¿Cómo decide el cerebro qué cosas recordar y qué no? Así lo explica la ciencia

El funcionamiento del cerebro sigue siendo, a día de hoy, un gran enigma para la ciencia, especialmente en lo que se refiere a la memoria. En el campo del deterioro de las facultades mentales, las demencias, que en España afectan a unas 800.000 personas según cálculos de la Sociedad Española de Neurología, sí se han hecho avances destacables, pero el mecanismo de almacenamiento de recuerdos se resiste a ser desvelado. Un reciente estudio da nuevas pistas: el sueño tiene un rol importante.

El cerebro registra millones de vivencias a lo largo de la vida, pero no todas las personas ni las experiencias permanecen. A todas luces es inviable una capacidad de almacenamiento semejante y además, en la práctica, sucede al contrario: el grueso de lo vivido, desaparece. Un equipo científico de la Universidad de Nueva York ha descubierto qué influye fundamentalmente en este necesario reseteo diario.

¿Qué mecanismo se activa para que un recuerdo se convierta en duradero? Esta es, en términos coloquiales, la premisa científica que busca entender, por ejemplo, por qué nos olvidamos de lo que comimos ayer pero sin embargo recordamos con una exactitud pasmosa un momento vivido en nuestra infancia, incluso acompañado de sabores y/o olores. Entendiendo que el cerebro etiqueta cada experiencia, este equipo científico ha intentado averiguar qué acción neuronal se activa.

El 'etiquetado' de recuerdos es nocturno

Las poblaciones de neuronas buscan todos los elementos que almacenamos durante el día decidiendo qué archivan y qué se deriva inmediatamente al olvido. Se trata de una compleja operación en la que el equipo científico de la Universidad de Nueva York ha descubierto que se producen "ondas agudas (SPW-R)" cuya intensidad marcará el etiquetado de ese recuerdo. Al mismo tiempo, durante el sueño posterior a la experiencia, los SPW-R continúan reproduciendo aquellas pruebas que se han reactivado con más frecuencia durante el día.

En otras palabras, es por la noche, cuando el cerebro está supuestamente inactivo, cuando se producen las tareas de almacenamiento y descarte de recuerdos. El número de ondas SPW-R es crucial porque determina qué experiencias se desvanecen y cuáles perduran: a más producción de ondas, más posibilidad de que el recuerdo persista.

La importancia de esta acción nocturna ya se había desvelado en estudios anteriores, y también se conocía la existencia de las ondas indicadas que influyen en la formación de recuerdos. Lo inédito de esta nueva investigación es que se plantea que la consolidación del recuerdo pasa por una acción combinada diurna-nocturna: aquellos eventos que durante el día provocan de 5 a 20 ondas agudas, tienen más peso por la noche y por tanto se convierten en recuerdos permanentes.

Referencias

NYU (2024, 28 de marzo). Brain Mechanism Found to Determine Which Memories Last. https://nyulangone.org/news/brain-mechanism-found-determine-which-memories-last

Yang, W., Sun, C., Huszár, R., Hainmueller, T., & Buzsáki, G. (2023). Selection of experience for memory by hippocampal sharp wave ripples. bioRxiv. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10659301/

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