Díaz anticipa una negociación difícil con sus socios para reducir la jornada: "Tiene muchos enemigos, y no me refiero a la patronal"

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales ha superado su primer escollo y el Consejo de Ministros aprobará en los próximos días el inicio de su tramitación. Pero a la medida le quedan meses de discusión por delante, y la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, tiene claro que no serán fáciles, dado que hay socios parlamentarios que son imprescindibles para sacar adelante la iniciativa que se lo van a poner difícil al Gobierno. Así al menos lo anticipó este jueves Díaz, que aseguró que la medida tiene muchos "enemigos" y llamó a los ciudadanos a manifestarse para exigir que se ponga en marcha.

Sumar celebró este jueves un acto en Gijón para defender la reducción de la jornada, el primero de una ruta que llevará a Díaz y a los ministros de la coalición por varios lugares de España para reivindicar esta medida y también para intentar marcar perfil propio y reflotar un proyecto que se encuentra tocado después de encadenar varios batacazos electorales. En este primer acto, la vicepresidenta estuvo acompañada del consejero de Vivienda del Principado de Asturias, Ovidio Zapico, líder de IU en esa comunidad. Y, durante su discurso, Díaz defendió su medida estrella como una forma de "ganar tiempo de vida".

Para la vicepresidenta, la reducción de la jornada laboral es la punta de lanza de la "contraofensiva" que, en tiempos de auge de la ultraderecha en todo el mundo, deben lanzar las formaciones progresistas. E insistió en que la medida no es "una más", y por ello tiene "tantos adversarios". "Ya vivimos un vodevil" la legislatura pasada durante la aprobación de la reforma laboral, y "puede repetirse exactamente lo mismo en el Congreso de los Diputados" cuando esta norma llegue a ser debatida en la Cámara Baja, avisó Díaz.

En esa negociación, la destinada a aprobar la reforma laboral, Díaz rechazó modificar ni una coma del texto porque este había sido pactado con los sindicatos y la patronal, a diferencia de lo que ocurre con la reducción de la jornada, que solo han apoyado en el diálogo social los representantes de los trabajadores. Tras semanas de negociación infructuosa, ERC, EH Bildu y PNV se descolgaron y terminaron votando en contra de la reforma laboral: los dos primeros argumentaron que Díaz se había negado a contemplar un encarecimiento del despido, pero Trabajo siempre ha sostenido que lo que no querían estos partidos era proporcionar un triunfo político a la vicepresidenta en su momento de máxima popularidad.

Con respecto a la reducción jornada laboral, no obstante, ERC y EH Bildu se han mostrado favorables a la medida, y Junts se perfila como el principal obstáculo para sacarla adelante, puesto que los independentistas catalanes son imprescindibles para aprobar la iniciativa si el PP vota en contra de la misma. En cualquier caso, Díaz defendió que "el Gobierno tiene fuerza" e "ideas" pese a tener que superar obstáculos como el de esta semana, cuando tuvo que aprobar por segunda vez las ayudas para el transporte público o la subida de las pensiones que derribaron Junts y el PP la semana pasada. Y aseguró que la reducción de la jornada es imprescindible porque "tenemos un país extenuado y que no puede más".

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