Menos de una semana después de la victoria electoral y a punto de asegurarse el control de las dos cámaras del Congreso, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, empieza a perfila su Gabinete. Aunque hasta este lunes solo había rumores sobre los dos grandes puestos del Ejecutivo estadounidense, este martes todo apunta a que los ocuparan dos importantes figuras del partido: el senador Marco Rubio como secretario de estado (equivalente a ministro de Exteriores) y el congresista Michael Waltz como asesor de seguridad nacional, principal puesto de confianza del presidente.
Aunque los nombramientos todavía no han sido confirmados, sí han sido corroborados por diferentes fuentes consultadas por los principales medios estadounidenses, entre ellos The New York Times, The Washington Post, CNN y Reuters, entre otros. Las posiciones que asumirían tanto Rubio como Waltz tendrán un papel destacado en una legislatura donde la política internacional, y en especial la mediación estadounidense en los conflictos en Oriente Próximo y Ucrania, tendrá una fuerte relevancia. O por lo menos así lo ha dejado caer Trump durante la campaña electoral e insistió en su triunfo electoral, donde prometió "terminar las guerras".
Con estas elecciones el magante escoge a dos figuras que han sabido adaptarse a la retorica trumpista que ha asumido el Partido Republicano pero que, a su vez, han sido críticos en algunos momentos. Lo ocurrido en el asalto al Capitolio tras acusar Trump a Biden de fraude electoral en 2020 es un buen ejemplo de ello. No obstante, tanto Waltz como Rubio han estado lo suficientemente cerca de Trump en los aspectos más relevantes de la política exterior estadounidense como para ser considerados para estos puestos. Además de la experiencia y el bagaje que ambos tienen en estos temas.
El senador, de 53 años e hijo de inmigrantes cubanos, se enfrentó es parte de la comisión de Exteriores del Senado y llegó a sonar como vicepresidente de Trump para estas elecciones. Rubio ha seguido posiciones del ala dura republicana y abogada por endurecer la presión sobre los gobiernos de Venezuela, Cuba o China. Además, será el primer secretario de estado latino de la historia de Estados Unidos.
Waltz, de 50 años y representante por Florida, empresario y exboina verde, ha sido uno de los miembros del Partido Republicano más visibles en apoyo a Trump durante la campaña. Además de liderar la coalición Veterans For Trump, el presidente electo se ha apoyado en este exmilitar para hablar sobre cuestiones de Defensa. Fue miembro de los Comités de Servicios Armados, Inteligencia y Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y cuenta con experiencia previa en la administración como asesor de los exsecretarios de Defensa Donald Rumsfeld y Robert Gates. Como boina verde luchó en Afganistán y ha sido unos de los republicanos más críticos con la retirada de las tropas del país. Waltz es considerado como un miembro de la línea dura en aspectos como China e Irán.
Posiciones en los conflictos armados y comerciales
Uno de los conflictos en el que más pendiente estará el mundo sobre cómo reaccionará la nueva Administración Trump es la invasión rusa de Ucrania. En el pasado Rubio votó contra del paquete de ayuda militar a Ucrania y ha acusado al Gobierno saliente de estar "financiando una guerra estancada". Por su parte, Waltz reconoció en un artículo que "la era del cheque en blanco del Congreso a Ucrania había terminado". Ambas son posiciones que defiende Trump, aunque ninguno de los dos ha aclarado si estaban de acuerdo con una cesión de parte del territorio ucraniano en una posible negociación con Putin.
Sobre la salida de Estados Unidos de la OTAN tanto Waltz como Rubio han coincidido con el presidente electo en pedir a los aliados europeos incrementar el gasto en Defensa, pero no en salir de la Alianza. El senador republicano defendió a principio de año las polémicas palabras de Trump sobre que animaría a Rusia a hacer lo que les diera la gana a un aliado que no cumpliera con el mínimo del 2% de gasto en Defensa diciendo que se habían malinterpretado. Además, aclaró que Estados Unidos no abandonó la OTAN durante la presidencia de Trump, dejando caer que tampoco lo haría ahora. "No habla como un político tradicional, y ya hemos pasado por esto. Uno pensaría que la gente ya se habría dado cuenta", dijo entonces.
Uno de los temas internacionales en el que más posicionados están ambos ha sido en la defensa de Israel y su actual primer ministro, Benjamín Netanyahu. Y no solo en cuento a la ofensiva sobre Gaza y Líbano, sino también en el pasado apoyando los asentamientos ilegales en la Cisjordania ocupada; algo que Trump también apoyó durante su primera legislatura. Rubio ha cuestionando incluso que sea necesario un alto el fuego en la zona, una posición que sí choca con la visión de Trump, que habría pedido ya a Netanyahu acabar cuanto antes con las acciones militares. Por su parte, Waltz ha abogado porque Israel ataque instalaciones petrolíferas de Irán; algo que la Administración Biden exigió que no se hiciera para no elevar la tensión en la región. Esta postura podría apuntar a una posición más confrontativa con Irán por parte del próximo Gobierno estadounidense.
Otro de los desafío a los que se ha referido Trump en su camino a la Presidencia es la pugna comercial con China (y otros países) para proteger su industria y sus productos, aplicando aranceles a las importaciones. Tanto el futuro secretario de estado como el asesor de seguridad nacional son contrarios a un acercamiento con China y abogan por ampliar las sanciones al gigante asiático. Medios estadounidenses califican a Rubio como una de las voces más importante en la política estadounidense sobre China. En 2020 patrocinó un proyecto de ley que trataba de impedir la importación de productos chinos fabricados con mano de obra forzada por la minoría étnica uigur de China, algo que Biden acabó convirtiendo en ley. En cuanto a Waltz, forma parte del Grupo de Trabajo sobre China de la Cámara de Representantes que aborda la posición que debe tener EEUU para competir con China. Además, en el pasado se unió a los republicanos que acusaron al Gobierno chino de estar detrás del origen de la covid.