Apenas un metro de distancia separó a Jenni Hermoso de Luis Rubiales en la primera sesión del juicio al expresidente de la RFEF por su beso no consentido a la futbolista en la final del Mundial. Un cara a cara tras casi un año y medio después de lo sucedido en Sídney que dejó un momento de tensión entre ambos.
Los dos evitaron cruzar miradas en todo momento, con el que fuese máximo responsable de la Federación mirando atentamente a su abogada durante el turno de preguntas de su defensa a Hermoso, que se quejó durante su declaración de la actitud del exdirigente.
"Es que estoy escuchando todo el tiempo...", apuntó la jugadora del Tigres, parando de hablar para dirigirse al juez José Manuel Clemente Fernández-Prieto González, haciendo referencia a un Rubiales que constantemente comentaba con su abogada el testimonio de la delantera, tal y como recoge Relevo.
El juicio siguió con normalidad justo después, sin que el magistrado llamase la atención al máximo mandatario de la Federación Española entre 2018 y 2023, tras explicarle a Hermoso que Rubiales estaba "hablando con su abogada".
La '10' de la selección española y el expresidente de la RFEF ya se habían encontrado antes, a su llegada a la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares, sin llegar a intercambiar palabras, pues Hermoso fue trasladada a otra sala a la espera del juicio.
Jenni Hermoso reafirma su versión
"Ni sentí ni vi gestualizar ningún tipo de pregunta con su boca", ha aseverado la jugadora, negando que el expresidente le pidiese permiso para besarla, y ha señalado que tampoco tuvo "capacidad de reacción" ni "posibilidad para reaccionar".
"Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y eso no debe de ocurrir en ningún ámbito laboral o social", ha subrayado, al mismo tiempo que ha dejado claro que "desde el primer momento" quiso denunciar los hechos.
La futbolista, además, ha destacado que no se sintió "respetada" y ha confesado haberse sentido "desprotegidísima" por parte de la Federación, pues ha puesto de manifiesto que ningún integrante del organismo se acercó a ella para interesarse por cómo se encontraba.