Con la llegada del otoño y los días fríos, las naranjas llenan los supermercados de España iniciando así una nueva temporada de ingesta de frutas invernales, entre las que se encuentra también las mandarinas. Hasta donde siempre se ha sabido, la naranja es un alimento rico en agua, por lo tanto, lo convierte en toda una fruta diurética perfecta para el funcionamiento de los riñones. Pero lejos de eso, también puede llegar a causar algunos problemas renales.
Es esto lo que le hace una fruta peculiar, ya que da beneficios, por un lado, pero también los puede quitar. Por ello es importante conocer las verdaderas propiedades que aporta la naranja al organismo. Nada, por tanto, que no se puede arreglar con un consumo moderado. Entre las tantas ventajas que puede ofrecer esta fruta de rico aspecto naranja y sabor a dulce cítrico, se encuentran algunas desventajas, sobre todo, para personas que ya presentan un problema en su salud renal.
El impacto negativo de la mandarina en la enfermedad renal
Existe una dicotomía nutricional a la hora de hablar de las propiedades de las naranjas, ya que mientras, por un lado, se habla de ella como diurético natural, por otro se pide precaución por su contenido en potasio. Como se comenta, comer naranjas cada día podría tener un impacto negativo en tu salud renal, si se come en exceso.
En comparación con otras frutas, la naranja no tiene un contenido muy alto en este mineral, pero sí que hay que tenerlo en cuenta. En problemas como la insuficiencia renal, los riñones no son capaces de eliminar el exceso de potasio por lo que este pasa directamente a la sangre. Esto, según la Biblioteca Nacional de Medicina, puede provocar desde ritmos cardíacos fuera de lo normal hasta el caso más grave que sería un ataque al corazón. Lo recomendado en personas con este daño en los riñones es como límite una pieza de naranaja mediana al día, según la National Kidney Foundation.
Los beneficios de la mandarina en los riñones
Sin embargo, en las personas que no tengan contraindicaciones renales, tomar naranjas de forma moderada podría aportarle diversos beneficios gracias a su contenido en ácido cítrico. Este ácido cítrico se une al calcio en la orina, reduciendo el riesgo de que se formen cristales o piedras renales. Además, su alto contenido de agua (90%) también contribuye a mantener los riñones hidratados, por los que este órgano puede filtrar mejor aquellos desechos que el organismo no necesita y, por tanto, favorecer a un buen funcionamiento.
Las naranjas son una excelente fuente de vitamina C, fibra y antioxidantes. Estos compuestos, sobre todo los antioxidantes, también pueden tener un impacto en la salud renal. Ayudan a combatir el daño oxidativo, que es uno de los factores que contribuye al envejecimiento celular y a diversas enfermedades crónicas, incluidas las relacionadas con los riñones. Pero sin duda, los beneficios que aportan las naranjas se suele agrupar en tres puntos.
Gracias a su alto contenido de vitamina C, las naranjas son ideales para prevenir resfriados y otras infecciones comunes, por lo que fortalecen el sistema inmunológico. Además, sus antioxidantes ayudan a reducir el daño causado por los radicales libres, que pueden afectar la salud de la piel, promoviendo así una dermis sana. Y, por otra parte, la fibra presente en las naranjas favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento, lo que mejora la digestión.