En la historia de la exploración espacial, uno de los episodios más destacados sucedió hace 65 años. El 12 de septiembre de 1959 la Unión Soviética lanzó desde el cosmódromo de Baikonur la sonda Luna 2, el primer objeto construido por la humanidad que llegó a la superficie lunar.
Luna 2 fue la segunda de una serie de naves espaciales lanzadas en dirección a la Luna. Tenía un diseño similar al primer modelo, Luna 1, siendo una nave espacial esférica con antenas salientes y partes instrumentales. El destino de esta última, sin embargo, fue distinto: su objetivo era chocar contra la superficie lunar, pero terminó siendo el primer satélite artificial del Sol.
Así, el segundo intento tenía el camino libre para ponerse la medalla de primer objeto humano en llegar a la Luna. Y lo consiguió.
Pesando 390 kilos y con un diámetro de 0,9 metros, la sonda Luna 2 fue enviada a bordo de un cohete Vostok con la misión de —esta vez sí— estrellarse en la Luna, objetivo que consiguió el 14 de septiembre de 1959 al este del Mare Serenitatis, cerca de los cráteres Aristides, Archimedes y Autolycus.
Una réplica de una misión fallida
Como decíamos, el diseño del Luna 2 seguía la estela de su predecesor, Luna 1, que aunque no logró el hito de llegar a la Luna, sí pudo aproximarse. Ambas sondas compartían una estructura esférica con antenas y partes de los instrumentos sobresaliendo.
No es de extrañar, entonces, que los instrumentos a bordo del Luna 2 también fueran parecidos a los del Luna 1: entre ellos, los mostradores de centelleo, los contadores Geiger, el magnetómetro, los detectores Cherenkov y los detectores de micrometeoritos.
La nave espacial también llevaba banderines soviéticos, pequeños pentágonos de metal con símbolos de la hoz y el martillo y una estrella y la palabra 'CCCP' cirílica grabada en ellos.
Aunque puede que la mayor curiosidad sea que la sonda iba desprovista de sistema de propulsión.
Experimento con gas de sodio
Uno de los momentos más interesantes de la misión fue su fase final, después de que Luna 2 se desprendiera de la etapa superior de su cohete. La nave espacial liberó una nube naranja brillante de gas de sodio con el objetivo de poder hacer un mejor seguimiento de su trayectoria desde la Tierra.
El gas se expandió hasta alcanzar un diámetro de 650 kilómetros y pudo ser visto desde varios observatorios en nuestro planeta.
De esta forma, no solo se pudo obtener una representación visual de la nave durante la misión, sino también experimentar, por primera vez, con las reacciones del gas de sodio al vacío y a la gravedad cero.
Horas después, las señales de radio de Luna 2 cesaron abruptamente, indicando que había impactado en la superficie lunar.
El misterioso final de Luna 2
La misión se consideró un éxito, pero todavía hoy existe un halo de misterio en torno a ella.
Unos 30 minutos después Luna 2, la tercera etapa de su cohete también impactó la superficie lunar, sin embargo, al no llevar ningún dispositivo de seguimiento, no se sabe exactamente cuál fue su destino final.
Este hito de la exploración espacial sentó las bases para futuras misiones a la Luna y otros cuerpos celestes, ya que gracias a Luna 2 se confirmó que nuestro satélite natural no tenía un campo magnético apreciable y ni cinturones de radiación.