Vivimos en la época de los superalimentos, la búsqueda constante del máximo beneficio nutricional con el menor esfuerzo posible, intentando encontrarlo en una pieza de fruta o una verdura. A veces se descubren por la investigación alimentaria y a veces por modas importadas que pueden tardar un poco más en llegar a España. Ahora es el turno de un hongo cuyas bondades medicinales se conocen desde hace siglos.
Para aumentar aún más este nuevo fenómeno alimentario, el hongo chaga ya tiene sobrenombres con gancho: oro negro, perla negra y diamante del bosque. El color negro remite a su aspecto: este microorganismo crece en los árboles formando unas protuberancias que cubren la corteza dando la sensación de que se hubiese quemado.
Perteneciente a la familia Hymenochaetaceae, parasita habitualmente en el abedul blanco y otros árboles similares en diversos territorios alrededor del mundo: desde Rusia a Canadá, pasando por el norte de Europa y áreas de Estados Unidos. Son hábitats muy fríos, en los que crece muy lentamente y donde sus propiedades medicinales se conocen desde hace siglos, aplicándose para diversas enfermedades.
Una vez conocidas las propiedades, la primera pregunta que asalta a la persona interesada es el formato en el que se puede adquirir y cuál es la forma más adecuada de consumirlo. La presentación estándar es en polvo, que permite elaborar una infusión, si bien también se encuentran en suplementos alimenticios, de forma aislada o junto a otros hongos o especias como la cúrcuma o el jengibre.
¿Cómo actúa contra los lípidos?
El acentuado poder antioxidante del hongo chaga impacta también en la reducción de los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos, tal y como puso de manifiesto un estudio científico con ratas hiperlipidémicas. el chaga también ayuda a reducir el colesterol. En la misma línea, se ha constatado su capacidad antiinflamatoria por su contenido en ácido betulínico, lo que incide en la disminución de riesgo ante el sobrepeso y la obesidad.
Rico en compuestos fenólicos
En las últimas décadas, el hongo chaga o Inonotus obliquus, ha sido objeto de investigación científica, destacando su producción de amplio rango de metabolitos secundarios: fenólicos, melaninas y triterpenoides. Estos compuestos fenólicos y flavonoides hacen de este hongo todo un objeto de deseo por su capacidad de frenar el estrés oxidativo, es decir, el envejecimiento.
Aunque la idea del envejecimiento se asocie en un primer momento al deterioro de la piel, a una cuestión meramente superficial, lo cierto es que la prevención del daño oxidativo que procura este hongo y diversos alimentos también reduce el riesgo de sufrir algunas de las enfermedades más prevalentes de la actualidad, como el cáncer, las relacionadas con el sistema cardiovascular o incluso neurodegenerativas como el Alzheimer.
Referencias
Liang, L., Zhang, Z., Sun, W., Wang, Y. (2009). Effect of the Inonotus Obliquus Polysaccharides on Blood Lipid Metabolism and Oxidative Stress of Rats Fed High-Fat Diet In Vivo. International Conference on Biomedical Engineering and Informatics. https://ieeexplore.ieee.org/document/5305591