Carabela portuguesa, medusa 'huevo frito', pez araña... las especies que amenazan las costas españolas y dónde es común verlas

El Mar Menor se convirtió la semana pasada en el escenario de numerosas alertas tras el nacimiento de millones de medusas Cotylorhiza tuberculata. Más conocidas como las medusas 'huevo frito', lo cierto es que su veneno no es peligroso para nuestra salud, pero su aparición supone un problema para los miles de turistas y residentes que se acercan a las playas de Murcia cada verano para alejarse del calor.

Y, como ellas, numerosas especies de la fauna marina viven o se acercan a todas las costas españolas en época estival con el aumento de las temperaturas. Desde el Océano Atlántico al mar Mediterráneo, la realidad es que ninguna zona se salva de la presencia de distintos ejemplares y, debido al cambio climático y sus efectos derivados como la sequía, algunos tipos de animales están proliferando antes de lo que usualmente hacían o cambiando incluso sus zonas de dispersión.

'Huevo frito', medusa azul...

Una de las amenazas más comunes todos los veranos son, precisamente, las medusas. Las mencionadas 'medusas huevo frito' son un habitual de las costas de Levante, ya que viven en el Mediterráneo y se alimentan de la luz del Sol. Suelen alcanzar densidades muy elevadas durante los meses de julio y agosto, así que es habitual que en playas de la Comunidad Valenciana, Murcia, o incluso Almería y Granada, supongan un problema y aparezcan con su destacada musculatura.

Esta especie, sin embargo, no supone un problema para el baño ya que en caso de picadura su veneno no es grave para nuestro organismo. Además, esta no es la medusa que mayor presencia tiene en nuestras costas. Este lugar lo ocupa la Pelagia noctiluca, un tipo de medusa común de hasta 20 centímetros de diámetro y que es frecuente en aguas como el Mediterráneo, aunque también habita en el Atlántico.

Durante el verano es la época en la que se acerca a las playas movida por los vientos marinos que azotan las corrientes. Así, los grandes afloramientos de este tipo de animal llegan a hacer que se tenga que levantar la bandera roja en varias playas, especialmente en aguas de la costa valenciana, la catalana y en la parte sureste de Andalucía. Su picadura, además, suele provocar irritaciones y, en casos más graves, problemas respiratorios.

De la misma forma, las medusas azules han penetrado ya desde el mes de mayo en las aguas de Baleares, Cataluña y Almería. Su llegada, relacionada con las temperaturas más suaves de la primavera, puede también extenderse hasta el verano, aunque durante estos meses son más limitadas.

Aparecen en forma de grandes enjambres y su picadura tampoco supone ningún problema más allá del escozor. Asimismo, las costas españolas también se ven sacudidas por otros ejemplares, desde la medusa tipo velero o púrpura hasta la medusa aurelia.

Carabela portuguesa, un hidrozoo mortal

Frente a otros organismos que no suponen un peligro para nuestra salud, sí lo es, por ejemplo, el de la carabela portuguesa, una especie de hidrozoo muy parecido a una medusa cuyas apariciones han generado todo tipo de alertas y noticias. Con tentáculos que pueden llegar a medir incluso varios metros de longitud, son fáciles de reconocer por contar con una 'vela' en la parte superior de su cuerpo.

Su picadura puede incluso causar la muerte, aunque los expertos señalan que esto solo se produce en caso de que se entre en contacto con un ejemplar muy grande. En España, suelen llegar a través de la corriente del Golfo atlántica que las acerca a Portugal y el año pasado se dieron varios avisos en playas de Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco. Además, con los años también se han ido adentrando en el Mediterráneo debido al cambio climático. Por ello, el año pasado se dio la voz de alarma en regiones como Valencia y en numerosos puntos de la costa andaluza.

La faneca o pez araña, común en todas las costas

Otro de los usuales miembros de las playas son los peces araña, también llamados peces víbora, salvariego o faneca brava en función de la zona del país donde se ubique. Así, su presencia es común en todas las costas de España, tanto en la parte mediterránea como en la costa atlántica. Suelen habitar en zonas arenosas a 100 metros de profundidad pero en verano, precisamente, se suelen acercar más a las orillas para alimentarse de mariscos, cangrejos y peces.

Con ello, el riesgo de padecer su picadura aumenta y suele ser la causa de importantes lesiones que se producen al pisar con nuestros pies uno de estos ejemplares, que cuentan con una aleta con espinas venenosas que termina en un aguijón.

Su picadura puede provocar tras ello una inflamación o quemazón que comienza de manera instantánea nada más haber entrado en contacto con él. En los casos más graves, puede llegar a provocar vómitos, convulsiones e incluso la muerte. Por ello, para evitarlo los expertos recomiendan el uso de calzado de protección o incluso de guantes en caso de estar en suelo arenoso.

Tiburones, cada vez más avistados

Son otro de los grandes temidos. Sus avistamientos cerca de las costas españolas se suceden cada año y, sin ir más lejos, un escualo de unos dos metros se acercó hasta la orilla en la playa de Gran Canaria hace dos semanas. Como es normal, frente a otras especies cuya presencia no altera la calma de los bañistas, los avistamientos de tiburones sí suelen desatar el miedo y el cierre inmediato de aquellas playas donde se hayan divisado, como ocurrió en el caso canario.

Aunque no sea habitual verlos, lo cierto es que en las aguas de los mares y océanos que rodean la Península conviven hasta 80 especies diferentes de este animal pero, aun así, lo normal es que no se acerquen a aquellas zonas donde hay actividad humana. Por ello, lo más natural es que, de acercarse, lo hagan en las aguas del mar Cantábrico y Océano Atlántico, cuyas temperaturas son más frías y cuentan con menor presencia de bañistas.

Aun así, los avistamientos de tiburones también se están produciendo en mayor medida en zonas más cálidas como el litoral mediterráneo. Granada, por su parte, ha ido registrando con los años una mayor presencia de estos. A pesar de ello, desde que hay registros en España tan solo se han producido tres ataques de tiburón y ninguno de ellos ha sido mortal.

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