La atleta española María Pérez, oro y plata en marcha en los Juegos Olímpicos de París 2024,ha confesado que su médico y fisioterapeuta Miquel Ángel Cos ha sido su "ángel de la guarda" y una figura clave no solo para poder competir en la capital francesa, sino también para no haber tenido que despedirse del atletismo "con un clavo en la cadera".
"Miquel Ángel Cos es mi ángel de la guarda, si no, no habría estado en París porque hubiese seguido entrenando porque me decían que no tenía nada después de siete resonancias y habría sido el adiós del atletismo con un clavo en la cadera. Tampoco iba a poder tener vida normal porque ya no caminaría de la misma manera", explicó María Pérez en el Desayuno Deportivo de Europa Press este lunes.
La granadina se quedó "a centímetro y medio de tener que pasar por el quirófano" tras una dolencia que comenzó en junio de 2023 en un viaje a Madrid, cuando notó "un pinchazo" al sentarse y no se podía "mover". Por ello, se quedó en la capital para hacerse "una resonancia" donde no se vio "nada".
De este modo, siguió "marchando" en su preparación para el Mundial de Budapest de ese mes de agosto, aunque tenía "contracturas en la zona lumbar contraria". "Cuando fui al Mundial, me hicieron una ecografía y tampoco se vio nada, pero después de los 20 kilómetros, cuando me tiré al suelo, no me podía levantar y empezó el sufrimiento. El dolor, ese que había desaparecido volvió, pero de nuevo solo me afectaba la zona del bíceps femoral, que me lo rompí 4,3 centímetros", continuó diciendo.
"Yo le decía al médico que si había algo roto se quedaba entre él y yo y que si estaba roto no competía en el 35. Al final también tengo que dar las gracias a Miquel Ángel Cos y Patxi Morales (su otro fisio) que hicieron un trabajo estupendo y pude competir en el 35 teniendo unas normas por las que no podía hacer cambios bruscos ni nada durante la competición, pero todo salió bien", añadió Pérez.
La doble medallista olímpica recalcó que "con una lesión grave te das cuenta de la realidad". "Los deportistas queremos tener una vida normal, sin dolor, que cuando dejemos el deporte podamos levantarnos de la cama sin dolor y eso es lo que a mí me preocupaba porque cada vez que me levantaba de la cama tenía mucho dolor", detalló María Pérez.
El proceso de recuperación
Finalmente, en 2023 le detectaron una fractura por estrés en el sacro. "El 7 de enero me hice una resonancia y paré de manera total. Empecé a dormir con una esponja entre las piernas, decidí dormir en el sofá durante tres semanas. Tampoco podía comer mucho porque estaba mucho tiempo sentada y comía dos veces al día porque estaba antes de los Juegos Olímpicos", relató.
"Estipulamos con el grupo de trabajo, tanto de Miquel Ángel Cos como con mi fisio personal y mi entrenador, que durante todos los días, de lunes a domingo, iba media hora en coche para tratarme en la clínica del fisio, porque era como una manera de salir de mi casa. Las dos primeras semanas con muletas están bien porque es como que iba a descansar todo lo que no había descansado, pero a partir de la segunda empiezas a ponerte nerviosa, porque no sabes si vas a volver y había días que rabiaba", prosiguió María Pérez.
La marchadora decidió además no tomar "analgésicos" porque no lo había hecho cuando se había roto. "Y eso lo cambiaría porque a veces el dolor era insoportable", resaltó. "Lo que te da confianza es el apoyo psicológico de todo el equipo médico que hace que la cosa vaya positiva. El 7 de enero ya vimos que había soldado bien, en cuatro semanas y antes de lo previsto, pero dijimos de seguir haciendo bien las cosas", comentó.
Además, tenía "la filosofía" de que si finalmente llegaba a París 2024 lo hacía "más fresca que el resto" porque había competido "muchísimo menos", aunque, por el contrario, lo podía "pagar" porque llegaría a la cita "con muchos menos kilómetros que el resto". "Sí que es verdad que el apoyo médico y del oficio para mí fue lo fundamental, en la recuperación y en no perder a veces la confianza y las ganas de seguir apostando por llegar a ese objetivo", sentenció.