Cada situación requiere que nos adaptemos a ella en muchos sentidos, en función de dónde, con quién estemos o la impresión que queramos dar, cambiamos nuestra manera de comportarnos, de hablar e incluso de vestir, mostrando una parte de nosotros mismos diferente, que no tiene por qué ser menos real que otras. En España no es raro que nos comportemos de un modo más formal en el trabajo o que nos exijan llevar determinada ropa para las ocasiones especiales.
Esto también incluye el calzado, zapatos que solo llevamos en momentos puntuales, otros que reservamos para ocasiones especiales, algunos que solo nos ponemos en citas concretas, aun sabiendo que no son los más cómodos del mundo, solo porque nos parecen la opción más bonita o la más acertada. De lo que no siempre somos conscientes es de lo mucho que estas elecciones afectan a la salud de nuestros pies, de hecho, un podólogo jamás se pondría ninguno de estos tres tipos de calzado.
Los zapatos que nunca se pondría un podólogo
Ha sido el podólogo Héctor Alonso quien ha querido compartir con sus seguidores los tres tipos de calzado que no favorecen la salud de los pies y los motivos por los que los tiene completamente tachados en su vida, calzados que, a pesar de que puedan parecer confortables en un primer momento, a la larga perjudican más que ayudar.
- Crocs. Esta breve lista está encabezada por estos conocidos zapatos, que resultan muy cómodos porque, tal y como el propio podólogo explica, parece que camináramos sobre cojines, siendo esto el problema. Son demasiado blandos e inestables y para las personas que tienen predisposición a las torceduras de tobillo pueden aumentar ese riesgo. “Te sientes bien”, explica en su cuenta de Instagram, “lo que no ves es que tus músculos, tendones y ligamentos se están fatigando más deprisa”. Además, destaca de ellos su inestabilidad.
- Chanclas. Las sandalias de dedo son las siguientes de su lista, un calzado muy habitual para ir a la playa y la piscina y que cada vez llena más calles en verano. Estas sandalias, tal y como explica Alonso, no se unen al pie, “solo aletean”, lo que hace que tengamos que agarrarlas con los dedos, favoreciendo la aparición de “dedos en garra”. Caminar con ellas tampoco es natural, porque además del detalle de los dedos, no se levanta el pie lo suficiente.
- Flexibles y sin cordones. Tendemos a buscar calzados cómodos, pero no siempre son la mejor elección para nuestros pies. Esto es lo que sucede con los zapatos flexibles y sin cordones que suelen llevar sobre todo las personas mayores o con ciertas dificultades, porque son muy sencillos de poner y de quitar. Sin embargo, los zapatos que reúnen estas dos cualidades son demasiado inestables y hacen que el pie "ruede de lado a lado". Con los zapatos con cordones el tobillo se mantiene fijo, evitando una rotación excesiva.
Problemas en los pies por un mal calzado
Un calzado poco adecuado puede llegar a causarnos problemas, sobre todo con el uso reiterado, por eso es tan importante escoger aquellos zapatos que más nos beneficien. Esto no siempre es sencillo, porque no siempre sabemos cuáles son, acudir a un especialista que pueda guiarnos para encontrarlo es una buena idea. Un mal calzado puede causarnos dolor en los pies, pero también en otras zonas del cuerpo, como la cadera, las rodillas o la espalda.
Un mal calzado puede llegar a causarnos juanetes, una de las afecciones más recurrentes, pero también puede producirnos una tendinitis plantar. Además, si el calzado no es de buena calidad y adecuado a las necesidades del usuario, puede provocar dedos en garra, tal y como avisaba el doctor Alonso, uñas encarnadas, acortamiento del tendón de Aquiles, dolores en las rodillas, edemas e hinchazón en pies y tobillos o dolores diversos en la planta del pie.
Referencias
Dolor en el pie: MedlinePlus enciclopedia médica. (s. f.). https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003183.htm