Álex Palou ganó su tercer título de IndyCar en cuatro años en el óvalo de Nashville, Tennessee. A pesar de que el español salía desde la 24ª posición, la consecución del campeonato prácticamente no peligró durante la carrera, todo 'gracias' a un problema con el cinturón de seguridad en el monoplaza de Will Power, su único rival, en las primeras vueltas.
El piloto australiano necesitaba ser, como mínimo, segundo en el Gran Premio de la Ciudad de la Música para optar a su tercera corona, y todo parecía ponerse de cara en la salida, cuando ganó una posición y se puso tercero, pero comenzó a caer posiciones y realizó una parada muy temprana, en el duodécimo giro, tras avisar a su equipo de que había un problema con el sistema de amarre.
Con varias vueltas perdidas tras un largo paso por boxes, el Chevrolet número '12' del equipo Penske regresó al óvalo, prácticamente sin opciones matemáticas de remontar hasta el top 2. Y no pudo ser, pues Power cruzó la línea de meta en vigésimo cuarta posición, y Palou celebró tras una carrera tranquila en la que se centró en evitar errores o imprevistos.
"Simplemente explotó", explicó el australiano tras la carrera. "Como 'pop'. No se soltó directamente, simplemente saltó. Estaba en medio de una batalla en pista y sentí que se salía, y dije como 'Ah, se ha salido, ahora tengo que entrar en boxes'".
"Luego me volvió a pasar otra vez durante la carrera, así que es un cinturón de seguridad defectuoso o un cierre defectuoso, lo que sea. Una situación bastante desafortunada, porque ni siquiera pensé en lo que pasaría si hubiese chocado contra el muro. Si se suelta por la presión de mi cuerpo, podría salir despedido del coche", subrayó Power.
