Quienes venimos de Levante crecimos habituados a las gotas frías. Todos los meses de octubre, una rambla desbordada altera la vida de alguna comarca mediterránea. Siempre ha sido así, año tras año. Quizá por esa costumbre esta vez se infravaloraron las alertas cuando llegaba una nueva DANA.
Pero esta no era una más: el centenar de muertos y las decenas de miles de hogares destrozados de este 29-30 de octubre de 2024 son ya la mayor tragedia para esta generación.
Ahora toca acompañar en el luto y planear la reconstrucción. Después tendremos que replantearnos cómo actuar la próxima vez. Porque a esta devastación aún no estamos habituados.