La gangrena del machismo

Uno de los violadores de Gisèle Pélicot –la mujer francesa agredida sexualmente por decenas de hombres durante una década tras ser drogada por su marido– admitió ayer ante el juez que le hacía lo mismo a su esposa. La drogaba, sometía y abusaba de ella solo o en compañía. Pensar en semejante depravación paraliza y estremece. El machismo avanza peligrosamente en nuestras pseudoigualitarias sociedades occidentales. Urge acabar de raíz con los discursos y conductas que niegan, legitiman y perpetúan la violencia de género.

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