Una buena historia tiene que tener un buen argumento, un "buen" bueno y un "buen" malo. La trama te permite disfrutar de un viaje con buenas anécdotas, el personaje bueno es aquel con el que a priori empatizas y quieres que todo le salga bien y el personaje malo es ese ser que no quieres que se salga con la suya… Más o menos. Todo esto es en teoría.
Te animo a que hagas memoria en tus pelis y series favoritas y a que analices bien tus pensamientos respecto al malo. Puedes llegar a la conclusión de que ese malo resulta que te gusta más que el bueno. No es una locura. En mi círculo cercano hay mucha gente que opina eso y empatiza más con aquel que debería ser repudiado.
Un personaje de la cultura friki reconocible en todo el mundo es el villano más característico de la saga Star Wars Darth Vader, un Anakin Skywalker totalmente corrompido por el emperador Darth Sidious, el malo más maloso de la saga. Sólo con escuchar su respiración artificial forzada en ese traje negro brillante imponente ya nos hiela la sangre. ¿Por qué este personaje, más que generarnos rechazo, hace que tengamos más ganas de que aparezca en pantalla? A pesar de que sea lo que menos quieren ver los protagonistas, esos con los que supuestamente empatizamos.
El fallecimiento de James Earl Jones, icónico actor encargado de poner la profunda e intimidante voz original de Darth Vader en la trilogía original de Star Wars, es un mazazo para los amantes de la franquicia. En homenaje a su trabajo, qué mejor momento para explicar por qué nos gusta tanto ver la aparición de Darth Vader en pantalla. Hablemos de cómo la ciencia explica el encanto de los villanos.
El lado oscuro atrae
Tendemos a evitar compararnos con personas que suelen ser inmorales, mentalmente inestables o que generan opiniones negativas porque podemos sentirnos amenazados por nuestros propios pensamientos. ¿Qué ganamos si nos autoseñalamos como “el malo de la película? Seguramente nada bueno. Pero supongamos que superamos esa autoacusación y hacemos esta pregunta: ¿Pueden las personas sentirse atraídas por versiones más oscuras de sí mismas?
Este estudio sugiere que los espectadores de la vida real, protegidos por el velo de la ficción, podrían sentirse atraídos por los villanos cuando reflejan aspectos de sí mismos. Proponen que, una vez apaciguada la autoamenaza que implica hacerse esa pregunta, la similitud indica autorrelevancia, lo que atrae a las personas hacia quienes son similares a ellas a pesar de sus características negativas. Para poner a prueba esta idea general el estudio explora un contexto frecuente que puede ofrecer un refugio seguro frente a la autoamenaza: las historias.
Los seres humanos tienen una motivación básica para verse a sí mismos de forma positiva y evitan la información que podría desconfirmar una visión positiva de sí mismas. Una fuente potencial de amenaza para uno mismo son otras personas que son similares en sus rasgos de personalidad, manierismos o valores, pero que también poseen rasgos no deseados. Estas personas pueden provocar la evitación. Incluso si la similitud se produce en rasgos neutros o positivos, puede seguir suscitando la preocupación de que una comparación posterior revele una versión potencial más oscura o negativa de sí mismas.
Sin embargo, esta conclusión se basa en el supuesto de que estas comparaciones son amenazadoras. ¿Y si esta suposición fuera falsa? En ausencia de amenaza, las personas podrían mostrar un mayor interés por otros aspectos negativos cuando son similares. Es decir, en vez de mostrar una actitud que no quieren, pueden mostrar interés en lugar de repulsión, incluso de aquellas personas con características más oscuras e indeseadas.
¿Cómo se llegan a estas afirmaciones? Realizando seis estudios en donde se analizan diversos aspectos de la percepción humana respecto a los villanos. Aunque me gustaría remarcar y detallar cómo se realizó cada uno, voy a centrarme en tres de ellos, que son los que más me llamaron la atención.
Estudio 1: Test con personajes ficticios
En este estudio se comprobó si, en la vida cotidiana, las personas muestran una preferencia por la similitud o la disimilitud en otros sujetos que se pueden identificar como “villanos” o “no villanos”.
Para ello usaron datos del mundo real de la empresa CharacTour, una plataforma de entretenimiento en línea centrada en personajes que contaba con aproximadamente 232.500 usuarios registrados en el momento del análisis. Una de las características del sitio permite a los usuarios hacer un test de personalidad y ver la similitud de los distintos personajes con ellos mismos. Los usuarios pueden buscar personajes y sus 'fans' (parecido a un 'me gusta' de Facebook). A partir de las interacciones de los usuarios con estos dos aspectos de CharacTour, se puede observar si la gente se sentía atraída o repelida por villanos similares observando las personalidades de los usuarios que se hicieron fans de cada personaje.
