Las obras de la megaciudad The Line continúan en Arabia Saudí y la primera fase de este proyecto faraónico podría estar terminada en 2030, sin embargo, esta fecha podría correr cierto peligro porque, a mediados de abril, salió a la luz que dicha construcción sufrió un recorte de presupuesto al rebajar determinadas previsiones –como los ciudadanos que habitarán la ciudad y los kilómetros prometidos del proyecto–.
A esta mala noticia se le suma la decisión de no instalar una planta desalinizadora –que prometía abastecer el 30% de las necesidades de agua previstas–, el sorprendente consumo de una quinta parte de todo el acero disponible en el mundo, y la recién decisión de reducir sus elevadas ambiciones para priorizar la construcción de nuevas edificaciones que albergarán eventos deportivos mundiales.
Según la agencia Reuters, una de las fuentes conocedoras del proyecto anuncia que, ahora, "el trabajo se centra únicamente en terminar un tramo de 2,5 kilómetros, que incluye un estadio para celebrar el partido final de la Copa Mundial de fútbol de 2034".
Por otro lado, de cara a un futuro, Neom también quiere incorporar un complejo turístico de montaña para acoger los Juegos Asiáticos de Invierno en 2029.
Neom reemplaza a su CEO, ¿se debe a los recortes de presupuesto?
El proyecto ha reemplazado a su director ejecutivo en una reorganización significativa mientras se enfrenta a varias dudas sobre la viabilidad económica de sus ambiciones, por lo tanto, la junta directiva de Neom anunció, este martes 12 de noviembre, el nombramiento de Aiman Al-Mudaifer como director general interino de la empresa tras la inesperada salida de Nadhmi Al-Nasr, quien fue puesto a cargo del proyecto en 2018.
Neom sigue frenando sus planes de construcción
"Los líderes del proyecto han estado trabajando con plazos extremadamente ajustados para entregar desarrollos masivos antes de la fecha límite de 2030", teniendo en cuenta que "varios esquemas se están retrasando o enfrentando a retrasos", afirma la fuente conocedora a Reuters.
Por otro lado, el príncipe heredero Mohammed bin Salman ha tenido que frenar algunos de sus ambiciosos planes, ya que los bajos precios del petróleo y las previsiones de demanda siguen afectando a una economía que todavía depende en gran medida de los ingresos por hidrocarburos.