El motivo por el que debes comer la pulpa del zumo de fruta

En cualquier manual de recomendaciones nutricionales de expertos que caiga en nuestras manos viene contemplada la obligación de consumir fruta en abundancia, a ser posible de proximidad y siempre de temporada, para poder sacarle todo el 'jugo' a sus propiedades saludables. En verano, puesto que se trata de un grupo de alimentos muy hidratantes, aún más.

Sin embargo, y aunque los zumos son la bebida estrella del desayuno y/o la merienda, tomarlo únicamente en su versión líquida, sin 'tropezones', no es la mejor idea si lo que queremos es evitar un pico glucémico fulminante, además de ingerir un producto que en el camino pierde la gran mayoría de sus beneficios.

Pero es que si, aun sabiendo que el zumo no es la manera más saludable de tomar fruta, queremos seguir haciéndolo, al menos deberíamos tener en cuenta que no debemos eliminar la pulpa que se desprende al licuarla, sino tomarla también. ¿Cuál es la razón?

La fruta, mejor entera

Antes de ocuparnos de cómo deberíamos tomar el zumo de fruta licuado, es importante dejar claro que la mejor manera de tomar la fruta, cualquiera de ellas, es entera. En las que se haga imprescindible eliminar la piel, porque no sea comestible, la eliminaremos, pero en las demás debemos conservarla y masticar cada pieza.

Por supuesto, tomar un zumo de fruta industrial no es saludable por la cantidad de aditivos y la escasez de fruta real que contienen. Pero es que un zumo natural, recién exprimido en casa, tampoco va a ser la mejor opción más allá de la comodidad y, por qué no decirlo, de lo rico que está.

Por ejemplo, el famoso zumo de naranja del desayuno, pieza clave en cualquier ingesta continental que se precie, va a provocar que nuestro índice glucémico suba de manera inmediata, con el consiguiente daño inflamatorio que produce en nuestro organismo. En cuanto a sus propiedades saludables, nunca un zumo va a ser comparable con una pieza de esa misma fruta.

Cuando tomamos una pieza de fruta entera, estamos ingiriendo los azúcares naturalmente presentes en ella, pero también la fibra, algo que hará que la absorción de esos azúcares se produzca de manera lenta y progresiva. Al masticar la fruta, estaremos enviando señales de saciedad a nuestro cerebro además de controlando el colesterol, puesto que la misma fibra ralentiza la reabsorción en el intestino delgado.

Al comer la fruta entera, además, podremos controlar mejor las cantidades, puesto que en un zumo pueden entrar varias piezas, y todo el azúcar que llevan asociado. Así pues, separar el azúcar natural de la fruta de la fibra es una mala idea.

El zumo de fruta natural, ¿con pulpa o sin ella?

Con las premisas claras desde el comienzo, y la prioridad de comer fruta entera, si tomamos un zumo siempre va a ser más recomendable añadirle la pulpa. Al exprimir la pieza de la que queramos obtener el jugo, eliminamos de un plumazo su fibra, así como el gran poder antioxidante que contiene.

La fibra consigue que los hidratos de carbono no pasen de repente al torrente sanguíneo, haciendo que el páncreas trabaje demasiado para segregar la insulina necesaria para equilibrarlo. Estas son las razones por las que es preferible incorporar la pulpa al zumo.

1. Mantiene la energía durante más tiempo

Gracias a la fibra, los azúcares van entrando lentamente en la sangre, evitando la inflamación. Si mantenemos la fibra, en este caso en el zumo (aunque no es lo mismo que la pieza entera, ni mucho menos) estaremos haciendo que la energía se mantenga durante más tiempo, y el páncreas pueda funcionar a su ritmo normal. Como consecuencia, estaremos evitando que una parte se convierta en grasa.

2. La pulpa ejerce un poder saciante

Pero es que, además, la pulpa añade el poder saciante deseable en los alimentos, de forma que no comamos más de lo que nuestro organismo necesita. No sentiremos la necesidad de comer enseguida, sino que nuestra digestión estará tranquila por más tiempo.

3. Ayuda en los planes de control del peso

La fibra que puede contener, por ejemplo, una naranja, está indicada en los planes de adelgazamiento, para evitar que los azúcares se conviertan exclusivamente en grasa.

4. Conservamos más vitaminas

Si continuamos con el ejemplo de la naranja, una parte de la vitamina C que contiene de forma natural se queda en la pulpa al exprimirla. Lo mismo sucede con otro buen número de frutas. Por eso, tomar también la pulpa va a hacer que nos beneficiemos de esas vitaminas y no acaben en el cubo de la basura.

5. Nos beneficiamos de sus antioxidantes casi intactos

La pulpa de las frutas tiene un alto valor nutricional, siendo una fuente indispensable de fibra, vitamina A, E y C, proteínas, azúcar natural y agua. Pero en este tipo de alimentos destaca sobre todo su capacidad antioxidante, que ralentiza el envejecimiento celular.

6. Mejora el tránsito intestinal

Cuando existen dificultades intestinales o estreñimiento, la pulpa de la fruta, con la gran cantidad de fibra que contiene, va a favorecer la evacuación de una manera más natural.

7. Ayuda a controlar el azúcar en sangre

La fibra soluble de la fruta es la responsable de que los azúcares de los alimentos entren de manera gradual en nuestro organismo, por lo que tomar la fibra de estos alimentos va a contribuir a controlar las glucemias, algo fundamental para conservar la óptima salud general del organismo. Por ello, la pulpa es una excelente aliada en la prevención de la diabetes.

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