El miedo al conflicto… ¿lo evito o me enfrento a él? Esto es lo que debes hacer según los expertos

Si eres de esas personas que temen y rehúyen los enfrentamientos no te preocupes, es una reacción absolutamente normal. Por regla general, a todos nos provoca incomodidad discutir con otras personas por el tema que sea, y a un gran número de personas les genera miedo, por lo que terminan repitiéndose la famosa frase huidiza de 'no merece la pena'.

Aunque la idoneidad o no de enfrentarse a estas situaciones que a nadie (o casi nadie) le gustan va a depender de múltiples factores, es cierto que aquellos grupos de población con ansiedad social son más reacios al conflicto, para evitar molestar a los demás. Sin embargo, aunque evitar la discusión va a generar cierto alivio a corto plazo, lo cierto es que a la larga puede hacer que la situación se haga 'crónica' y temamos siempre dar nuestra opinión.

Para saber por qué nos sucede esto, el miedo al conflicto, y de qué manera podríamos afrontarlo cuando nos surgen las inseguridades, hemos entrevistado al psicólogo Buenaventura del Charco, que nos proporciona las herramientas necesarias para tomar nuestras propias decisiones.

La necesidad del 'conflicto positivo'

Cuando tenemos miedo a enfrentar una discusión por el motivo que sea, por miedo a que 'se nos vaya de las manos' y no sepamos gestionarla, en casi todos los casos vamos a optar por callarnos, y no dar nuestra opinión. Esta situación, que a priori nos va a librar de pasar un mal rato, especialmente si no tenemos la habilidad de afrontar los conflictos, a medio y largo plazo puede hacer que se ese miedo se cronifique y cada vez resulte más difícil hablar y opinar de lo que consideremos oportuno.

Aprender a manejar los 'conflictos positivos', aportando nuestros puntos de vista en las reuniones sociales o en pareja, es una pieza clave de la vida adulta, si bien es cierto que deberemos sopesar en qué discusiones entramos y en cuáles no.

Y es que cuando una persona evita la más mínima confrontación, lo que está haciendo en cierta manera es traicionarse a sí misma, almacenando sus frustraciones y desencadenando con el tiempo cierta sensación de soledad y frustración. Además, si evitamos el contacto verbal por miedo al resultado de la conversación, estaremos cerrando el paso al conocimiento de otras personas y abriendo la puerta, probablemente, a lo que después será una depresión.

El conflicto, ¿necesario para establecer los límites?

Como explica el psicólogo, "el conflicto es algo que nos genera miedo e incomodidad a todos. Debido a su propia naturaleza, no es agradable, a nadie le gusta pelear. Además, sucede que socialmente es algo que está muy mal visto y denostado, probablemente de forma exagerada y rígida. Discutir se percibe como algo negativo, a pesar de que muchas veces es necesario para poner límites, defender nuestras necesidades o principios, gestionar problemas o realidades difíciles de abordar o simplemente aclarar posturas".

Antes de afrontar un conflicto debemos tener claro que "no siempre vamos a llegar al entendimiento, por lo que hay que saber dónde no debemos presionar o qué temas sacar y cuáles es mejor dejar aparcados". Y esa selección sólo va a depender de nosotros y nuestras circunstancias.

Aprender a manejar el conflicto es algo que se entrena

La tendencia general de la población adulta, más allá de ciertas patologías, es evitar el conflicto para no enfrentarnos a todas aquellas situaciones que nos generan incomodidad. En estos casos, preferimos dejarlas pasar.

Sin embargo, "hacer caso omiso a eso que nos escuece y que querríamos aclarar o exponer va a hacer que todas esas pequeñas cosas que nos duelen y que no exteriorizamos se vayan acumulando. A pesar de que en sí mismas no llegan a ser importantes, todas juntas sí pueden llegar a serlo y generar un alto impacto en su conjunto".

Cuando cedemos siempre para evitar problemas "estamos traicionando la lealtad a nosotros mismos, reduciendo cada vez más nuestro espacio de libertad. Como consecuencia, se va erosionando nuestra autoestima. Así pues, lo primero que debemos tener en cuenta es que, como en cualquier habilidad que desarrollemos, nuestra competencia en la resolución de conflictos va a depender en gran medida de la práctica".

De la misma manera que si nunca corro 20 minutos diarios, el día que ocurre algo clave y necesito correr durante una hora no voy a ser capaz; si nunca tengo pequeños conflictos con la excusa de que no son temas importantes, el día que sí debo enfrentar uno difícil no voy a tener la capacidad necesaria para abordarlo.

Si huimos permanentemente de los problemas en vez de afrontarlos, llegará un punto en el que nos sintamos inseguros de forma casi patológica, y perderemos la habilidad de dar nuestra opinión de manera tranquila y estructurada. "El miedo permanente al conflicto va a desembocar casi seguro en la falta de destreza. Como es una situación con la que no estoy familiarizado, cuando se me presente la situación voy a ser más reactivo a ella".

Consejos para enfrentar el conflicto de la mejor manera

Ventura, como conclusión, nos invita a analizar la situación: "No deberíamos poner el foco en si la discusión va a ser útil o no, porque eso va a ser incierto a priori (¡cuántas veces nos ponemos de excusa que no va a servir de nada!). Yo creo que debemos concentrarnos en pensar si estamos siendo fieles a nosotros mismos o, por el contrario, nos estamos traicionando por simple comodidad o por miedo, algo que condiciona nuestra decisión de manera irracional".

Así pues, los expertos nos proponen plantar cara y, en vez de suponer… ¡preguntar! Evitar las discusiones puede llevar consigo perjuicios para nuestra salud mental, por lo que es necesario desactivar la reacción casi instintiva de evitar el conflicto de forma crónica, para pasar a la acción y darle respuesta pausada y tranquila.

Aprender a poner límites y decir 'no' cuando corresponda será nuestra próxima misión, intentando ser lo más objetivos posible y haciendo saber a los demás cuáles son nuestras demandas, sin presuponer. En una discusión no hay un ganador. Cada parte va a defender su postura y lo mejor es que lo hagas tranquilo, sin intentar convencer al otro pero sí argumentando todo lo que consideres oportuno para liberarte. Tampoco veas una discusión como algo personal, sino como una conversación 'liberadora'.

Cuando sientas un estrés desmedido ante un conflicto, piensa en el momento presente y no te enroques en el pasado, eso te ayudará a no 'calentarte' demasiado para evitar los pensamientos negativos. Para finalizar con los consejos expertos, en vez de darle mil vueltas a los problemas, pasa a la acción y dale un enfoque asertivo. En la mayoría de los casos, cuando lo afrontas, te das cuenta de que no era tan 'grave' como lo habías imaginado.

¿Quieres recibir los mejores contenidos para cuidar tu salud y sentirte bien? Apúntate a nuestra nueva newsletter.

Zircon - This is a contributing Drupal Theme
Design by WeebPal.