Una temperatura que podría aumentar hasta cuatro grados en un siglo sin visos de detenerse, que produce gran cantidad de agua en evaporación, una crecida del nivel del mar al que no se ve fin y que puede anegar zonas de costa y tragarse sus playas y, a la inversa, previsiones de escasez de agua. Junto con la presencia de cada vez más productos tóxicos y especies invasoras, esta es la situación de la costa en los países bañados por el Mediterráneo, en la que vive un tercio de su población total, que refleja un alarmante informe sobre los efectos allí del cambio climático elaborado por la organización científica Mediterranean Experts on Climate and environmental Change (MedECC) que se presenta este lunes en la Cumbre del Clima de Azerbayán.
La profesora de Física Aplicada de la Universidad de Barcelona y experta en Meteorología, Mª Carmen Llasat, es una de sus coordinadoras y explica la estrecha relación de los efectos del cambio climático sobre el Mediterráneo con episodios tan dramáticos como la DANA en Valencia del 29 de octubre y su continuación menos virulenta que afectó sobre todo a Málaga esta misma semana antes de continuar camino hacia Sicilia. Según dice, estos eventos, que antes llamábamos "gota fría" no son nuevos, pero ahora sí se aprecia que son más "intensos" y más "extensos" tanto por su duración como por el área que golpean. La relación con el calentamiento del Mediterráneo es claro. "Esta DANA, si el mar no hubiera estado tan caliente, no habría dado tanta lluvia", asegura.