El esperado cambio de hora para adaptarse al horario de invierno llega este fin de semana a España y otros países europeos. De este modo, los españoles tendrán que retrasar sus relojes una hora durante la madrugada de este sábado 26 al domingo 27 de octubre.
Al igual que en años anteriores, a las 3.00 h de este domingo serán las 2.00 h, con lo que a partir de entonces amanecerá más pronto, pero también habrá menos luz solar por la tarde, ya que anochecerá antes. Por lo tanto, este domingo durará oficialmente veinticinco horas.
Este cambio de hora supone la entrada en el horario de invierno, que se extenderá hasta el último domingo de marzo de 2025. Sus defensores lo justifican en que ayuda a potenciar el ahorro energético adaptando la jornada laboral a las horas de luz solar. Sin embargo, con la llegada del cambio horario surge siempre el debate sobre si realmente es necesario.
La codirectora de Time-Use Initiative, Ariadna Güell, se ha referido a esta costumbre de cambiar la hora como una "práctica desfasada que sigue viva gracias al mito del ahorro energético, cuando los estudios más recientes nos dicen que ese ahorro no es tal, que no hay diferencia, apenas un poco de consumo adicional al cambiar la hora" y, sin embargo, la medida trae "efectos negativos para la salud y la economía", ha dicho en declaraciones a la agencia Efe.
La costumbre "nos parece como de toda la vida" pero en realidad, recuerda, "se ha ido experimentando" con ella a lo largo del tiempo y, de hecho, la actual normativa surge de 1940 cuando, recién terminada la última guerra civil española y con los ejércitos alemanes cosechando éxitos en la Segunda Guerra Mundial, "la dictadura franquista decidió alinear nuestro horario con el de Alemania".
Y ello, "a pesar de que el horario de invierno se adapta mejor al horario geográfico nacional que el de verano" porque "nuestra hora geográfica, aquella en la que las 12 del mediodía es el momento en que el sol está más alto en el cielo", en realidad es la misma que la del Reino Unido, Portugal o Canarias.
Esto implica que durante el horario de verano, "España registra un desfase de 2 horas con respecto a su huso horario geográfico", que es especialmente destacable en Galicia, la comunidad autónoma más occidental de la península, donde "durante la estación estival, el sol no se va hasta las 11 de la noche".
Cambio automático vs manual
A la hora de atrasar los relojes, cabe tener en cuenta que en algunos dispositivos electrónicos este cambio se realiza de forma automática gracias al protocolo de red NTP (Network Time Protocol), que sincroniza los relojes de sistemas informáticos a través de una red de datos con latencia variable. Esto ocurre en aparatos como smartphones, tabletas, ordenadores o televisiones inteligentes (las conocidas como Smart TV).
Sin embargo, en aquellos otros dispositivos, como los despertadores (digitales o analógicos) que no estén conectados a internet, los relojes clásicos de muñeca o los relojes de pared, habrá que realizar el cambio de manera manual.
¿Terminará en 2026?
En 2018 se creó una comisión de expertos en España para estudiar una reforma de la hora oficial. Su función era elaborar un informe que evaluase tanto estos dos cambios horarios como la conveniencia de mantener en España la hora de Europa central (GMT+1 en invierno; GMT+2 en verano). Los expertos concluyeron entonces que "no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un consenso compartido".
El objeto de este informe iba en línea con la presentación, por parte de la Comisión Europea, de una propuesta de Directiva que eliminaba los cambios de hora estacionales que viene recogidos en la Directiva Europea del Cambio de Hora. Sin embargo, esa propuesta de supresión cayó en saco roto y todavía no se han dado pasos en firme. "Hasta que se tome una decisión definitiva, seguirá vigente el sistema actual", indican desde el Consejo Europeo.
Por lo tanto, tal y como recoge el Real Decreto 236/2002, que regula el período de la hora de verano, se seguirá cambiando el reloj dos veces al año hasta, al menos, el año 2026.
Güell, por su parte, ve "factible" una abolición del cambio de hora en España para 2026, "en caso de que la Unión Europea dé luz verde". Llegado el caso, el Gobierno deberá plantear qué horario determinar como fijo, el de verano o el de invierno, si bien según el barómetro publicado por el CIS en noviembre de 2023, el 66% de los españoles preferiría mantener el horario de verano.