Los villanos también pueden tener rasgos positivos: divertidos, inteligentes, carismáticos
Los resultados sugieren que a la gente le interesan los villanos parecidos a ellos en lugar de sentirse repelidos, pero este análisis no indica qué rasgos prefieren compartir con los villanos. Cuando pensamos en villanos, pensamos en rasgos negativos -manipuladores, groseros, deshonestos- porque los villanos tienden a encarnar estos rasgos con más frecuencia que los no villanos. Sin embargo, los villanos también pueden tener rasgos positivos: divertidos, inteligentes, carismáticos. Es posible que a la gente sólo le guste sentirse parecida a los villanos con los que comparte rasgos positivos, pero que rehúya a los villanos con los que comparte rasgos negativos. De ser así, es posible que los fans de los villanos no se diferencien de los fans de los no villanos en rasgos negativos como la manipulación, la falta de honradez y la grosería.
Estudio 2: Test con personajes de la vida real
En el Estudio 1 los villanos de CharacTour son en gran parte ficticios o ficcionalizados, pero en el Estudio 2 se comprueba si las comparaciones con villanos de historias ficticias evocan menos malestar psicológico que las comparaciones con villanos de la vida real (no ficticios). Este estudio se realizó con 100 estudiantes universitarios y Universidad Northwestern y mostró que las historias en las que los villanos son ficticios representan un refugio seguro para las comparaciones con yoes potencialmente más oscuros, haciendo que las comparaciones con villanos de la vida real resulten más incómodas.
Estudio 3: Atracción causal por un “yo” más oscuro
En este tercer estudio, se usaron a 418 participantes de Estados Unidos en un experimento para comprobar si existe una relación causal entre la similitud y el interés de los participantes por los villanos de ficción, permitiendo saber si había interés incluso en los rasgos negativos.
El procedimiento del Estudio 3 es muy interesante. Los participantes leyeron una escena en la que un amigo les hablaba de un nuevo programa de televisión en el que aparecía un personaje llamado Sam. Los sujetos de estudio estaban siendo manipulados para ver qué percepción tenían sobre Sam con un sesgo. Para algunos se le mostraba repetidamente como el villano/antagonista y, para los otros, como el héroe/protagonista de la historia.
Para manipular la similitud percibida, se dio a los participantes una lista de 21 rasgos de Sam y les pidieron que seleccionaran los 4 rasgos más parecidos o diferentes a ellos mismos. Los participantes vieron todos los rasgos positivos (por ejemplo, carismático, optimista, aventurero) o todos los rasgos negativos (por ejemplo, avaricioso, testarudo, impaciente). Posteriormente, los participantes completaron una escala de 7 puntos que medía la preferencia por el programa con tres aspectos: el grado de interés, probabilidad y entusiasmo con que verían el programa (1, muy poco interesado, muy poco probable, nada entusiasmado, a 7, muy interesado, muy probable, muy entusiasmado). Esta medida sirvió para calibrar si los participantes estaban interesados en obtener más información sobre el personaje.
Por último, los participantes respondieron a preguntas exploratorias sobre sus percepciones de Sam, completaron comprobaciones de manipulación sobre la similitud del personaje (1, diferente a mí, a 7, similar a mí) y la condición de villano (1, definitivamente una mala persona, a 7, definitivamente una buena persona).
Los resultados sugirieron que las manipulaciones tuvieron éxito: Los participantes en las condiciones similares veían a Sam más parecido a ellos mismos que los de las condiciones no similares. Asimismo, los participantes en las condiciones de villano veían a Sam como una mala persona. Sugiriendo que los participantes preferían a villanos similares a ellos.
Nos gustan los villanos por ser ficticios
La similitud con otros rasgos negativos es aversiva porque implica una afrenta a la visión que uno tiene de sí mismo. Por eso, las personas retroceden ante los que ven como algo negativo… y similar a alguna cualidad de sí mismas.
Sin embargo, la investigación del estudio sugiere que la combinación de mitigación de la amenaza y percepción de autorrelevancia en las historias permite que la similitud con otros negativos se convierta en atractiva. Por ejemplo, aunque la similitud con Lord Voldemort es aversiva para Harry Potter, puede resultar atractiva para algunos lectores de la serie. Del mismo modo, Harry Potter podría encontrar atractiva la similitud con un villano si, en lugar del antagonista de su propio mundo, Lord Voldemort, se pareciera al villano de un mundo alternativo. De la misma manera, uno podría imaginarse a Harry Potter descubriendo un "lado más oscuro" a través del villano de X-Men y compañero huérfano, Magneto. Así podríamos seguir con muchos ejemplos y ramificaciones de "Y si".
Darth Vader nos atrae porque existe fuera de nuestra realidad. Puede que alguien pueda llegar a pensar que sus actos son justificados y que el camino a seguir si le pasase lo mismo que a Anakin sea el camino idóneo de venganza. ¿Pero en la vida real actuaria igual? Seguramente no. Bueno, no lo sé. El lado oscuro siempre tienta demasiado.
