El auge de las 'escuelas de padres' frente al descontrol de las tecnologías: "Estaba perdiendo el vínculo con mi hijo por el móvil"

No hay ya prácticamente ningún adolescente que no posea un teléfono móvil. Un dispositivo con conexión a internet que suelen tener, de media, desde los 11 años, y que hace que entre el 30 y el 50% esté más de cinco horas diarias conectado. Minutos y minutos que pasan delante de una pantalla con acceso ilimitado a cualquier tipo de contenido, en muchos casos, sin la supervisión necesaria. Apenas tres de cada diez adolescentes aseguran que sus padres les ponen normas sobre el uso de la tecnología, y cada vez están saliendo a la luz más secuelas en estas nuevas generaciones que han crecido en un mundo todavía muy poco regulado que muta por segundos. De esa problemática han ido surgiendo las llamadas 'escuelas de padres', con talleres y cursos que forman a las familias en alfabetización digital para que tengan un mayor conocimiento de los riesgos que entraña el mundo online y así adquirir herramientas para saber cómo controlar y guiar a sus hijos en el ámbito digital.

Ambrosio Delgado, de 62 años, es uno de los padres que se apuntó a un curso organizado por Fad Juventud el pasado mes de octubre. Lo hizo al ver que se le iba de las manos la gestión del teléfono móvil en casa y que eso estaba ocasionándole más de un enfrentamiento con su hijo, un adolescente de 14 años. "Me llegó por unos amigos porque estaba preocupado. Yo tengo un problema gordo con mi hijo, porque el tema está afectando a sus estudios y las relaciones en casa se tensan muchísimo. Todas las discusiones son por el móvil... y ya no sabía como manejarlo", cuenta el manchego, que actualmente reside en Granada (Andalucía).

Consciente de que "no hay soluciones mágicas", Delgado empezó este curso con otras familias, lo que le hizo darse cuenta de que hay más personas enfrentándose a situaciones muy parecidas. "Me sirvió sobre todo porque vi que la gente había cometido los mismos errores que yo, y luego aparte fue muy útil para saber cómo puedo negociar con mi hijo desde la tranquilidad", afirma. La clave, para él, ha sido precisamente esa: tener herramientas para establecer unas reglas en casa mediante una conversación tranquila y conciliadora. "El móvil le cambia el humor y mover a otra actividad resulta muy difícil. Siempre había conflicto y yo estaba perdiendo el vínculo con mi hijo, porque se ponía violento e irascible", asegura el manchego, que insiste en que el curso le ha ayudado a saber negociar, algo que hasta entonces se le hacía cuesta arriba.

"También nos han enseñado a gestionar los tiempos de uso de los dispositivos y recuperar otras actividades en familia. Ahora, por ejemplo, salimos los domingos a comer y lo hacemos sin el móvil los tres. Nos ha funcionado bien... y en casa hemos restringido el uso entre semana", cuenta.

El curso al que ha asistido Delgado forma parte de un proyecto conjunto de Fad Juventud y Meta, bautizado como "Familias digitales: resolución positiva de conflictos tecnológicos". Son talleres presenciales de tres sesiones de dos horas cada una que ahondan en los conflictos que se generan entre padres e hijos por las pantallas. "Sabemos que uno de los motivos de discusión para casi el 50% de las familias con adolescentes es el uso de la tecnología", incide a este periódico Rocío Paños, coordinadora de Familias y Bienestar de Fad Juventud. Así, en la primera sesión inciden en el ejemplo que los propios padres dan a sus hijos en el uso de las tecnologías y en qué valores quieren transmitir en casa. En la segunda abordan el tema de las normas y los límites. "No es algo que esté escrito en piedra, cada familia tendrá que ver, pero se trata de consensuar ciertas normas, como que a partir de las nueve de la noche no haya móviles o que no se lo puedan llevar a la habitación", detalla. Y en la última sesión se centran en los videojuegos y las redes sociales.

