Donald Trump todavía no ha iniciado su segundo mandato y ya tiene sobre la mesa pulsiones expansionistas. Una de ellas consiste en hacerse con el control de Groenlandia, un territorio autónomo que separa Europa de América y que depende de Dinamarca. Así, Francia ha avisado al presidente electo de Estados Unidos de que no puede "amenazar las fronteras soberanas de la UE", porque aunque la isla más grande del mundo no forma parte del bloque comunitario, si es parte de un Estado miembro.
Estas palabras del ministro de Exteriores galo, Jean Noel Barrot, se suman a las de la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, quien recalcó que Groenlandia "no está en venta" y que su futuro "solo lo pueden decidir los ciudadanos" de la isla. Y es que Trump no descartó este martes recurrir a la coerción económica o militar para hacerse con el control del territorio, el cual considera "clave para la seguridad" estadounidense.
Con todo, queda la duda de qué pasaría si EEUU atacase Groenlandia con su Ejército. ¿Qué haría la UE? En principio, no podría recurrir al artículo 42.7 del Tratado, que obliga a asistir militarmente a un socio del bloque, en este caso Dinamarca, porque en realidad Groenlandia no forma parte de la Unión. Eso sí, se podría actuar con otras medidas como sanciones o aranceles, según apuntan algunos expertos consultados por 20minutos.
Desde París, por lo pronto, tienen muy claro el mensaje. "No es cuestión de que la UE permita que otras naciones del mundo, sean quienes sean, ataquen sus fronteras soberanas", expuso Barrot en una reunión con diplomáticos galos, y añadió que, aunque no creía que Estados Unidos "invadiera" Groenlandia, "hemos entrado en una era en la que está volviendo la ley del más fuerte".
Estos planes de Trump sobre la isla no son nuevos, pues ya avisó en 2019 y 2021 de que eran una opción: de hecho, Groenlandia es un punto clave para el futuro geopolítico, y ya tiene presencia no solo de la UE o de EEUU, sino también de China. El Ártico es el futuro. Groenlandia cuenta con uno de los mayores depósitos de tierras raras del mundo. Estas son imprescindibles en la producción de las baterías de coches eléctricos, ordenadores, pantallas, televisiones o teléfonos móviles. Es decir, un sector capital al fin y al cabo.
Desde hace tres años la Unión ya cuenta con una estrategia para la zona, y se basa en tres puntos. El primero es contribuir al diálogo pacífico y constructivo y a la cooperación internacional, con el fin de que el Ártico siga siendo seguro y estable, planteando cuestiones relacionadas con el Ártico en sus contactos exteriores, intensificando la cooperación regional y manteniéndose alerta frente a los nuevos retos en materia de seguridad.
Además, llama a adoptar medidas enérgicas para hacer frente al impacto ecológico, social, económico y político del cambio climático y al deterioro ambiental. "Hacer que el Ártico sea más resiliente, gracias a la legislación ambiental, la acción concertada contra el carbono negro y el deshielo del permafrost, y presionando para que el petróleo, el carbón y el gas permanezcan bajo el suelo también en las regiones árticas", dicen.
Y por último Bruselas se compromete a apoyar un desarrollo global, inclusivo y sostenible de las regiones árticas para beneficio de sus actuales habitantes y de las generaciones futuras, atendiendo especialmente a las necesidades de los pueblos autóctonos, las mujeres y los jóvenes, e invirtiendo en empleos orientados al futuro, en particular en la economía azul, tal como se recoge en la Comunicación de la Comisión Europea.