélago, es la comunidad donde más peso tienen estos parados. Tras Canarias aparecen Comunidad Valenciana (42%), Andalucía (41%), Asturias (41%) y Castilla-La Mancha (40%). La otra cara de la moneda la encarnan territorios como Baleares (22%), Navarra (28%)o País Vasco (30%).
No obstante, hay comunidades donde los parados de muy larga duración (los que llevan ya dos años buscando sin éxito) tienen un peso muy elevado sobre la masa total de desempleo. Es el caso de Canarias, con un porcentaje de parados de dos años más que alcanza el 35%. Las cifras son también elevadas en Andalucía (29%), Aragón (28%) y País Vasco (25%).