Hace ya 15 días, una catástrofe climática asoló nuestro país. La provincia de Valencia se llevó la peor parte de una tragedia humana que, hasta ayer, ha supuesto la pérdida de 225 vidas y la existencia de 23 personas desaparecidas. Miles de personas viven con el desgarro de haber perdido a sus seres más queridos. Otras, con el dolor infinito de no saber en este momento dónde se encuentran. Por ello, quiero desde estas líneas mandar mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas mortales y un abrazo a los que todavía están esperando a saber dónde están sus desaparecidos.
Como diputado alicantino y valenciano, sé que esa herida profunda debe responderse con solidaridad y cariño, y poniéndonos al lado de los que sufren. Además, tenemos el deber de ayudar, en todo lo que sea posible, a los miles de personas y familias afectadas. Y hacerlo con la presencia y la colaboración del Estado con la Generalitat y los ayuntamientos.
Así lo trasladaré hoy durante mi intervención en el pleno del Congreso de los Diputados en la comparecencia del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática. Hoy, el Congreso debería dar ejemplo de unidad y de respaldo compartido a quienes sufren esta terrible desgracia. Ya habrá tiempo para el examen minucioso de todos los acontecimientos para esclarecer los hechos y para depurar responsabilidades. Pero ahora toca ayudar en todo lo que sea necesario, con todos los recursos posibles y el tiempo que haga falta.
En esto ha estado y está el Gobierno de España. Los dos decretos leyes que ya se encuentran en el Boletín Oficial del Estado han movilizado más de 14.300 millones de euros para crear un escudo social que ayude a las personas afectadas. Y se han desplegado 25.000 efectivos del Estado entre militares, policías nacionales, guardias civiles o personal de carreteras. A todos ellos, gracias. Y también gracias al trabajo de miles de voluntarios, de personas que trabajan en los Ayuntamientos, de los alcaldes y sus Corporaciones, a los policías locales, bomberos, a todas la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y a los miles de profesionales que están dando lo mejor de sí mismos.
Es el momento de ayudar a las familias afectadas para que puedan seguir adelante y puedan recuperar, en la medida de lo posible, sus vidas.