Las matanzas y saqueos en Siria cuestionan una transición que generaba muchas dudas: "La guerra civil no ha acabado"

Cuando se produjo la caída relámpago del régimen de Bachar al Asad en Siria y la entrada triunfante en Damasco de Ahmed al Sharaa como nuevo líder de facto del país todo el mundo miraba con precaución lo que podía ocurrir en las siguientes semanas. Sobre todo por el pasado de Al Sharaa, antiguo líder de la facción de Al Qaeda en Siria y fundador de HTS, un grupo de tendencia yihadista denunciado por violaciones de derechos humanos. La década de guerra que parecía terminar y el derrocamiento de los Asad tras más de 50 años en el poder provocaron un éxtasis generalizado. Pero no de todo el país. Como suele ocurrir cuando termina un conflicto, la violencia entre facciones, el temor a venganzas y la frustración de aquellos que se habían beneficiado durante los años del antiguo régimen podía estallar en cualquier momento.

Esto es lo que ha ocurrido. La violencia en regiones con presencia de alauitas, una rama del islam chiita a la que pertenecían los Asad, ha dejado ya cerca de 900 civiles muertos. Aunque las cifras podrían ser mayores. Un levantamiento de partidario del antiguo mandatario sirio contra las actuales autoridades desembocó rápidamente en una represión que acabó derivando en cerca de 40 masacres en las que se ha ejecutado a familias enteras, incluidos niños. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG con sede en Londres, ha cifrado en 1.311 los muertos entre civiles, militares y milicianos proasad, en lo que han calificado como "operaciones de exterminio".

Los episodios de violencia se han concentra principalmente en la provincia de Latakia, con 519 civiles fallecidos, y en Tartus, con 220 entre alauíes y no alauíes. Además el Observatorio ha contabilizado 85 muertos en Hama y 6 en Homs. El caos generado en estos tres días que, según el Gobierno interino de Al Sharaa ya ha terminado, derivó también en saqueos en varias regiones de la costa.

"La guerra civil siria sencillamente no ha acabado", explica a 20minutos Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad San Pablo CEU. "Se impuso el relato de que al llegar Al Sharaa se había acabado el conflicto, pero cerrar en falso algo así es hacer que esto vuelva a resurgir. Las minorías estaban a la expectativa de qué es lo que iba a pasar, porque el nuevo régimen prometió que iba a protegerlas, cosa que no casaba mucho con esa imagen de yihadista. Este tipo de ataques contra las minorías lo que viene a confirmar es que la guerra no se ha cerrado", agrega.

Encontrar a los responsables

Lo principal ahora es aclarar quiénes están detrás de estas muertes. El Observatorio ha acusado a miembros de las actuales fuerzas de seguridad de estar detrás de las matanzas a civiles, aunque también se ha apuntado a miembros de otras facciones radicales e incluso a yihadistas extranjeros presentes en el país. Este mismo lunes el Observatorio ha asegurado que esto todavía no ha acabado y ha denunciado a "grupos de hombres armados afiliados al Ministerio de Defensa" de interrumpir en la ciudad de Harison, en Baniyas, para "saquear e incendiar casas y propiedades civiles".

Estos enfrentamientos con insurrectos y las masacres a civiles se han convertido la mayor crisis de las nuevas autoridades desde la caída de Al Asad. Ante las críticas a su dejación de funciones o incluso de estar detrás de los ataques, Al Sharaa ha anunciado este domingo la puesta en marcha de una comisión nacional independiente que investigará las masacres. Esta estará integrada por cuatro jueces, un general de brigada y un abogado para "identificar a los responsables". Al Sharaa ha dado orden a las agencias gubernamentales para que cooperen con el comité, para garantizar que sus tareas se completen de la mejor manera posible. El presidente interino sirio ha dado un plazo de 30 días para que presente sus conclusiones. Está por ver, según el profesor Alonso, si realmente Al Sharaa dará libertad para investigar y quiere hacer públicas las conclusiones.

El mandatario acusó en su discurso a remanentes del antiguo régimen de Al Asad y "fuerzas externas" que buscan "arrastrar" al país a una "guerra civil con el objetivo de dividirlo, destruir su unidad y estabilidad". "Todos debemos mantener la calma y ser fuertes frente a quienes intentan incitar a la discordia sectaria y a las disputas internas", recalcó Al Sharaa insistió en su discurso que exigirán cuentas "con toda firmeza y sin indulgencia" a todo aquel que haya estado involucrado en el derramamiento de sangre de civiles y "todo aquel que haya excedido los poderes del Estado o haya explotado el poder para lograr sus propios objetivos".

Según el periódico sirio Al Watan, las Fuerzas de Seguridad arrestaron este lunes a "varios autores de violaciones" a civiles que estaban involucrados en las matanzas, entre ellos a los responsables de la "ejecución de un anciano", aunque no se ha identificado a que grupos pertenecen los detenidos.

Para Álvaro de Argüelles, analista de El Orden Mundial y doctorando en Estudios Árabes, aunque todavía es pronto para aclarar quién o quiénes están detrás, "no parece que la respuesta principal a esta insurrección que ha derivado en estas matanzas haya sido liderada por HTS", que es el grupo que mejor controla el actual presidente, sino otros que también eran parte de los rebeldes contra Asad. No obstante, sí reconoce que "esto no quita que Al Sharaa no sea culpable", pero que "lo sería por no haber conseguido frenar a tiempo a esas facciones que se movilizaron para acabar con los alauitas".

Un episodio que complica el futuro de la transición siria

De Argüelles considera complicado pensar que haya sido una decisión explícita de Al Sharaa, porque esto "podría dinamitar todos sus intentos tanto de reconciliación nacional como de reapertura internacional". "Ahora convencer a los kurdos y drusos de que dejen las armas va a ser mucho más complicados, al igual que convencerles de que es buena idea permitir la entrada a las nuevas autoridades en sus respectivos territorios", afirma el analista, que añade que haber "tardado tanto en controlar la situación dañará mucho su imagen" como líder del país.

El principal objetivo que tiene el Gobierno de transición es conseguir que todas esas facciones y grupos presentes en Siria se disuelvan y se integren en una única estructura, reconfigurando incluso el Ejército y las fuerzas de seguridad para que respondan únicamente ante el Gobierno central sirio, algo que, según De Argüelles, "parece después de esto mucho más difícil de imaginar".

Aunque se podría pensar que esto debilitará también su imagen internacional y dejar en el aire el levantamiento de sanciones —el único escenario en el que Siria podría recuperarse—, para Alonso "es muy probable que no lo haga" del todo y apunta que en las últimas horas el Reino Unido ha levantado sanciones contra grupos y compañías sirias. "Entiendo que la excusa será que son grupos incontrolables, pero en el fondo lo que interesa aquí es mantener la fidelidad de esta pieza geopolítica tan importante que es Siria para que no vuelva a caer en manos del eje de la resistencia, de Rusia, etc.", añade.

Por el momento, los países se han limitado a condenar lo ocurrido y pedir una investigación. El más claro ha sido Turquía, que ha salido a respaldar a Al Sharaa. Mientras, la crisis del país sigue empeorando. Israel ha aprovechado para continuar avanzando en su ocupación del sur de Siria. Además, más de 6.000 alauitas han huido ya de sus casas en dirección al Líbano desconfiando de las intenciones del actual mandatario o su incapacidad de controlar el país. La esperanza de las primera semanas parecen desvanecerse poco a poco y las próximas decisiones de Al Sharaa serán claves para demostrar si realmente había maquillado sus intenciones con el futuro de Siria o es capaz de reconducir una transición que ha generado muchas dudas desde el primer día.

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