El Departamento de Justicia de EEUU presentó este lunes una acusación formal en el Distito Norte de Illinois contra dos altos cargos del expresidente sirio Bachar al Asad por supuestos crímenes de guerra contra civiles, incluidos ciudadanos estadounidenses, durante el conflicto interno en la república árabe, que comenzó en 2011.
A Jamil Hassan (72 años) y a Abdul Salam Mahmoud (65), nombre de los dos exoficiales de inteligencia de la Fuerza Aérea Siria imputados, se les acusa de haber participado en una conspiración para proporcionar tratos crueles e inhumanos contra civiles arrestados en centros de detención del aeropuerto militar de Mezzeh (cerca de la capital, Damasco).
Asimismo, se han dictado órdenes de detención contra los acusados, que siguen en libertad por el momento.
"Los autores de las atrocidades del régimen de Al Asad contra ciudadanos estadounidenses y otros civiles durante la guerra civil siria deben responder por sus atroces crímenes", dijo el fiscal general de EEUU, Merrick B. Garland, en un comunicado difundido por el Departamento de Justicia estadounidense.
La acusación por parte de Estados Unidos llega el día después de que la coalición islamista insurgente Organismo de Liberación del Levante (HTS, por sus siglas en inglés) derrocara el régimen dictatorial de Al Asad este fin de semana en una ofensiva fulgurante que se ha prolongado apenas dos semanas.
"Estos oficiales de inteligencia del régimen de Al Asadd azotaron, patearon, electrocutaron y quemaron a sus víctimas; las colgaron de las muñecas durante períodos prolongados de tiempo; las amenazaron con violarlas y matarlas; y les dijeron falsamente que sus familiares habían sido asesinados", alega el Departamento de Justicia en su acusación.
Por su parte, la vicefiscal general Lisa Monaco aseguró en un comunicado hoy que aunque "el régimen de Al Asad haya caído, continúa el compromiso (de EE.UU.) para la rendición de cuentas".
El papel de los altos cargos acusados
Según la acusación, Hassan era el director de inteligencia de la Fuerza Aérea Siria y supervisaba una red de centros de detención, incluida la prisión de Mezzeh, donde civiles considerados opositores al régimen sirio eran detenidos y sometidos a un trato cruel e inhumano.
Mahmoud, por su parte, era general de brigada de inteligencia de la Fuerza Aérea Siria y dirigía las operaciones en la prisión de Mezzeh.
"Los acusados supuestamente conspiraron para crear una atmósfera de terror en Mezzeh, obligando a los detenidos a escuchar los gritos de los prisioneros torturados y a compartir celdas con los cadáveres de otros detenidos, mientras los guardias amenazaban con matar y agredir sexualmente a sus familiares", continúa la acusación.
Si son condenados, los acusados se enfrentan a una pena máxima de cadena perpetua.