Concierto catalán: ¡Qué sabe nadie!

Este miércoles, tras haber burlado la comparecencia en el Congreso, la vicepresidenta María Jesús Montero no tendrá más remedio que acudir al Senado para explicar, a petición del PP, en qué consiste la financiación singular para Cataluña del pacto entre PSC y ERC. Es bastante previsible que la también ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE no aclare absolutamente nada, y que la intervención derive en un cuadro cómico. Frente a la acusación de que lo pactado es un concierto y un privilegio contrario a la Constitución, Montero bien podría salirse por la tangente repitiendo el famoso estribillo musical de Qué sabe nadie. Si la mítica canción de Raphael sugiere que hay aspectos de nuestra vida y nuestro ser que son inaccesibles para los demás, e incluso para nosotros mismos, en defensa suya la 'vicetodo' podría alegar justamente "qué sabe nadie" sobre lo que es o no una financiación singular, ya que ni ella misma está segura de nada en su papel de fiel escudera de Pedro Sánchez, pues un día niega lo que al siguiente se ve obligada a defender con igual pasión e ignorancia.

Como el Gobierno ya ha anunciado que la reforma de la financiación autonómica no se abordará hasta el primer semestre de 2025, la estrategia socialista durante todo este tiempo consistirá en tirar pelotas fuera. Sus líderes y portavoces afirmarán que se cumplirá la literalidad de lo acordado con ERC, a fin de seguir dando confianza a sus socios, pero sin reconocer puertas adentro que, de cumplirse lo firmado, habría concierto y cupo. Como de ser así el resultado amenaza con perjudicar seriamente al resto de autonomías, excepto a las privilegiadas forales, conduciendo a España hacia un confederalismo de los territorios ricos (donde solo faltaría Madrid), Sánchez teme que, está vez sí, se organice algún tipo de oposición dentro del PSOE. El precio por gobernar en Cataluña no puede ser perder para siempre jamás en el resto de España. Por ello ha decidido adelantar a noviembre el congreso del partido, donde el "qué sabe nadie" será el estribillo comodín para imponer un debate plano y el cierre de filas.

Es bastante previsible que la también ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE no aclare absolutamente nada, y que la intervención derive en un cuadro cómico

De lo que nadie duda es de la astucia del gran líder en prometer a los independentistas lo que quieran a cambio de sus votos, aunque más tarde la realidad corrija sus expectativas. De la misma manera que Carles Puigdemont sigue sin ser amnistiado, porque el Tribunal Supremo ha excluido la malversación, es improbable que el cambio en la financiación autonómica pactado con ERC llegue a buen puerto. Es dudoso que lograse apoyos suficientes en el Congreso, mientras que una reinterpretación descafeinada sería rechazada por los independentistas. Pero conociendo a Sánchez, "qué sabe nadie" lo que acabará ocurriendo.

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