Primer gran examen de la temporada para el Barça. Tras un arranque esperanzador, en el que el equipo azulgrana va líder de LaLiga y ha ganado diez de los doce duelos que ha disputado entre todas las competiciones, el cuadro catalán afronta una semana decisiva para medir la talla del equipo en las grandes citas, con el doble enfrentamiento ante el cuadro bávaro y contra el Real Madrid el sábado.
Sobre el papel, no existe un rival más adverso que el Bayern. El balance blaugrana contra el conjunto germano es de dos triunfos, dos empates y 11 derrotas en 15 partidos y los cinco duelos más recientes se han saldado con pleno de derrotas y un marcador acumulado de 2 a 19 desfavorable al bando barcelonista, que no gana al Bayern desde 2015.
Hansi Flick, un ex del Bayern y el inquilino del banquillo de aquel 2-8 de infausto recuerdo en la Champions de 2020, está abanderando el rejuvenecido proyecto culé, que solo mantiene en nómina a dos supervivientes de aquel naufragio de Lisboa, el lesionado Marc-André Ter Stegen y un Frenkie de Jong que podría volver a ser titular tras superar su lesión.
En apenas un semestre, Flick ha impuesto en Barcelona el sello que definió a su Bayern: un equipo que defiende en campo rival, muerde para robar el balón y busca la portería durante los 90 minutos con un juego vertical en el que Robert Lewandowski, autor de 14 goles en 12 partidos oficiales, se está luciendo.
El entrenador ha afianzado un once titular estable, pero hoy la duda estará en el tercer integrante del centro del campo. Eric García, que venía actuando de mediocentro, está tocado y no se ha entrenado durante toda la semana, lo que abre la puerta de la titularidad a De Jong o Fermín, más recuperados de sus lesiones que Gavi y Dani Olmo, que estarán en el banquillo.
La cara visible de la nueva era del Bayern es su nuevo técnico, Vincent Kompany, recomendado por Pep Guardiola y que tratando de implantar los principios futbolístico que adquirió en sus años de corto en Mánchester con el exentrenador de Barça y Bayern.
Con una defensa adelantadísima, el equipo bávaro trata de encerrar a sus rivales y someterlo a través de la circulación rápida de balón. Entonces entra en juego el desborde de los Musiala –que finalmente se ha recuperadoi a tiempo–, Gnabry, Sané o el recién llegado Olise y el olfato goleador de Harry Kane.