El intercambio de rehenes y presos, una prueba decisiva para el alto el fuego en Gaza: "Si sale mal, puede caerse todo lo demás"

La situación entre Israel y Hamás, en plena guerra, pendió de un hilo durante todo este jueves tras el anuncio de alto el fuego tras 15 meses de guerra. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó al grupo terrorista de "cambiar las bases" del pacto —especialmente respecto a la selección de presos palestinos que debían ser excarcelados a cambio de la liberación de los rehenes— y aplazó su ratificación, entre presiones también del ala más radical de su Gobierno.

Finalmente, solventada esta arista a finales de la pasada jornada, el ejecutivo hebrero dará luz verde al acuerdo este mismo viernes pero en todo el embrollo se ha vislumbrado el punto clave de todo el proceso de alto el fuego: la liberación de rehenes por parte de Hamás, que en realidad es un intercambio, pues Tel Aviv también tendrá que 'entregar' a efectivos del grupo terrorista y otros presos históricos palestinos con crímenes de sangre detrás.

El pacto, en general, estará dividido en tres fases. La primera de ellas tendrá una duración de 42 días y en la misma se certificará el cese de hostilidades, la retirada de las tropas israelíes hacia la frontera y el intercambio de 33 rehenes por presos palestinos.

Gabriel Garroum, profesor en el área de Relaciones Internacionales de la UPF especializado en Seguridad Internacional y en Oriente Medio, explica a 20minutos que ese intercambio "es una prueba decisiva" sobre si puede funcionar o no el alto el fuego. "Si en algún momento del proceso algo sale mal, se puede caer todo lo demás", expresa sobre un 'efecto dominó' que puede afectar por ejemplo a la ayuda humanitaria o al resto de contactos que se puedan dar. "Lo que está intentando poner sobre la mesa es la liberación de 33 rehenes israelíes en esta primera fase del alto del fuego. Y de lo que se trata es que este volumen de rehenes se vaya liberando de manera paulatina", resume.

El objetivo, dice Garroum, es que "haya mecanismos de control, verificación y que todos los actores estén con un cierto control sobre la situación". En el caso palestino sí hay "cierta tensión" porque Israel, dentro del acuerdo, tiene que liberar prisioneros de Hamás: en torno a 1.000. "Israel ha establecido es que estos mil sí que han sido detenidos a posteriori del 7 de octubre, pero que no tuvieran una implicación, digamos, en el ataque desde un punto de vista militar o armado", matiza el profesor.

El proceso, en general, es delicado y hay precedentes. "La historia del conflicto entre Israel y Palestina está llena de casos de intercambio de prisioneros. De hecho, hay casos muy famosos de intercambiar un prisionero por mil, es decir, una ratio de esta magnitud", comenta un Garroum que añade el componente de que "normalmente Israel entiende que estos prisioneros o personas que hayan sido cautivas en Palestina son de alto valor estratégico". Eso vale también en una situación como el actual.

Pero esto no va solo de Israel y Palestina, sino que en el proceso "suele ser muy importante la mediación de terceros actores" debido al "altísimo nivel de desconfianza" entre las partes. "Esto sumado obviamente con la situación humanitaria sobre el terreno, tanto para prisioneros de un lado como para rehenes del otro, hace bastante necesario que haya una ayuda en este caso". En ese caso, la Cruz Roja estaría reivindicando su papel de mediación y de protección de todo el procedimiento. Asimismo, "hay cierta prisa" porque por ejemplo va a cambiar el presidente de Estados Unidos, un actor clave para la negociación del alto el fuego. "Hay un sistema internacional que está pendiente de que todo se complete y cualquier paso en falso, uso de la violencia desautorizada, puede echar al traste el acuerdo", concluye Garroum.

Hay un sistema internacional que está pendiente de que todo se complete

Por su parte, Álvaro de Argüelles, analista de El Orden Mundial, coincide en que el intercambio no será total desde el primer momento, sino que se dará en las dos primeras fases del pacto. "Las cifras se han calculado de tal forma en la que por cada varón que liberara Hamás se darían 30 palestinos y por cada mujer se liberarían 50 palestinos", sostiene, en base a lo publicado por algunos medios israelíes. En la primera fase, matiza, se prioriza por parte de Hamás la liberación de "ancianos, mujeres y por algunos rehenes que tienen nacionalidad estadounidense". En la última fase, eso sí, se entregaría ya "restos mortales", aunque ese punto "todavía no está muy detallado".

Para Argüelles, en cambio, este intercambio "no es lo más problemático" del alto el fuego. "Eso tiene más que ver con la salida o no de las tropas israelíes de la Franja de Gaza", expresa el analista; en ese punto, considera que Hamás "está manteniendo a los rehenes con vida en busca de un acuerdo mejor", pero dicho esto "no tiene sentido para Hamás mantener a los prisioneros sine die". En ese sentido, "han agotado el tiempo con la Administración Biden" y por eso se ha avanzado en el pacto, con la vuelta de Donald Trump al poder a la vuelta de la esquina.

El 7 de octubre de 2023, un ataque por parte de grupos militantes palestinos, encabezados por Hamás, desencadenó una respuesta militar por parte de Israel. En ese ataque, conocido como la Operación Al-Aqsa Storm, murieron cerca de 1.200 personas y aproximadamente 250 fueron secuestradas, lo que llevó a Israel a lanzar una ofensiva masiva contra la Franja de Gaza. Según las autoridades palestinas en Gaza, más de 46.700 palestinos han perdido la vida desde entonces debido a los bombardeos y el conflicto armado, cifra que ha sido confirmada por organizaciones como la ONU. Además, se ha generado una crisis humanitaria sin precedentes, con millones de desplazados y una grave escasez de suministros básicos en Gaza. El alto el fuego es, de verdad, la primera pausa en el conflicto... pero todo pende de un hilo.

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