España enfrenta su peor temporada respecto a la Fiebre del Nilo Occidental (FNO), también conocida como virus del Nilo. En lo que llevamos de año se han registrado al menos 103 casos en humanos, de las cuales ocho han muerto a causa de la enfermedad, superando con creces el brote de 2020, último año en el que se detectó un aumento de la incidencia con 77 casos y el mismo número de fallecidos, según datos del Ministerio de Sanidad. Ante este incremento, que afecta sobre todo a Andalucía y Extremadura, las autoridades insisten en la importancia de la prevención para evitar las picaduras de mosquitos.
Y es que esta enfermedad es una zoonosis que se transmite a través de la picadura de mosquitos, en concreto los del género Culex, que se han infectado de forma previa al alimentarse de la sangre de aves portadoras del virus. Aunque el ciclo suele afectar a animales, la Fiebre del Nilo Occidental puede transmitirse a humanos y otros mamíferos (como caballos) en condiciones naturales.
En la mayoría de los casos, la infección no causa síntomas o produce síntomas leves, como fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y fatiga. Sin embargo, en personas mayores o con el sistema inmunológico debilitado, el virus puede causar complicaciones graves, como encefalitis (inflamación del cerebro) o meningitis (inflamación de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal), pudiendo ser mortales. No existe una vacuna disponible y el tratamiento se basa en el manejo de los síntomas.
Si bien en 2021 y 2022 la incidencia del virus del Nilo descendió hasta llegar a seis y cuatro casos, respectivamente, en 2023 la tendencia fue diferente con 20 contagios notificados (16 confirmados, tres probables y uno importado). La mayoría de ellos fueron en Extremadura (14), frente a las demás comunidades autónomas que se vieron afectadas: Andalucía (2), Comunidad Valenciana (1), Castilla-La Mancha (1) y Cataluña (1). De ellos, 13 presentaron clínica neurológica grave y tres fallecieron.
Andalucía y Extremadura, las únicas con incidencia
Este año, la comunidad que más casos acumula es Andalucía, con 79 personas infectadas y siete fallecidos. En este sentido, solo en la última semana se han diagnosticado once nuevos contagios del virus del Nilo, según el informe semanal que ofrece la Consejería de Salud de la Junta, publicado el 16 de septiembre.
Así, en estos momentos las provincias menos afectadas son Córdoba, con un caso confirmado en La Rambla; y Huelva, con otro en Campofrío. Continúa la lista Jaén, con cuatro personas infectadas: una en Lopera, una en Linares, una en Ibros y otra en Villanueva de la Reina.
La región andaluza que padece en mayor medida la incidencia es Sevilla, con 73 casos. En concreto, Alcalá de Guadaira, Aznalcázar, Bollullos de la Mitación, Carmona, Real de la Jara, Guillena, Tomares, Palomares del Río y Gerena tienen un caso cada municipio; Sevilla, Gelves y San Juan de Aznalfarache tienen dos; Mairena del Aljarafe y Utrera tienen tres; Los Palacios y Villafranca, seis; La Puebla del Río, ocho; y Coria del Río y Dos Hermanas, 19 en ambas localidades.
El último caso confirmado es en el municipio cordobés de La Rambla, donde una mujer se encuentra ingresada y evoluciona de manera favorable en el Hospital Reina Sofía. Además, han detectado la presencia del virus del Nilo en las capturas de mosquitos realizadas en los municipios gaditanos de Barbate, Benalup Casas Viejas, Tarifa y Vejer de la Frontera; así como en el municipio sevillano de Los Palacios y Villafranca.
Asimismo, las densidades poblacionales de hembras de especies de mosquitos potencialmente transmisores se encuentran en niveles altos en Los Palacios y Villafranca y en La Puebla del Río en el Brazo del Este (Sevilla), y en niveles medios en Villamanrique de la Condesa (Sevilla) y Benalup Casas Viejas (Cádiz). También se ha detectado presencia de este virus en cinco équidos: uno en el municipio jiennense de Arjona, otro en el municipio gaditano de Villamartín; uno en Las Navas de la Concepción, otro en Espartinas y otro en Cazalla de la Sierra, estos últimos en Sevilla.
Además de Andalucía, la otra comunidad que está registrando casos de la Fiebre del Nilo es Extremadura, que ya lleva 24 infecciones notificadas -cinco de las cuales están hospitalizadas- y un fallecido de 83 años, según ha confirmado el Servicio Extremeño de Salud, que no diferencia los brotes por municipios.
Ahora bien, seis de estos casos son asintomáticos y han sido detectados por el Banco Regional de Sangre a través de PCR positiva en suero. De esta forma, la sangre de dichos pacientes, que no han precisado atención médica, no es válida para donación.
Entre las personas que se encuentran ingresadas hay dos hombres de 66 y 74 años, que se encuentran en el Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres, uno de ellos en la UCI. Las tres personas restantes hospitalizadas son dos mujeres de 80 y 50 años, y un hombre de 90 años.
Recomendaciones
Desde que en 2004 se detectara el primer caso humano de Fiebre del Nilo Occidental en España en un paciente de Cornellá de Llobregat (Barcelona) -cuyo contagio se produjo en la provincia de Badajoz-, las autoridades han trasladado a la ciudadanía la necesidad de tomar medidas para evitar nuevos brotes. En este sentido, la prevención es la única manera de hacer frente al virus.
Entre las recomendaciones están el uso de ropa clara y que cubra la mayor parte de la piel; no salir en las horas de más actividad de los mosquitos (amanecer y atardecer); alejarse de zonas de agua estancada en los meses de riesgo (de abril a noviembre); o instalar mosquiteras en las ventanas de la casa.
También es importante mantener en buenas condiciones las piscinas, estanques o balsas; y procurar vaciar y evitar que contengan agua objetos como platos debajo de tiestos, jarras, cubos juguetes, platos de animales domésticos y neumáticos, entre otros. De igual forma, se debe tapar recipientes o contenedores con agua en el exterior, así como mantener limpios los canalones de recolección de aguas en los tejados y los desagües de los patios.
Por último, es aconsejable evitar el uso de jabones aromatizados, perfumes y aerosoles para el pelo, ya que pueden atraer insectos; y utilizar repelentes e insecticidas de uso para el público en general, siempre que estén autorizados como loción, espray o pulseras.