Adicciones a edades cada vez más tempranas

Sobre este último asunto han notado un incremento de la demanda en la Escuela de Padres 'Empantallados', una iniciativa que surgió hace ocho años y que ha ido evolucionando hacia una oferta muy diversa según los temas y las edades de los hijos. Al principio, detalla su responsable, Rocío García de Léaniz, la mayoría de solicitudes eran para los cursos relacionados con el móvil, pero en los últimos años han detectado un crecimiento de la demanda de otros cursos sobre el ciberbullying y los videojuegos. "Hemos visto que lo que hace cinco años eran problemas de autoestima, compulsividad y adicción a los juegos online entre menores de 12 a 14 años, ahora se dan entre niños de 8 a 10. Es como si los problemas se hubieran adelantado a la edad", explica la orientadora familiar.

El problema, para García de Léaniz, es que los padres suelen pensar que el conflicto llega cuando dan un smartphone. "Pero no se dan cuenta de que el problema viene de antes, porque le dieron una tablet para jugar cuando tenían tres o cuatro años". De hecho, la responsable de la iniciativa relata que hace un tiempo recibieron una llamada de una guardería que les pedía ayuda porque los niños llegaban todos los días. "Hablo de bebés de uno o dos años… y preguntando a los padres, nos contaron que les ponían a dormir con la tablet en la cuna".

"El mejor control parental son los padres"

La cuestión es prevenir antes de curar. Para ello hay también una formación ofrecida por el Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas (SAAT) de la Comunidad de Madrid, de "prevención temprana", destinada a padres y madres de niños de 0 a 12 años. "Es el que más acogida ha tenido. Hay mucha preocupación de los progenitores sobre cuándo dar el primer dispositivo. Parece que hasta ahora estaba muy normalizado que el regalo de comunión fuese el móvil, pero cada vez se plantean más si es un buen regalo para su edad", cuenta el coordinador de SAAT, Pedro Coba. Lo importante, defiende, es que estos talleres les hacen reflexionar sobre el papel que desempeñan como padres a la hora de supervisar a los chavales en el uso de las tecnologías. "Las figuras adultas tienen que estar cerca del adolescente y disponibles para supervisar el contenido en el que están metidos en las redes, por ejemplo. El mejor control parental son los propios padres".

Un equipo de psicólogos, educadores sociales y trabajadores sociales fueron los encargados de elaborar estas formaciones con el fin de "acercar" su conocimiento a los padres. "Formar a los progenitores significa tener adultos más preparados que pueden servir de apoyo a sus hijos", insiste. No es más que aprender para enseñar en un contexto digital que evoluciona constantemente. "Estamos preparando un taller de videojuegos para meternos en los beneficios y riesgos y todo el tema de la seguridad, porque a veces los padres no saben muy bien en qué andan sus hijos. Antiguamente, un padre veía a su hijo en el parque y lo vigilaba de cerca. Pero en el mundo virtual no es así", añade Coba, que, sin embargo, asegura que la brecha intergeneracional es cada vez menor.

Isabel Ramis, de 41 años, decidió abordar el asunto de forma preventiva. Sus tres hijos tienen seis, cuatro y tres años, pero ella ya ha participado en los talleres de 'Empantallados'. "Cuando dicen que un hijo llega con un pan bajo el brazo es mentira. No nos enseñan muchas cosas y los retos están cambiando mucho. Luego cada uno lo concreta en casa como buenamente puede, pero como padres tenemos que hacernos responsables de los riesgos y de estar actualizados de los problemas ahora", defiende Ramis.

Un Plan de formación del Gobierno

La necesidad de concienciar y educar a las familias es un asunto en el que hicieron hincapié los 50 expertos designados por el Gobierno para elaborar un informe sobre los impactos del mundo digital en los menores de edad. El documento —del cual se extraerán ideas para la ley de protección a la infancia en el ámbito digital— subraya la importancia de que la alfabetización digital no se limite únicamente al ámbito educativo o a los propios niños y adolescentes, sino que también se traslade a los hogares y, en definitiva, a cualquier sector que interactúe con menores de edad.

Tras mencionar un informe de UNICEF que advierte del "escaso nivel de supervisión" de los padres y madres, "no del todo conscientes de su papel como modelo en el uso de las pantallas", el documento del Ministerio de Juventud e Infancia propone diseñar un Plan de formación para familias, con la suficiente dotación económica, que aborde temas como la mediación parental, la navegación segura y la supervisión adecuada a cada franja de edad; y la conveniencia de pactar normas comunes en casa; los riesgos de internet, como la pornografía, el grooming, o la difusión de material sexual.

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